Revista Belleza
Hace unos días tuve la oportunidad de hacer una visita al taller del diseñador español Lorenzo Caprile. Nos citaron para enseñarnos cómo es el trabajo diario en uno de los talleres de costura de los que cada vez quedan menos en España y en el mundo.
Os podéis imaginar la emoción que supone visitar un taller especializado en vestidos de novia y trajes de fiesta, ver cómo se crean a mano y desde cero obras tan maravillosas. Si queremos un vestido, en una primera toma de contacto con el equipo de Caprile, es posible escoger entre las más de 90 toiles que ya tienen hechas, y sobre las que se puede trabajar posteriormente modificando aquí y allá a gusto de la persona.
Existen toiles con muchísimas siluetas y diferentes estilos: desde los vestidos de corte sirena (que sólo sientan bien a unas cuantas chicas, todo hay que decirlo) hasta el más pomposo y lleno de volantes.
La vida de taller transcurre entre preciosas telas y agujas. En total trabajan 12 personas y nos comentaron que se sienten especialmente orgullosas cuando ven su trabajo acabado y lucido en las galas y Festivales más importantes del mundo.
Es mágico visitar un taller en donde percibes que aun a medio hacer, se están construyendo los sueños de muchas mujeres. Un vestido acabado y firmado por Caprile sienta como un guante y para muestra un botón: ¿véis ese vestido amarillo que cosen en la foto de abajo? Es el que lució unas semanas más tarde la actriz Juana Acosta en el Festival de Málaga ¡y estaba impresionante!
Tras la visita al taller disfrutamos de un café con el diseñador donde nos habló de su trayectoria y de cómo ha cambiado su genio a la hora de tratar con clientes que le piden diseños imposibles o que no van con su "esencia". El diseñador puso como ejemplo las colas desmontables en los vestidos de novia, antes no le gustaba hacerlas, ahora, prefiere razonar con las clientas si es la mejor opción y si es lo que mejor sienta. Lo mismo ocurre cuando alguien ve una foto en una revista y se empeña en un vestido con una silueta poco favorecedora, "como el de la foto", al final, ¡acaban dándose cuenta que no todo queda como en las revistas!
Y por fin, nos pudimos hacer una fotito de grupo.