Hace ya un tiempo leí en La Razón que Zapatero había sacado la ley del aborto como cortina de humo por la crisis económica. Y quedé completamente consternado. Hasta el día de hoy no me he repuesto. Que yo sepa una cortina de humo debe ser un asunto que se saca a la luz para tapar otro más importante. Pero si alguien piensa que la crisis económica es más importante que el aborto: estamos apañados. El titular (en un país donde no se haya distorsionado la evidencia) debería ser: Zapatero disminuye el sueldo a los funcionarios para que no se hable del tema del aborto.
Hace muy poco consolé a una compañera destrozada porque había tenido que asistir a un parto de un bebé de 23 semanas, para dejarlo morir, porque no hay nada que hacer por su vida. Yo hace tiempo pasé por ese mismo trago. Y me gustaría que cualquiera que esté a favor del aborto viniera a un parto de esos, y que juzgara él mismo si es o no es un acontecimiento desgarrador, y que me dijera si se trata o no de un ser humano. Aunque tal vez una semana antes es verdad que no sea nada, tal vez un ser vivo, o tal vez ni eso.
He pasado ya muchas horas de mi vida, mucas noches, tratando de sacar adelante vidas muy pequeñas, que suponen mucho trabajo y mucho esfuerzo. Y desconsuela saber que, a veces incluso en el mismo hospital, por vidas como ésas otros están solucionando la papeleta de un plumazo, sin tanto esfuerzo, sin perder horas de sueño, porque abortar a un niño no suele ser un procedimiento de urgencia, se planifica con calma. Tanta calma que supongo que podría calificarse como alevosía.
Soy pediatra de vocación. Y me gustaría gritar a los cuatro vientos que conmigo todas las madres pueden estar tranquilas. Me esforzaré siempre por mejorar la salud de sus hijos. El único sentido de mi profesión es ayudar a los más pequeños. A veces por mi cansancio, por mis pocos conocimientos, porque me ponga nervioso, porque no estudie todo lo que debiera, me puedo equivocar, y puedo no ofrecer a esos niños toda la buena atención que merecen. Pero matar, así, adrede, a un bebé: ya me lo puede pedir llorando su madre, que ahora mismo no entra en mis planes.
Me río yo de la crisis económica. Matar en este país a más de 100.000 niños al año en el vientre de sus madres: eso sí que es una verdadera crisis...