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Una situación de extrema inseguridad

Publicado el 04 diciembre 2011 por Carolus @n_maquiavelo
Distintas fuentes aseguran que este relato es verídico, y forma parte de un juicio por accidente de trabajo llevado a cabo en Pontevedra, España.
Una situación de extrema inseguridadExplicación de un albañil a la Compañía Aseguradora que no comprendía, debido a la naturaleza de las lesiones, cómo podía haber ocurrido el accidente  Poder Judicial de Galicia Tribunal de Primera Instancia de Pontevedra
Excelentísimos señores:
En respuesta a su pedido de informaciones adicionales, declaro:
En el ítem Nº 1, sobre mi participación en los acontecimientos, mencioné: “Tratando de ejecutar la tarea sin ayuda”, como causa de mi accidente.
Me piden en su carta que dé una declaración más detallada, por lo que espero que lo que sigue aclare de una vez por todas sus dudas.
Soy albañil desde hace diez años. En el día del accidente estaba trabajando sin ayuda, colocando ladrillos en una pared del sexto piso del edificio en construcción en esta ciudad. Finalizadas mis tareas, verifiqué que habían sobrado aproximadamente 250 kilogramos de ladrillos.
En vez de cargarlos hasta la planta baja a mano, decidí colocarlos en un barril y bajarlos con ayuda de una roldana que felizmente se hallaba fijada a una viga en el techo del sexto piso. Bajé hasta la planta baja y até con una soga, y con ayuda de la roldana lo icé hasta el sexto piso, luego de lo cual até la soga a una de las columnas del edificio.
Subí luego hasta el sexto piso y cargué los ladrillos en el barril. Volví para la planta baja, desaté la soga y la agarré con fuerza, de modo que los 250 kilogramos de ladrillos bajaran suavemente. Debo indicar que en el ítem 1 de mi declaración a la policía indiqué que mi peso corporal era de 80 kilogramos. Sorpresivamente mis pies se separaron del suelo y comencé a subir rápidamente arrastrado por la soga.
Una situación de extrema inseguridadDebido al susto que me llevé, perdí mi presencia de espíritu e irreflexivamente me aferré aún más a la soga, mientras ascendía a gran velocidad. En las proximidades del tercer piso me encontré con el barril que bajaba a una velocidad aproximada a la de mi subida y me fue imposible evitar el choque.
Creo que allí se produjo la fractura del cráneo. Continué subiendo hasta que mis dedos se engancharon dentro de la roldana, lo que provocó la detención de mi subida y también las quebraduras múltiples de los dedos y de la muñeca.
A esta altura de los acontecimientos ya había recuperado mi presencia de espíritu, y pese a los dolores continué aferrado a la cuerda. Fue en ese instante que el barril chocó contra el suelo, el fondo del mismo se partió y todos los ladrillos se desparramaron.
Sin los ladrillos, el barril pesaba aproximadamente 25 kilogramos. Debido a un principio físico simple comencé a descender rápidamente hacia la planta baja. Aproximadamente al pasar por el tercer piso, me encontré con el barril vacío que subía.
En el choque que sobrevino, estoy casi seguro se produjo la fractura de tobillos y de la nariz. Este choque felizmente disminuyó la velocidad de mi caída, de manera que cuando aterricé encima de la montaña de ladrillos, sólo me quebré tres vértebras.
Lamento sin embargo informar que cuando me encontraba caído encima de los ladrillos con dolores insoportables y sin poder moverme, y viendo encima de mí al barril, perdí nuevamente mi presencia de espíritu y solté la soga.
Debido a que el barril pesaba más que la cuerda, descendió rápidamente y cayó encima de mis piernas, quebrándome las dos tibias.
Esperando haber aclarado definitivamente las causas y desarrollo de los acontecimientos, me despido atentamente. Será justicia.

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