Revista Viajes

Una semana en Valdivia

Por Metronick
Una semana en Valdivia

Si bien oportunidades tuve, por muy diversos motivos no había tenido la posibilidad de viajar antes a Valdivia, hasta ahora.

Una semana en Valdivia

Bandera de Valdivia, una versión light de la imperial "Cruz de Borgoña" (que mas se parece a la Cruz de San Patricio)

Conozco suficientemente el sur de Chile, pero Valdivia venía precedida de toda una propaganda de bondades pregonada por familiares, amigos, etc, que quise corroborarla in situ. Y la oportunidad se vino a dar la semana pasada a propósito de un Congreso de Historia Medieval en la Universidad Austral de Chile (UACh) al que asistimos como ponentes con la Mayo.

Es muy distinto viajar a Valdivia en plena época estival que hacerlo en la llamada “temporada baja”, lo primero porque el verano tiene un efecto distorsionador de la vida citadina, en cambio la “baja temporada” permite tomarle el pulso real a la urbe.

Cuando uno llega a una ciudad su puerta de entrada suele ser su Rodoviario o Terminal de Buses: La verdad sea dicha es bastante feo (como consuelo no conozco uno decente en Chile salvo el de Viña del Mar), lo único agradable de ese recinto es que está – literalmente – al frente del río Calle-calle. Ya se sentía al bajar del bus el típico aire húmedo del sur de Chile (humedad que me provocó un insufrible dolor a las rodillas el primer día) pero matizado con un sutil aire salobre tan típico de la costa chilensis.

Me llamó la atención la cantidad de micros viejas que pululan por la ciudad, de esas chicas, vetustas y rancias que en Santiago dieron de baja hace ya bastante tiempo (ahí se ve como llegan las sobras a las regiones); la cantidad de colectivos y los pocos taxis.

Lo primero que me fascinó de la ciudad es el sabor del agua potable; dulcísima, exquisita, algo blanda – cuesta sacarse el jabón cuando uno se lava las manos – pero buena agua al final. Por eso no me extraña que los de la Cerveza Kuntsmann afirman que su “secreto” radica en la calidad del agua valdiviana. Doy fe.

Una semana en Valdivia

Campus Isla Teja - UACh

Un párrafo aparte se merece el alma mater de Valdivia: la Universidad Austral de Chile, en especial el Campus Isla Teja: Inserto en pleno centro de Valdivia (a la otra orilla del rio), cuenta con locomoción colectiva a la puerta, Cine Club, Banco Santander, oficina de Correos de Chile, Western Union, agencia de Buses y hasta con una agencia de viajes propia (“Campanil” en asociación con la Universidad de Concepción) entre otras cosas. El Jardín Botánico es una auténtica maravilla paisajísitica, y pensar que es el jardín interior de la Universidad (definitivamente hacer clases en la UACh debe ser el paraíso).

Valdivia sin la UACh, sería Osorno enclavado hacia la costa y con río navegable de yapa. Así de categórico.

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Laguna del Loto - Parque Saval

Otro lugar que es una auténtica belleza está en la misma Isla Teja al lado de la UACh: el Parque Saval - nombre bastante feo para un parque, parece sigla institucional -, a diferencia del Jardín Botánico aquí hay que pagar entrada; hay zonas de pic-nic con quinchos incluidos, medialuna, zona de exposiciones feriales, etc, etc. ¿lo mas destacable? La laguna de Loto la cual se encuentra acompañada de numerosas muestras escultóricas.

Una de las cosas de las cuales literalmente me “desayuné” de la visita por allá es que Valdivia está repleta de ríos subterráneos que cruzan de lado a lado la ciudad, lo que convierte a Valdivia en una auténtica “ciudad flotante” y no solo eso; de que gran parte del centro eran viejos humedales que en los inviernos mas inclementes solían inundarse según consta en un mapa del siglo XVII que está en el museo histórico.

Ergo, Valdivia nunca va poder gozar de edificios tipo rascacielos en su skyline porque simplemente pasada cierta altitud (por ende, cierto peso) van a comenzar a hundirse, máxime si hay un movimiento telúrico de por medio. Y eso sin contar con que el suelo de por allá es arcilloso

:(
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Una semana en Valdivia

Deportes Valdivia

Pasando a otro tema, no deja de ser curioso que el fútbol nunca haya prendido por estos pagos; el equipo que representa a la ciudad es Deportes Valdivia que es el ¡¡cuarto!! club que ha representado a la ciudad (antes estuvieron los fenecidos  Deportes Valdivia – llegando por descenso de 2ª División – ; Real Valdivia – duró 1 año -; Las Ánimas – sin pena ni gloria – ; y Regional Valdivia – ídem -). Ninguno de estos clubes se ha consolidado en el balompié profesional chileno,  salvo el primer  club Deportes Valdivia, quien tuvo un efimerísimo paso por la Primera División en 1989. Dicen las malas lenguas que el albirrojo de la camiseta es yeta, el punto es que son los colores valdivianos (ver bandera) así que bajo esa óptica sonaron. Y si se considera que el archirrival de Valdivia, la ciudad de Osorno, su club de fútbol ha tenido una performance MUY superior en el torneo profesional, lo de Valdivia raya en lo patético. Impresentable para una capital regional.

Me fui un poco decepcionado de Valdivia, sentí que le habían puesto mucho “color” en el relato mis conocidos, casi al borde de la estafa con publicidad. Constaté que es una ciudad chiquita bastante provinciana – lo que en sí no es malo pero si se tienen ínfulas de ser “La perla del Sur” sí que lo es – pero que le falta mucho para ser una ciudad en serio. A dejarse de huevadas, Valdivia al lado de Valparaíso es un pueblucho, los grandes atractivos turísticos de Valdivia (Corral, Niebla, Isla Mansera, Curiñanco, Los Molinos, Parque Oncol, etc) están fuera de Valdivia y no en la misma ciudad, la ciudad es muy poco referente. Ésa es a mi gusto la diferencia sustancial entre una ciudad y un pueblo. Valdivia puede explotar muchísimo mejor el turismo.

En resumen; es un lugar piola, donde todo queda cerca y de clima muy agradable a mis cánones meteorológicos, ¿Conclusión? Me muero por volver (y quedarme por allá).

Miguel Barriga (vocalista de Sexual Democracia) – “Regionalización (Valdivia Capital)

PD: Algún día me referiré a la rivalidad entre valdivianos y osorninos, da para un artículo completo.


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