Revista Comunicación

Una tarjeta Multi desastre

Publicado el 25 enero 2018 por Felipe @azulmanchego

Una tarjeta Multi desastre

Foto: crtm.es

PUES NO PARECE que esté dando muy buen resultado el invento de la tarjeta de transporte Multi. Las quejas entre los usuarios de Metro y EMT debido, entre otras cosas, a los fallos técnicos no han parado de crecer y parece evidente que el sistema necesita mejoras de forma urgente. De momento, el sistema se ha estrellado por sus defectos y desventajas.

La imposibilidad de recuperar los trayectos adquiridos y no utilizados, o que en función de la ruta elegida sea necesario adquirir dos o más tarjetas,  o que esté excluido el servicio ferroviario de Cercanías, o que no se permita acumular suplementos para el billete de Metro al aeropuerto para usar cuando quieras, o los múltiples fallos de funcionamiento… Todas estas, y otras, limitaciones no están haciendo muy popular que digamos este supuesto monedero virtual.El cambio tecnológico no acaba de cuajar y no es de extrañar que haya prendido como la pólvora la recogida de firmas en change.org para reclamar al Consorcio Regional de Transportes (CRTM) «unaTarjeta Multi única, integrada y retornable», que tampoco es mucho pedir.Pero no acaban ahí los problemas. La cosa ha llegado a tal extremo que menos de un mes después de que se diera por finiquitado el uso de los billetes convencionales de papel con banda magnética, Metro no ha tenido más remedio que recuperarlos en el aeropuerto. No les ha quedado otra para evitar las interminables colas de sufridos viajeros, en ocasiones de más de media hora, para conseguir entrar al suburbano. Eso, o la venta de justificantes a mano y en papel con un coste de cinco euros —el importe del billete sencillo más el suplemento del aeropuerto—. A este paso, el Consorcio necesitará muchos parches como este para suplir tanta improvisación.La otra opción es la distribución por parte de los supervisores de tarjetas “precargadas” para que los usuarios de Barajas se vayan “familiarizando” con el nuevo soporte —si es que esto es posible para los viajeros ocasionales que no quieren complicaciones sino un sistema más fácil e intuitivo— y eviten las aglomeraciones. Las colas y el caos que se estaba organizando no dice mucho de la buena imagen de Madrid.La experiencia no está resultado satisfactoria, por decirlo con suavidad, ya que son muchos los usuarios que prefieren hablar directamente de “chapuza”. Ni que decir tiene que  en muchas ciudades españolas el sistema funciona con unas prestaciones sencillamente envidiables.

O el Consorcio y la Consejería que dirige Rosalía Gonzalo se ponen las pilas y arreglan este desaguisado, o el rechazo irá en aumento y los usuarios acabarán perdiendo su confianza en el transporte público. Los numerosos fallos detectados demuestran que el sistema no estaba preparado para prestar el servicio puntero que necesita y merece Madrid. ¡Tanto tiempo esperando para esto!

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