Ayer fue un día muy especial, uno de los que no se olvidan. A las 4 de la tarde recibí una llamada de mi amigo Elías García que me comentó que José Antonio García y él estaban viendo una Yubarta o (Megaptera novaeangliae) saltando frente al Musel, en Gijón. No hace falta decir que me sobró tiempo para coger los bártulos y aprovechando que estaba cerca, ir hacia allí a ver si la suerte se aliaba conmigo y la ballena seguía por la zona cuando llegara. La estaban viendo desde el nuevo dique del puerto, una zona de tránsito restringido a la que solo se puede acceder con un permiso especial. Casualmente ese día habían conseguido el permiso por mediación de nuestro común amigo Xuanín, ya que estaban haciendo el censo de aves invernantes y desde esa zona se podían contar muchas que no se ven desde otras partes del puerto. Y de esa forma pude entrar con ellos y subir al dique a intentar relocalizar a la ballena.
Miramos durante varios minutos con los prismáticos a la zona donde la habían visto antes, buscando salpicones, soplos y lomos en la mar, pero no hubo suerte. Todo parecía indicar que la yubarta se había marchado y que ya se encontraría muy lejos de allí. Fue entonces cuando dejé los prismáticos a un lado y me puse a mirar a simple vista.
Y donde menos me lo esperaba, a menos de 100 metros del dique apareció un lomo negro asomando por la superficie. La forma de la aleta dorsal no dejaba lugar a dudas. ¡¡¡Ahí estaba!!! Durante la siguiente media hora la vimos aparecer intermitentemente mientras nadaba tranquila en dirección al Cabu Torres.
Cuando ya apenas quedaba luz, la yubarta apareció por última vez muy cerca del acantilado en la base del cabo y a pesar de que seguimos buscándola durante un cuarto de hora más ya no la vimos aparecer.
Pero como os comentaba al principio, la observación empezó antes de que yo llegará y fue entonces cuando la yubarta hizo honor a su fama y deleitó a Elías y a José Antonio con un recital de más de 30 saltos, en los que llegaba a sacar todo el cuerpo del agua. Aquí os dejo unas fotos de José Antonio en las que se la puede ver perfectamente a pesar de la distancia a la que estaba (haced clic en las fotos para verlas mejor).
Durante todo el tiempo que estuvo saltando apenas de desplazó del sitio, a pesar del tráfico de grandes barcos mercantes que había en la zona, uno de los cuales permaneció atracado a escasa distancia del puerto esperando a entrar a descargar.
Además de saltar, las yubartas suelen salpicar con las aletas cuando se encuentran en la superficie y esta no iba a ser menos. Las aletas pélvicas de las yubartas o ballenas jorobadas son muy características, tanto por su longitud como por su color blanco y son un carácter diagnóstico de esta especie que facilita su identificación.
Otro rasgo que puede resultar útil para identificar a los cetáceos es la longitud y forma de los soplos. En el caso de las yubartas, el soplo es bajo y redondeado y si no hay viento se puede apreciar que está ramificado.
La yubarta es una especie rara en el Cantábrico habiéndose registrado tan solo 7 observaciones confirmadas, 5 de ellas en 2011 (Jesús Menéndez, comunicación personal) y probablemente alguna de ellas corresponda al mismo ejemplar. Se trata de una ballena de hábitos costeros, por lo que la mayoría de las observaciones se han registrado dentro de rías o puertos o próximas a la línea de costa. Esta predilección por aguas poco profundas hace que sean especialmente vulnerables a enredarse en cuerdas y aparejos. La última observación en Asturias corresponde a un ejemplar que apareció también en la bahía de Gijón en noviembre de 2011. Este ejemplar, de unos 11 metros de longitud, acabó enrededado en un aparejo y afortunadamente pudo ser liberado. Otras no tuvieron tanta suerte, como la que observó Jesús Menéndez en julio de ese mismo año en la Punta del Rebanal, en Castro-Urdiales. Cuando fue observada ya se podía apreciar que tenía una cuerda enredada en la cola y desgraciadamente apareció muerta cuatro días después en Burela.
Otra interesante observación de esta especie en el Cantábrico fue la que se produjo entre Hondarribia y Mutriku en noviembre de 2014. Este ejemplar pudo ser observado por mucha gente mientras daba unos saltos impresionantes para deleite de las personas que estaban en esa zona tan concurrida.
No sería raro que el ejemplar que vimos ayer aún permanezca en las proximidades de Gijón. Esperemos que tenga suerte y no se enrede con uno de los muchísimos aparejos que se encuentran largados por toda la costa.
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