Una trenka gris. Estos son mis principios.

"Haz lo que tu corazón sienta que es correcto. Te criticarán de cualquier forma. Te maldecirán si lo haces y te maldecirán si no lo haces"(Eleanor Roosevelt.)
Odio los mocasines, los cinturones trenzados, los calcetines blancos y el chandal. Me encantan los cuadros, el negro y los botones de cuerno de rinoceronte. Pero sobre todo adoro las trenkas. Como esta gris. La compré para mí hasta que descubrí con envidia que a mí hermana le sentaba mucho mejor. Y la ropa tiene que llegar a su digno propietario. Casi con lágrimas en los ojos, se la dí. Sólo por eso, me debía este post.


Odio los paraguas, las bolsas de plástico en la cabeza y las botas de monte. Me encantan las capuchas, los chubasqueros de colores y las botas de cowboy.


Es la ventaja que te dan las velas crecientes en el pastel de cumpleaños. Puede que, pasados los 30, aún no sepas muy bien lo que quieres, pero tienes muy claro lo que no quieres. No me quedan bien los pendientes, me dan miedo los anillos pero me encantan los collares.

Es lo que hay. No me gustan los pantalones Capri, ni los bodies que se atan con corchete, ni las fajas color carne. Estoy dispuesta a escuchar argumentos en contra pero de momento, me encanta el pelo recién planchado y las prendas superpuestas. 

No me gusta el frío, ni los que me llaman cariño y cielo si no me conocen bien. No me gustan los envidiosos, ni los pesimistas, los lameculos o los desconfiados. Por mis amigos, mi familia , mis planchas GHD o por una buena foto, mato. Sólo por ellos soportaría el frío, la humedad y el gélido invierno al que hay hacer frente para ver escenas como éstas, en Laguardia (La Rioja).

Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros. Groucho Marx (eterno treintañero).