Ayer me fui a Castellón, para disfrutar, que ya era hora, de las jornadas de Cómic de Castellón, ComiCS_12. Tenía truco la cosa, porque resulta que tenía que presentar a Max y Manel Fontdevila. Todo un reto que tenía que superar pese a mi total pánico a eso de hablar en público.
Llegué por la mañana, cuando comenzaba la sesión de firmas en la librería Siragga. Allí comencé a encontrarme con buenos amigos. El primero, Evandro Rubert, el Hombre Orgánico, pero comenzaron a aparecer más. Rubén Fernández, el creador de Federik Freak en El Jueves, Jordi Moliner, y poco a poco, llegaron Pau Tomás, Josep Calduch, y más, que no nombro, porque no seré capaz de recordalos a todos.
En la mesa, Calo, autor castellonense de cómics que es un auténtico crack con el dibujo y sus tebeos, Max, toda una leyenda del mundo del tebeo undergroud de nuestro país; Manel Fontdevila, uno de mis humoristas gráficos preferidos y el americano Álex Robinson.
Ninguno de ellos pararon de dibujar y dedicar los libros que habían preparados para los fans y los que traían las decenas de personas que llegaron durante toda la mañana a la librería de la calle San Félix.
Después, asistimos a la presentación de la exposición de Calo, que recoge originales de su ya larga trayectoria profesional. Acompañando a la inauguración se presentó el cómic del Curso de cómics de la UJI, dirigido por Evandro y Sérgio Abad, dos profesionales como la copa de un pino.
Y tocó después el momento de catar el vino que se había etiquetado para la ocasión. Tortillita de patatas, olivitas y el vinito. Y charlas muy amenas con todos los invitados y amiguetes que estaban por allí. Por cierto, me quedé alucinado al ver a una persona en la exposición que era la viva imagen del Capitán Trace, de Farscape. No sé, igual se me fue la pinza.
De ahí, a la comida, donde nos encontramos con la gente que faltaba y además, con los tres primeros integrantes de Trash Entre Amigos, el Sr. Ausente, Raúl Minchinela y Rubén Lardín. Nacho Vigalondo todavía no había llegado y no lo hará hasta hoy domingo.
La comida fue muy agradable. Entre Sérgio Abad y Josep Calduch, y frente a Alex Robinson y su mujer, ambos encantadores y que tuvieron la consideración de hacer que me entendían cuando les hablaba en mi espantoso inglés.
Sobremesa tranquila y divertida, con anécdotas, comentarios y chascarrillos y al tajo. Max nos contó como era el mundo del cómic en aquellos años 80 en los que había mercado para casi todo. Una charla muy amena, apoyada en imágenes del autor.
Después llegó el turno de la charla con Manel Fontdevila, y he de reconocer que ha sido una de las más divertidas que he tenido nunca. Risas del público antes la anécdotas de Manel. Una horita y algo que he recogido en el podcast que encontrarás ahí abajo, y que te recomiendo ferviéntemente. Risas aseguradas.
Una jornada muy intensa, que no se repetirá hasta el próximo año. Y yo ya estoy esperándolo con ganas, qué caray.