Revista Cultura y Ocio

Una temporada en el purgatorio. Dominick Dunne

Publicado el 30 marzo 2019 por Juancarlos53
[Claire hablando con Harry] “el viejo me envió un abrigo de visón. Para comprar mi silencio, supongo.
—¿De Revillon Frères?
—¿Cómo diantres puedes saber eso, Harrison?
—¿Lo guardaste? —preguntó él.
—Claro que lo guardé, pero nunca escribí una nota de agradecimiento.”
(pág. 176)

Mi primera impresión sobre este libro tras su lectura es de total satisfacción. La novela me ha resultado muy entretenida y me ha parecido interesante por varias razones:
  • La primera por el universo que el autor crea alrededor de ese líder, ese gran hombre con riqueza de oscuros orígenes que es Gerald Bradley. La numerosa familia que ha creado junto a su esposa Grace Malloy está formada por toda una serie de diferentes caracteres caminando todos en una misma dirección, la marcada por él, el patriarca, que no es otra que el triunfo socioeconómico y el poder; de ahí el imparable deseo de que sus hijos varones medren en la política y que sus hijas casen con excelentes partidos en lo social y en lo económico.Una temporada en el purgatorio. Dominick Dunne
  • La segunda causa que explica mi satisfacción se debe a que es una obra de muchos personajes, cada uno con individualidad propia. Distingo en ellos dos claros grupos, al estilo de la serie inglesa "Upstairs, Downstairs" ('Arriba y abajo' en España), es decir, el mundo de los señores (los Bradley y sus vecinos: los Somerset, los Utley...) y el de los criados que trabajan en las enormes propiedades que para hacerse notar, como si de Jay Gatsby se tratase, se ha hecho construir Gerald Bradley (la cocinera Bridey, las chicas del servicio como Rosleen, Colleen o Debbie siempre controladas por la señora de la casa, Grace Bradley, y también aunque en una zona más cercana a los negocios del Sr. Bradley situaría a Charlie, el chófer; a Johnny Faselli, el encargado de la parte oscura de los negocios familiares; a Sims Lord, el abogado; etc.) Y en medio de estos dos claros estamentos encontramos al narrador de la 1ª y 3ª partes del relato, Harrison Burns, así como a la familia pobre de los Bradley por parte de Grace Molloy (Sis y Fatty, sus primos).
  • El tercer motivo tiene mucho que ver con la mezcla muy bien trabada que el escritor realiza entre realidad y ficción. En concreto la historia surge del conocimiento que a oídos del autor llegó en 1991 sobre el crimen sin resolver de una joven de 15 años en 1975. Las sospechas recayeron en un vecino de la fallecida, primo de los Kennedy, que la noche anterior había estado públicamente ligando con ella. A este hecho vino a sumarse la propia experiencia personal sufrida por Dunne del asesinato en 1982 de una hija suya, Dominique Dunne, a manos del exnovio de ésta  quien sólo cumplió por ello una condena de dos años y medio de prisión. Se da la circunstancia, además, de que Dominique Dunne había sido la protagonista de la película de Steven Spielberg "Poltergeist". A raíz de la muerte de su hija el escritor decidió investigar el crimen sin resolver de 1975 y logró que se reabriera el caso. En el fondo, es lo que sucede, con otros nombres y de manera ficcionalizada, en la novela leída
El novelista realiza en esta novela una perfecta y bien dosificada mezcla de todos estos ingredientes que desemboca en la construcción de un best seller de calidad. Advierto que la expresión 'best seller' no tiene por qué demonizar una narración. Hay best sellers buenos, malos y regulares. En mi opinión éste de Dominick Dunne está entre los primeros al jugar hábilmente con recursos atractivos tanto para lectores exigentes como para otros no tan severos.
La novela presenta, como ya he dicho, un inmenso universo de personajes. Además de los personajes citados al inicio de esta reseña están los hijos de la pareja formada por Gerald y Grace: Jerry. Maureen, Agnes, Mary Pat, Desmont, Kitt y especialmente Constant, que es quien junto a Harrison Burns soporta la trama principal que se desarrolla en el relato. Todos los personajes aparecen perfectamente caracterizados. Pese a sus diferencias hay entre ellos un factor de unión indeleble: la Familia. Cual si de un grupo mafioso se tratase (la verdad es que tampoco está muy lejos de serlo) hay un sentido de pertenencia al grupo que ninguno traicionará jamás. A esta lealtad vienen a unirse sus parejas, sí bien a veces -casi siempre- es el dinero, el soborno generoso, el pegamento que los une a todos ellos. Si alguna vez alguien no se dejase comprar el edificio de innoble dignidad edificado por Gerald Bradley se vendría abajo. Y eso es a lo que probablemente -¡quizás!- vayamos a asistir en esta historia. ¿Caerán los Bradley porque alguien o algunos se nieguen a ser comprados? ¿No caerán de ninguna manera pese a ello? Hay que leer la novela para enterarse y disfrutar de la trama.

Irlandeses católicos en USA, poder e hipocresía, los Kennedy

El clan Kennedy en una imagen familiar tomada en 1938 - abc (08/10/2015)

Si ya la historia ficticia atrapa al lector, intuir o sospechar que bajo la misma pudiera encontrarse, inspirándola, una familia poderosa en USA como la de los Kennedy, explica sobradamente el éxito popular de la novela. Para lograr esto Dunne no ahorra elementos: familia de origen irlandés, católica, ricos sin claridad meridiana de cómo llegaron a serlo y cómo constantemente consolidan y aumentan su riqueza, demócratas, menospreciados por los WASP: grupo social de protestantes blancos ricos y bien conectados de ascendencia británica que hasta después de la Segunda Guerra Mundial -y en ciertos sectores aún hoy- dominaron la sociedad norteamericana y el liderazgo del partido republicano.
De singular relevancia es la pertenencia al catolicismo de la familia Bradley. Su connivencia con altos cargos del lobby católico hará que apenas el sentimiento de culpa característico en los seguidores de esta confesión haga mella en ellos. Así sucede en todos los Bradley que 'olvidarán' y 'creerán' de tanto repetirlas sus propias mentiras. Sólo una persona cercana al grupo familiar pero no miembro del mismo, Harrison Burns, no puede liberarse de ese sentimiento de culpa que desde hace años arrostra. ¿Por qué él no puede evitarlo? Simplemente porque a él sólo se le intentó acallar con dinero pero se le siguió ninguneando y pretendiendo utilizarlo como un mero objeto más. Esto fue así hasta que al cabo de 20 años un cúmulo de casualidades le impulsen a hablar y a que el caso de Winifred Utley -como en la vida real el escritor hiciera con el caso de la chica asesinada en 1975- fuese reabierto y enjuiciado.
Todo sucede en un periodo temporal que va de la adolescencia de los dos amigos que son Harry y Constant hasta su edad adulta, veinte años más tarde, cuando ya cada uno de ellos está situado socialmente: uno, Constant, político con futuro; y el otro, Harry, escritor de éxito. Sin embargo a ambos -en especial a Harry- les persigue el sentimiento de culpa por hechos ocurridos la noche del día de la graduación veinte años atrás. Esa noche una chica de catorce años, Winifred Utley, despierta la intranquilidad de sus padres al no regresar a casa tras un baile en el Club de Campo. Al día siguiente su cadáver, escondido en la hojarasca, es descubierto con signos de haber sido salvajemente golpeado. Todas las sospechas recaen en Constant Bradley al haber bailado con ella al final de la fiesta. ¿Habrá sido él? Nada ni nadie parece apuntar a su autoría pese a las evidentes dudas que su actitud y manera de ser despiertan en la comunidad. Habrán de pasar más de veinte años para que el asunto a través del ahora exitoso escritor Harrison Burns vuelva a salir a la luz. ¿Por fin se descubrirá al autor del crimen?
Algo que siempre hace muy popular a un relato es la mostración del funcionamiento interno de la sociedad. Con "Una temporada en el purgatorio" se penetra en la interioridad y cloacas de una de esas familias bien pensantes, caritativas, benefactoras, queridas por todos. Es evidente que no todas actúan como los Bradley, un grupo familiar que se vale de la corrupción, la mentira, la falsedad, la hipocresía, la compra de voluntades, e incluso el asesinato, para ascender en todos los aspectos y para ocultar sus vicios y debilidades: la adicción al sexo, alcohol y drogas fundamentalmente.
Todo lo señalado hasta aquí son características comunes a muchos best sellers; sin embargo en éste hay algunas otras que lo hacen particularmente destacable. Señalaría en primer lugar lo que denominaré Universo literario Dunne. Con esto, y sin haber leído aún otros títulos de la producción del autor, me refiero a que los personajes transitan de unas novelas a otras. En ésta que acabo de leer hay muchísimas referencias a las señoras Grenville ("Las dos señoras Grenville", 1985) y aparecen algunos otros personajes que en mi opinión quedan algo en el aire; me refiero concretamente al periodista Gus Bailey o ya casi al final a Elías Renthal. Son estos últimos, personajes que adquieren mayor coporeidad -según he leído al preparar este post- en las novelas que seguirán a la que acabo de leer, especialmente en la última que escribió, "Demasiado dinero" (2003).
Una temporada en el purgatorio. Dominick DunneTambién, referido al mundo literario, son las alusiones directas o sugeridas a creaciones importantes de la Literatura. La primera y más innegable es la correspondencia que desde el principio de la novela se observa del relato leído con "El gran Gatsby" de Francis Scott Fitzgerald [de esta novela y su última versión cinematográfica hice reseña hace ya seis años. Leer la reseña aquí]. El narrador testigo y partícipe en la historia que es Harry recuerda especialmente en la primera y tercera partes de la narración, contadas en primera persona, al Nick, amigo de Jay Gatsby, el arribista y nuevo rico que quiere lograr la admiración de todos. Como Nick, Harry cuenta la vida de esta familia Bradley, emuladora de la que Gatsby quisiera haber construido con Daisy Buchanan. Hay muchos paralelismos entre el personaje de Jay Gatsby y el de Gerald Bradley, entre el de Nick y Harry, entre el de Daisy y Grace...
Además de a "El gran Gatsby" hay en esta novela otras muchas alusiones a obras y personajes literarios:➤ El mero título nos lleva al poema de Arthur Rimbaud "Une saison á l'enfer" si bien el nivel de dificultad comprensiva es bien distinta en una y otra creación literaria. Mientras que Rimbaud alude con 'infierno' a su caída en las drogas, Dunne por su parte con 'purgatorio' se refiere a la vida vivida con sentido de culpa. Si bajo Rimbaud están Dante y Goethe, en Dunne estarían Goethe y Rimbaud. Rimbaud por el susodicho poema, y Goethe por la venta que de su dignidad, de su alma, realiza Harry.
"Sentí que me había convertido en otra versión de la chica de la silla de ruedas, quienquiera que fuese, estuviera donde estuviese, la que iba en el coche con Jerry. Su silencio a cambio de mucho dinero. Mi alma estaba perdida, pero mi futuro, comprado y pagado" (pág. 156)
➤Se alude a títulos literarios populares ("Leí 'Guerra y Paz'. Leí las seis novelas de Palliser, de Anthony Trollope", dice en un momento de la narración Harrison Burns [p. 381]) y también a otros cuyo conocimiento implica mayor dificultad como cuando visitando Harry a Rupert du Pithon para sonsacarles sobre Esme Bland el viejo cronista de la prensa del corazón le dice lo siguiente: "—Estaba con el barón de Charlus —dijo, sosteniendo un libro—. Es mi personaje favorito de la literatura universal. Qué final tan triste, ¿no cree?" (pág. 196), con lo que el novelista caracteriza a Rupert de entendido e interesado en el mundo de la literatura dado que el tal barón de Charlus es un personaje de "Por el camino de Swann", primer volumen de "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust.
Y por último en este señalar aspectos que hacen de esta novela un best seller meritorio y de calidad no quiero, y no puedo, pasar por alto, el cúmulo de referencias metaliterarias que Dominick Dunne introduce en su narración. Estamos ante una novela que habla de una novela haciéndose, la que está contándonos el personaje de Harrison Burns, que aquí es émulo del propio escritor dado que como él, ambos al cabo de los años reavivaron y sacaron de su letargo esos crímenes olvidados.
Ya al inicio de la novela en un estilo coloquial y desenfadado el narrador se cuestiona si decir o no alguna cosa:
"Ni siquiera voy a mencionar lo sucedido ayer en el servicio de caballeros, cuando me encontré a Constant en el urinario de al lado. Va, qué demonios, lo cuento, ¿qué más da?" (pág. 3)
También un poco después y como si el narrador -el escritor ficticio que está escribiendo este relato- dispusiese de un esquema argumental que va siguiendo podemos leer:
"todo eso pasó después, y no es más que una subtrama de la historia que quiero contar" (pág. 13)
Y la confirmación definitiva de que estamos leyendo un libro que se está escribiendo o se va a escribir es cuando oímos a la decoradora amante de Gerald Bradley decirle a Harry:
"Supongo que algún día escribirás un libro sobre ellos" (pág. 57). Sí, efectivamente, podría haberle respondido Harry es lo que estoy haciendo, recabando información para luego hacerlo.
Escritores homosexuales, escritores gayCorrupción e hipocresía. "Una temporada en el purgatorio" no es una novela que deje cómodo al lector. No es una historia de buenos y de malos, de católicos malos y protestantes buenos, o a la inversa. No. Estamos ante una denuncia de la inmoralidad, de la corrupción, que atenaza a la sociedad y en la que todos, cada uno según su oportunidad, estamos inmersos. La compra de voluntades o silencios que realizan los Bradley, odiados por su entorno social más inmediato, sin embargo no recibe como respuesta el rechazo, la renuncia al regalo, de aquellos. Bien al contrario éstos -que en la intimidad o al cabo de los años se muestran tan indignados- aceptan ser comprados y por ello callar, olvidar, esconder lo visto, oído o encontrado. La conclusión es terrible: todos tenemos un precio, todos somos corruptos por dadores o receptarios.
Para finalizar
Estamos ante una novela muy ágil, que se lee maravillosamente, que tiene un ritmo contagioso y adictivo, que cuenta una historia humana interesante, que mezcla a la perfección el mundo real y el ficcional, que denuncia sin maniqueísmos ni falsedades los mecanismos sociales, una narración que toca varios palos con acierto (el thriller, la novela negra, la crónica social...), que utiliza recursos narrativos muy interesantes (coloquialismo, perspectivismo, dialogismo, anticipaciones, resúmenes o anagnórisis, personas narrativas diversas...). Un éxito de ventas en su momento en Estados Unidos (año 1993) y con una muy buena recepción en España desde que se publicó hace dos años. En definitiva, un buen best seller.
Ha sido mi primer contacto con este escritor norteamericano del que algunas obras han sido convertidas en series televisivas. Esta novela la tiene y lo mismo sucede con "Las dos señoras Grenville" cuya lectura ya acabo de incluir en mi lista de pendientes.
Una temporada en el purgatorio. Dominick Dunne

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