Mi abuelito, un hombre a quien considero un embajador de las buenas relaciones humanas, me facilitó un pequeño artículo que se nota que tiene mucho tiempo guardado por lo amarillo de sus páginas. Sin embargo, es de las cosas que tendemoso a atesorar para leerlo cada vez que sea necesario. Dicho artículo se titula ¨Una Sonrisa¨, y consideré propicio publicarlo en este momento, que nos encontramos en Navidad, la cual es una época para fortalecer nuestras relaciones con el prójimo, y un buen momento para dar y compartir sin esperar nada a cambio.
La sonrisa es poderosa y contagiosa, pues es capaz de derribar murallas, romper el hielo y una vez sale a circular por ahí se vuelve como un virus que nos obliga a todos a regalarla a todos los que nos rodean. Vamos a ver el artículo a continuación:
¨Solamente una pequeña sonrisa en tus labios:
Alegra tu corazón
Te mantiene de buen humor
Da paz a tu alma
Conserva tu salud
Embellece tu rostro
Suscita buenos pensamientos
Inspira buenas acciones
Sonríe a tí mismo...hasta darte cuenta de que tu habitual seriedad o eventual severidad ha desaparecido.
Sonríe a tí mismo...hasta dar calor a tu corazón con el sol de tu radiante rostro.
Luego...
Ve a irradiar tu sonrisa
Tu sonrisa tiene una obra que realizar por Dios
Tú eres ahora un apóstol y tu instrumento de conquista es la sonrisa. La Gracia que habita en tí hará tu sonrisa cautivadora y fecunda.
Sonríe a los rostros desolados
Sonríe a los rostros tímidos
Sonríe a los rostros tristes
Sonríe a los rostros enfermos
Sonríe a los rostros frescos y juveniles
Sonríe a los rostros viejos y arrugados
Sonríe a tu familia, a tus amigos, permíteles a todos gozar de tu rostro radiante, sonriente e inspirador
Cuenta...si quieres, el número de sonrisas que tu sonrisa ha provocado en otros en un día. Ese número te dirá cuantas veces tú has suscitado contento, alegría, satisfacción, ánimo, confianza en los corazones de otros. Estas buenas disposiciones son siempre fuente de altruismo y de buenas acciones.
Tu sonrisa...puede llevar nueva vida, esperanza y ánimo a los corazones cansados y oprimidos, tentados, desesperados.
Tu sonrisa...puede ayudar a madurar una vocación, si eres Sacerdote, Hermano o Hermana.
Tu sonrisa...puede ser el principio de conversión a la fé
Tu sonrisa...puede preparar el camino para el regreso de un pecador a Dios
Sonríe, también a Dios...Sonríe a Dios en amorosa aceptación de lo que El disponga en tu vida, y tú merecerás gozad de la faz de Cristo radiante y sonriente con especial amor para tí, por toda la eternidad.
Autor: Richard Card. Cushing, Arzobispo de Boston