Hoy os
voy a contar una pequeña historia que nos ha ocurrido con mi hijo de cinco años
y sus clases de natación. ¡Madre
mía, si da de sí esto de los hijos!
Hace
dos semanas, como cada miércoles acompañamos a nuestros hijos a natación. Cómo
ese día había poca gente aprovecharon y
en lugar de nadar la distancia de media piscina, cómo hacen habitualmente,
recorrían la piscina entera. Con tan mala suerte, que por la noche, el pequeño,
se quejaba de una leve contractura en la pierna derecha, le di un masaje y se
durmió plácidamente, sin mayor complicación. A la semana siguiente no fuimos a
natación, porque hacía un frío de perros y nos dimos el lujo de descansar en
casa.
¿Qué ha
sucedido este miércoles? Pues que Pedrito, me decía que nadara mi tía la del
pueblo, cogió un berrinche de los gordos, entre mocos y sollozos logré ponerle
el bañador, intentando animarle para que probara de nuevo, prometiéndole que esta
vez no le dolería la pierna, mil un sobornos y chantajes... Me acerqué a hablar
con el profesor, con mi pesar de padre y contarle la situación. El profesor intentó razonar con Pedrito que se
escondía entre mis piernas, lo cogió de la mano, se aproximaron al borde del
agua mientras lo intentaba convencer, pero Pedrito no entraba en razón. Lo cogió
en vilo y arrojó al agua y Pedrito, como no tenía otra, salió nadando.
Cómo
padre se me encogió el corazón, pero también como padre sé que fue lo mejor
para él... ya os contaré cómo va la semana que viene, de momento salió "medio
contento del agua", según sus palabras, así que con su mente matemática,
me propuso: "Ir a natación un miércoles sí y otro no".
Cuándo somos niños tenemos a padres y profesores,
que si son buenos, nos tienen que retar, nos tienen que animar a poner a prueba
nuestras capacidades, si no, se oxidan. Cuando somos adolescentes, tenemos
nuestro grupo de iguales, la chica que nos gusta, nuestros amigos, nos empujan
a hacer algunas "locuras" y cuando somos adultos nuestro trabajo, nuestros jefes,
nuestros clientes, nuestros hijos, nos
"obligan" a superarnos.
-¿Qué
nos sucede cuando no tenemos a nadie que nos arroje en medio de la piscina?
-La
respuesta es fácil: -Tienes que ser tú
quien lo haga, sed valientes. Sí, pero siempre con flotador.
Una
semana más, muchas gracias por vuestra atención, cualquier comentario será bien
recibido, aquí en el blog o conectad conmigo en las redes.
El enigma de la foto.
Este es un juego que os propongo cada semana, cada artículo tiene una foto y os
pido una interpretación, (a responder durante la semana) la que se os
ocurra, nada está bien o mal, nada es incorrecto, a la semana siguiente os
cuento por qué razón la he puesto en el artículo, esta es la foto de la semana
anterior: ¿Te
sientes orgulloso de tu búsqueda de empleo?
En la fotografía vemos una
hermosa coliflor, un icono del pensamiento sistémico, es uno de los fractales
más evidentes y bellos de la naturaleza. Un fractal tiene la peculiaridad de
ser una construcción que es creada por una estructura muy simple, que se va
repitiendo y creciendo, cada uno de los grumitos más pequeños tiene la misma
estructura que la coliflor entera.
En el artículo realizamos una
reestructuración cognitiva, para poner en valor la búsqueda de empleo. - ¿Cómo
lo hacemos? Cambiando nuestro punto de vista, pasando de un punto microscópico;
encontrar un trabajo, a un punto de vista macroscópico; contextualizando las
tareas de búsqueda dentro de la gestión de carrera a lo largo de toda la vida
profesional. Igual que para comprender estructura de la coliflor, tenemos que
cambiar el punto de vista micro-macro.
¿Qué os sugiere la
foto de esta semana? Un paso de cebra.