Este extraño caso altera la vida de la zona costera de Northumberland donde vivía el joven, y pone en marcha el equipo policial dirigido por la inspectora Vera Stanhope. Las pesquisas, ya bastante dificultosas, se ven complicadas con la aparición de otro cadáver, el de Lily Marsh, una estudiante de Magisterio, en un escenario que reproduce fielmente el caso anterior.
Se disparan todas las alarmas pues la sombra de un asesino en serie se cierne sobre esta tranquila comarca cercana a Newcastle.
La investigación policial irá haciendo aparecer una confusa y profusa trama de relaciones personales, que en muchos casos implican las defensas y compensaciones que erigimos ante nuestros miedos y debilidades. Y se hablará del amor, aunque sería más preciso, siguiendo la propuesta del gran escritor de novela policíaca Maurizio de Giovanni, de hablar de la corrupción del amor, y cómo ésta es un poderoso argumento para el crimen.
La narración se focaliza en su protagonista, la inspectora Vera Stanhope, que tiene una gran presencia, tanto física, pues es una mujer de notable envergadura, y, para decirlo sin ambages, una mujer gorda, que se lamenta sin alharacas de su situación. Pero lo fundamental es que es una inteligente y sensible investigadora, que se zambulle en la búsqueda del culpable y en el salvamento de las víctimas.
el ritmo angustioso de las narraciones de procedimiento
La inspectora Stanhope es una mujer dolorosamente lúcida, a la que acompañaremos, tanto en sus desplazamientos como en sus pensamientos, pues la autora no sólo nos relata sus actos y sus dichos, sino que también nos hace partícipes de sus pensamientos, que no siempre se correlacionan con sus palabras, y que la convierten en un juez implacable y a la vez caritativo del comportamiento de los seres humanos, que vistos a través de sus ojos resulta mucho más mediocre, mezquino y estúpido de lo que nos gustaría creer.
La trama sigue, de cierto modo, el ritmo angustioso y desesperante de las narraciones policíacas de procedimiento, en las que han de recorrerse múltiples líneas de investigación y que, tanto por la presión de los medios de comunicación como por ciertos sucesos que surgirán a lo largo de las pesquisas, obligan a una estresante y desesperante lucha contra el reloj, ya que lo que está en juego es la vida de inocentes.
Un elemento muy importante en esta novela es el minucioso análisis que se hace de las costumbres de los diversos personajes. Desde los anhelos y frustraciones, difícilmente confesables, de varias mujeres protagonistas, al mundo de los grupos masculinos; y, en el segundo caso, incidiendo en el mundo de los observadores de pájaros, donde veremos las motivaciones, las acciones y los repartos de roles de poder y sumisión-admiración que se generan entre sus participantes.
Nueva entrega de un personaje fascinante, a la que conocimos hace unos años en Una trampa para cuervos, novela que nos presentó a una investigadora criminal imponente, y no sólo por su físico, con una capacidad endiablada para ponerse en la piel de sus investigados. Un personaje de cuya mano se nos relata, con un magnífico estilo, las miserias y a veces las grandezas que los seres humanos somos capaces de sacar a la luz. Un personaje lleno de sentido y sensibilidad, con sus luces y sus sombras, pero que nos resultará mucho más cercano que las sufridas heroínas de Jane Austin.
Y ya de paso les recomendamos que echen un vistazo a la serie televisiva que se hizo, basándose en las aventuras de esta esforzada policía; serie que, como su protagonista, se titula Vera y que, con sus licencias, transmite bien la intensidad de las historias que se narran en las novelas y nos propone un más que interesante retrato de su tremenda protagonista. Maeva, 2018Compra en Casa del LibroJosé María Sánchez Pardo