Dos palabras. Un eslogan. Y una genética fundacional contundente. “Delectando fatigamur“, indica el lema eterno de Juventus. Por el sufrimiento al placer. El mandamiento resonó en cientos de jugadores y técnicos. Nada de sonrisas. Mucho trabajo. “Es un estilo típico de los turineses: me viene a la mente Vittorio Ghidela (el gran patrón de Fiat Auto en los 70 y 80), que sonreía poquísimo pero dominaba el 60% del mercado italiano y generaba beneficios inmensos”, recordó alguna vez Antonio Giraudo, ex consejero delegado de la Vieja Señora, condenado por corrupción en el fútbol italiano. Hoy, sin embargo, un futbolista se atreve a cambiar el genoma del club. Es Carlos Tevez, que vuelve a gozar con la pelota y festeja con éxtasis cada gol. “Juventus me devolvió las ganas de jugar, lo mejor para un futbolista”, confesó en una entrevista con Marca. Esa satisfacción queda retratada en su nivel. Lleva cinco goles en diez fechas del Calcio; el último, en el triunfo contra Catania 4 a 0. Los gritos en la red, con dedicatoria incluida a un barrio de Buenos Aires, encienden los focos de su sonrisa. Poco le importa el mandato del club. Tevez desafía el ADN de Juventus. De hecho, no lo frenaron aquellos tiempos violentos de Fuerte Apache, cuando escuchaba balazos en la puerta de su casa. Tevez se siente a pleno, después de los días grises en Manchester City. Está feliz. Y así lo demuestra…