¡¡Hola cronisteras y cronisteros!! Antes de empezar debo advertir que esta entrada tiene una primera o segunda parte, depende del orden en el que las leas, por ello, que no te resulte raro si en el comienzo de ésta y la otra me repito. Dicho esto, os pongo en situación: el pasado martes 24 tuve una tarde atareada y con cierta carga de responsabilidad ya que tenía que cumplir dos misiones: 1) la que os cuento a continuación y 2) cubrir la presentación de Cicatriz de Juan Gómez Jurado. ¡¡Vamos a por ésta!!
Tarde fría de otoño, camino por Sol y recibo un mensaje: «te esperamos en X terraza», el remitente nada más y nada menos que Jorge Maganao (sí, el mismo, el escritor de la ¿tetralogía? de Jaime Azcárate, Fabuland, El chico que no miraba a los ojos y Museum y el primer ganador del "Concurso de Autores Indie de Amazon"). Pero... ¿qué ha ocurrido? ¿qué ha desencadenado el que tenga lugar esta cita, quedada o como lo queráis llamar? Pues bien, para ello hay que rebobinar, volver en el tiempo a, hace justo, un mes, el 24 de octubre, día en que se celebró el Primer Encuentro de Autores Independientes de Amazon, donde nos recibieron con una bolsita de regalo que incluía un bolígrafo, una libreta y una taza.
Durante este encuentro, Jorge Magano dio una clase magistral (o master class, que diría él) sobre "Cómo crear una novela en tres pasos", la cual fue de lo más entretenida y amena. No es mi intención detenerme mucho en ella, porque no es el fin de esta entrada (aunque daría para hablar en otra), pero en ella dio las claves y los pasos a seguir (más de tres) para crear una novela y el primero de ellos consistía, como no, en tener la idea. Para ello, aconsejaba elegir dos términos lo más antagónicos posibles con el fin de poder crear conflicto, tensión, y puso el siguiente ejemplo: si tenemos un pollito amarillo no pasa nada, no hay conflicto, todos son amarillos; sin embargo, si tenemos un pollito verde o fucsia ¡tenemos un dramón! porque... ¿qué se le pasa a un pollito verde por la cabeza? ¿qué siente al ver que es distinto que los demás? (el porqué cuento este paso y no el resto lo entenderéis después). Bueno, el caso es que, mientras Jorge daba la clase, le robaron la bolsa de regalo con el boli, la libreta y la taza incluidos, y es aquí donde empezó el dramón del robo de la taza de Jorge Magano.
Si seguís a Jorge Magano a través de su blog o de sus redes sociales veríais que su reacción, su cabreo, su desesperación y su tristeza no se hicieron esperar. El propio día 24 ya dejó constancia del robo en Twitter:
Pocos días después lo hizo en la siguiente entrada de su blog: "Cómo me robaron mi taza de Amazon Academy y el porqué de la autoedición" y así ha seguido hasta el pasado martes, tanto en Twitter como en Facebook y, además, a través del canal de Youtube "Vísperas de Ná", de su amigo Gonzalo, que para solidarizarse con él y poder encontrar la dichosa taza grabó este vídeo:
Al que Jorge Magano respondió con este otro:
Ante tanta insistencia y tanto sufrimiento, una amiga (mía) y yo no pudimos más que compadecernos del pobre Jorge, nos sentíamos un poco culpables, le habían robado la taza mientras nosotras aprendíamos un montón y nos lo pasábamos genial en su clase magistral. Por ello, decidimos actuar: nosotras no teníamos su taza, no fuimos las ladronas, le podríamos haber regalado una de las nuestras de Amazon Academy, pero, ¡leñe!, eran nuestras, solución... ¡¡podíamos regalarle otra taza!! Una taza que le hiciera olvidar la anterior, pero que, a la vez, le recordara de dónde había venido, así que decidimos crear un diseño y personalizársela. Por suerte, no nos costó mucho pensar en el diseño: tendría el hasthag que creó Gonzalo en su vídeo "#TodosPorLaTazaDeJorge", el pollito verde del que había hablado en su clase magistral para representar el drama (aquí la razón por la que me paré en este punto antes) y una frase inspiradora "Sobreviví al robo de Amazon Academy", por un lado y, por otro lado, la frase incluida en la taza de Amazon, pero modificada "Jorge Magano tiene una nueva historia que contar"; tampoco nos costó encontrar lugar donde nos la hicieran... ¡¡Y aquí, la taza y el final feliz!!
Como habréis visto en el vídeo, la cara de Jorge Magano al ver la taza no tiene desperdicio, ni precio. Siempre que regalas algo lo haces con la ilusión y la intención de que al destinatario le guste, y así sucedió, por lo que no podemos estar las dos más contentas. ¡¡Misión cumplida!!