Revista Infancia

Una tarde de colores

Por Pingüicas

Una tarde de colores

Ayer por la tarde aproveché la siesta de Luca para intentar sentarme a escribir para el blog. Con un hijo menos, tal vez tendría un poquito más de silencio y de tranquilidad mental para escribir.

No sirvió de nada. Los otros dos niños que quedaban despiertos estaban de ociosos e hiperactivos. No los culpo, llevamos casi cuatro meses de vacaciones. Ya a todos nos urge regresar a la rutina. Mientras tanto, me las tengo que ingeniar para mantenerlos entretenidos. Apagué la computadora y decidí mejor dedicarle tiempo a ellos. Por eso, hoy ―en lugar de escribir un post―toca un photoblog. Esto fue lo que hicimos ayer:

Inspirada otra vez por las actividades que me encuentro en Pinterest, decidí que hoy tocaba pintar rocas. Los niños se pusieron playeras viejitas, cubrí la mesa con uno de esos plásticos para pintar casas y se pusieron creativos:

Una tarde de colores

La actividad duró aproximadamente 8 minutos. Pero como ya los tenía ahí sentaditos (¡y calladitos!) decidí que tenía que alargarla de alguna manera. Entre las pinturas me encontré unas letras de madera que tenía por ahí guardadas. Esto los tuvo entretenidos un ratito más:

Una tarde de colores

¡Oh, no… ya acabaron! ¿Ahora qué?

¡Pues a pintar la mesa! (Obviamente, el plástico que cubre la mesa). Arcoíris por todos lados y enormes sonrisas en la cara:

Una tarde de colores

Ahora, quisiera decir que soy una de esas mamás relajadas que no les importa el tiradero con tal de que sus hijos aprendan y se diviertan, pero… no. No hay cosa que más me estrese que ver a Pablo sirviéndose agua de una jarra, pero ya entrados en esto, los dejé hacer sus “experimentos”:

Una tarde de colores

Y para darle el toque “educativo” a todo esto (¿por qué no?) saqué los goteros para convertirlo en un ejercicio de motricidad fina. Bueno… ellos se sentían verdaderos científicos:

Una tarde de colores

Y mientras sus hermanos se divertían haciendo cochinadas con la pintura, Luca se perdía de toda la diversión:

Una tarde de colores
Pía y Pablo finalmente acabaron de jugar. Recogimos todo el tiradero, pero para no dejar a Luca completamente fuera, le llenamos una bolsita ziploc con pintura (otra buena idea de Pinterest) para que pudiera pintar cuando se despertara, pero ya sin ensuciarse (ni ensuciar la casa):

Una tarde de colores

Y pues sí, esta vez no pude escribir un post, pero la verdad tuvimos una tarde muy entretenida con la pintura. Y finalmente, para eso son las vacaciones, ¿o no? 

Un día menos, pero… ¿cuánto falta para que empiezen las clases?


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