De esa realidad surge una gran interrogante, cómo podemos hacer para controlar o dominar ese miedo que nos impide comunicarnos en un escenario o espacio con público. La literatura común nos habla de recomendaciones esotéricas o astrales, pero la verdad es que la solución para dominar el miedo escénico es mucho menos mágica y más racional. Yo afirmó en mis conferencias que la mejor manera de controlar el miedo escénico es la
disciplina. Sí, disciplina: en un primer momento para estudiar el origen del miedo escénico, en una segunda etapa para aprender a respirar y en una última, pero no menos importante, para realizar prácticas de técnicas de introducción, desarrollo o cierre.En un artículo anterior, refiero mi experiencia sobre la importancia que tuvo el estudiar el origen del miedo escénico, consúltalo y danos tus sugerencias. Ahora deseo enfocarme en la otra acción que me ha beneficiado para hablar en público con calidad y con dominio: La respiración.Todos respiramos, pero no todos sabemos hacerlo. Podemos partir de una definición de respiración diciendo que es una función imprescindible que se realiza sin voluntad consciente, allí radica el hecho que no le demos la importancia que se merece, porque una respiración correcta garantiza una buena oxigenación de las células, que favorece los procesos metabólicos y por su efecto relajante, ayuda a superar situaciones de estrés, amplía la claridad mental, favorece la concentración, ayuda a recuperar la memoria, por otro lado, elairecontiene moléculas con diferentes cargas electromagnéticas y una adecuada respiración neutraliza los protones, elementos capaces de incrementar hormonas que originan hiperactividad y depresión. Lo antes expuesto nos permite afirmar que el estado emocional va unido a la respiración. Cuando nos embarga una emoción intensa nuestra respiración se ve afectada, pero de la misma manera, nosotros podemos cambiar nuestras emociones cambiando nuestra respiración.Es por ello, que debemos aprender a respirar, y mejor aún debemos hacerlo con el diafragma. Podemos aprender con un ejercicio sencillo, consiste en estar de pie e inhalar el aire por la nariz durante 6 segundos, llevándolo a la parte baja del abdomen (sabrás si el aire está en el lugar correcto porque tu abdomen debe verse más pronunciado), retienes durante 3 segundos y lo expulsas de manera lenta durante 6 segundos. Lo ideal es no hacerlo más de 3 veces. Es un ejercicio que puedes hacer de manera diaria, pero al tener una presentación lo recomendable es hacerlo diez minutos antes de iniciar, con ello combatirás la pérdida de memoria y favorecerás tu concentración.