Revista Política
Lo de la ‘Beca Black’ de Íñigo Errejón, líder de Podemos, ha traído
varias cosas positivas. Para empezar en el ámbito del nuevo partido político de
extrema izquierda. Hemos conocido que ante la denuncia de estos hechos sus
líderes se han replegado, negándose a dar explicaciones en sus habituales
tertulias y se han limitado a decir que se trata de un ataque contra su
organización. Pues ya está, no les voy a dedicar una palabra más en este
artículo.
Y para seguir porque se ha conocido algo que, me temo, es muy habitual en las universidades públicas de nuestro País; me refiero a los enchufes, a la endogamia, a los favores entre amiguetes. Algo de lo que ya hemos hablado en Desde el Caballo de las Tendillas.
España cuenta con más universidades públicas que provincias, ¡qué se dice pronto!, solo Andalucía tiene diez universidades viviendo del erario público. Universidades en las que, en muchos casos, ocurre lo mismo que con Errejón. Y está bien que la Universidad de Málaga haya abierto expediente al político de Podemos y vaya a investigarlo, pero creo que se quedan cortos, pues esas prácticas deberían ser investigadas en todas las universidades españolas. Esas prácticas y otras muchas, porque el despilfarro y el gasto descontrolado no solo es práctica habitual en el estamento del profesorado, también habría que analizar el del Personal de Administración y Servicios (PAS), que reciben numerosas ayudas, son becados para realizar master y otros cursos, o para viajar al extranjero en dos semanas de vacaciones, perdón, prácticas en otras universidades europeas.
Esta es la universidad pública que tenemos, una universidad controlada por los propios profesores; y en la que ellos, junto al PAS y al alumnado, deciden sobre los presupuestos y el gasto del dinero público. Una universidad pública en la que el control de muchas cosas deja mucho que desear, en la que hay mucho que analizar. Una universidad pública que es un pozo sin fondo.
Y para seguir porque se ha conocido algo que, me temo, es muy habitual en las universidades públicas de nuestro País; me refiero a los enchufes, a la endogamia, a los favores entre amiguetes. Algo de lo que ya hemos hablado en Desde el Caballo de las Tendillas.
España cuenta con más universidades públicas que provincias, ¡qué se dice pronto!, solo Andalucía tiene diez universidades viviendo del erario público. Universidades en las que, en muchos casos, ocurre lo mismo que con Errejón. Y está bien que la Universidad de Málaga haya abierto expediente al político de Podemos y vaya a investigarlo, pero creo que se quedan cortos, pues esas prácticas deberían ser investigadas en todas las universidades españolas. Esas prácticas y otras muchas, porque el despilfarro y el gasto descontrolado no solo es práctica habitual en el estamento del profesorado, también habría que analizar el del Personal de Administración y Servicios (PAS), que reciben numerosas ayudas, son becados para realizar master y otros cursos, o para viajar al extranjero en dos semanas de vacaciones, perdón, prácticas en otras universidades europeas.
Esta es la universidad pública que tenemos, una universidad controlada por los propios profesores; y en la que ellos, junto al PAS y al alumnado, deciden sobre los presupuestos y el gasto del dinero público. Una universidad pública en la que el control de muchas cosas deja mucho que desear, en la que hay mucho que analizar. Una universidad pública que es un pozo sin fondo.
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