Revista Sociedad

Una semanita más en el reino de la normalidad democrática.

Publicado el 16 febrero 2021 por Salva Colecha @salcofa

Supongo que tu también presentías eso de que por aquí, en el fondo, somos muy nuestros y esto de las elecciones catalanas acabaría más o menos como empezó. Al final eso de intentar marear la perdiz o intentar modelar las ideas de cada uno, por suerte, no funciona. A veces para bien y a veces para mal, cada uno tiene su realidad que defender que para eso estamos en la tierra de Buñuel o Dalí. Un lugar tan surrealista que afirma que todos los ciudadanos son iguales ante la ley pero existen unos que son mas iguales que otros. Nada, tonterías mías.

Empezamos la semana con algunos intentando hacernos comulgar con ruedas de molino y hacernos tragar aquello de que “la niña se nos hace mayor” y “La niña se nos va al cole al extranjero”. Puede que hayan conseguido revolver el gallinero pero al final me parece que muchos hemos acabando pensando que ¿Dónde está la noticia? Esta gente hace lo que le da la gana y seguirá haciéndolo mientras no nos sentemos a hablar sobre lo que se puede y no se puede hacer en esta pseudodemocracia en la que de fulmina al que se pasa de la raya con la tituladora de la tele o se encierra al que canta según que cosas. Te diré que no me han gustado nunca las canciones de Hasél pero oye, con cambiar el dial de la radio ya basta, cada cual es muy libre de cantar lo que quiera. Los tiempos del medievo y las tijeras de la censura deberían haber acabado ya. Pero bueno, está visto que no, aquí continuamos obligados a aplaudir con las orejas el que la niña se marche a Howards al cole y a callar según que cosas. Ya se lo decía mi abuelo a mi padre “no te signifiques o acabarás mal”. Nada nuevo bajo el sol.

Igual nos hace falta tatuarnos en la cara aquella frase que dicen era de Voltaire «No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo».  Si me guardas el secreto te diré que, al parecer fue Evelyn Beatrice Hall, seguro que si no hubiese sido mujer no se la habría silenciado tanto.

Y en esto que andábamos enfrascados hasta que llegó el domingo y nos dimos de bruces con la realidad – No, señores de la porra, las ideas de las masas no se modifican con el palo y la amenaza-. Votaron en Cataluña y a pesar de los pesares sólo podemos sacar unas pocas conclusiones. Si el PSC siguiese el mismo camino que Cs en las últimas elecciones con eso de no querer presentarse a la investidura (donde previsiblemente el show del día va a ser el emplumamiento del Sr Illa)  sería el siguiente en acabar en el pudridero porque, a pesar de todos, la mayoría independentista sigue viva, muy viva y seguirá así mientras no se intente el diálogo asumiendo la realidad desde todas las partes. Esa es una conclusión, la otra, mucho más peligrosa. Recuerdo cuando en los tiempos del pleistoceno algunos me decían, riéndose, que el desastre de la izquierda era la fragmentación y yo les respondía que ojalá no les pasase a ellos lo mismo porque si eso ocurría podíamos pasarlo todos muy mal. Ayer me llamó por teléfono un buen amigo, derechón hasta la médula (siempre intenté no mezclar ideologías con amistades -ya conocéis a Paco-). Me fijo que  había entendido lo que siempre decíamos sobre la atomización y hasta me pidió disculpas por las burlas de años (no las merecen, siempre han sido respetuosas).  La izquierda siempre se ha ensarzado en luchas internas pero ahora que son ellos los que se están robando la merienda los unos a los otros han descubierto que con todo esto han despertado a la bestia del fascismo. Vox, cuarta fuerza más votada en Cataluña. ¿Podrán dormir tranquilos?.


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