Supongo que la mayoría tendremos que pasar una temporada en el purgatorio , si es que existe , pero la que tendrá que pasar Johny Fuselli seguro que será bastante larga. Si, este es el colofón de una buena novela, novela de ricos, muy ricos, gente que la mayoría ni conocemos, ni falta que nos hace, que manejan negocios turbios , o mejor sucios e ilegales pero dado su poder y capacidad de influencia y control, manejan impunemente. El problema común de estos ricos de mal pelaje , en este caso los Bradly, es el vacío que le hacen “los ricos de toda la vida”, no les dan cuartelillo y aunque compartan los mismos clubs, debido a aportaciones dinerarias de los advenedizos, nunca los invitaran a su mesa . En todo caso, estos mafiosos no tiene problema para comprar, amenazar, influir o convencer a la mayoría de la sociedad y mucho más en este caso en que se ven envueltos en el asesinato de una chica de quince años. Nada nuevo que no veamos a diario en nuestro entorno. La historia, nos la cuenta Harrison Burns un escritor que durante su juventud ha estado muy cerca de la familia Bradly, pasando desde una atracción y admiración fortísima por Constant, gran protagonista y futuro líder del clan, hasta una posterior relación con Kitt, guapa y lista pero incapaz de soltarse de las “obligaciones” familiares lo que la lleva a un matrimonio de conveniencia y como consecuencia a un alcoholismo crónico . Merece la pena leerla, es una muy buena novela.
Remitido por Pucho Méndez.