Ayer asistí al conteo de votos que se realizó en el colegio electoral no.2, de la circunscripción 7, en los bajos del edificio FOCSA. Allí me encontré a Hildebrando Chaviano, a quien había entrevistado horas antes. El abogado miraba atentamente a la mesa donde las autoridades revisaban y acumulaban boletas, al otro lado del cristal.
Era uno de esos momentos en que se siente que algo histórico está sucediendo. La prensa extranjera y la nacional, los agentes de la Seguridad del Estado que te reconocen, la turba de gritones esperando del otro lado de la calle para cuando diesen los resultados... El ambiente se hallaba cargado y había una gran expectación. Era la primera vez que un "contrarrevolucionario" se medía contra los candidatos "revolucionarios", la primera vez que en un mismo cartel se veían los rostros de uno y de otros.
Hildebrando perdió, al quedar unos cuantos votos por detrás. Yuniel López, el otro candidato opositor en estas elecciones, tampoco ganó en las urnas. Sin embargo, ayer se sumó una victoria para toda la oposición cubana: se demostró que sí hay una representatividad y que no existe un monolitismo. Se derrumbaron varios mitos.
Quien siga dudando de la variedad de opiniones políticas en Cuba -en lo referente a oficialismo y oposición-, o montado en la nube de la uniformidad de pensamiento, ahora no le queda sencillamente ningún pilar sobre el cual sostenerse. Resulta que algunos sí votaron por los candidatos "contrarrevolucionarios", y eso legitima a la disidencia. Si bien el electorado no puede optar por un partido u otro -según la ley, no pueden competir partidos-, sí optó por actores que se sabe ofrecerán una alternativa, que lucharán por los intereses de su comunidad de una forma en que nadie ha luchado antes: sin miedo, sin ataduras, sin burocracia.
Los candidatos opositores perdieron, según los conteos, pero por otra parte ganaron mucho. Ganaron para ellos y para todos los que desean una Cuba diferente. Mostraron que pudiese haber un camino electoral si se logra el respaldo suficiente. Quizá para las próximas elecciones haya más zonas en donde alguien levante su mano y proponga a los que se enfrentan abiertamente al sistema Partido-Gobierno-Estado. Quizá, en los próximos años, la oposición logre capitalizar la inconformidad popular. Los votos que sumaron tanto Hildebrando como Yuniel dicen claramente que "estamos cansados y queremos algo distinto".
Por Victor A. González en su blog Bastardos sin gloria