Revista Coaching
El pasado sábado estuve disfrutando de los fuegos artificiales en mi pueblo, Las Navas del Marqués, con motivo de las fiestas patronales. Siempre voy a verlos al mismo lugar, cerca del Castillo de Magalia. Estaba allí, pero también en “mi mundo” y, en un momento determinado, me evadí del colorido y percibí, desde la posición algo elevada en la que me encontraba, un montón de cabecitas de personas que habían regresado a su niño interior y miraban atentamente hacia el cielo, esperando ser sorprendidas por la explosión de luz y color. Sentí ternura por todos ellos y pensé… ¿Se estarán dando cuenta de que, independientemente de los cuerpos físicos, somos todos una misma conciencia? La traca final me sacó de la reflexión :-)