Tensabas mi cuerpo,
como la resistencia al límite de un anhelo imposible.
¿Tienes fuego?
Y yo sacaba temblando el mechero
mientras hacía inventario del fuego
que tenía para ti en la boca.
(Soy tu perra, fóllame duro)
Sonreír con cara de nunca.
(Maratón de Star wars y un domingo cualquiera).
No es la historia del típico chico duro,
más bien la de la chica hielo,
la mujer del terremoto en la mirada
y la laguna Estigia en el centro de su coño.
Y pasaban lo besos como estaciones sin cumplir…
Es malo el miedo cuando sabe a borbotones
de te bebía sin medida, sin pajita, con las comisuras llenas
de líquido y fortuna.
Y tramar el oro del trago
una huida hacia tu cama,
madrugadas con el cuerpo lleno
y la imaginación borracha.
Y joder, ¡Come on baby, light my fire!
Que tengo la yesca en luna llena
y tú miras como si le hubieses robado a la noche
todas sus putas estrellas.
Porque quién quería amor
teniendo la penumbra dulce de tu cuerpo.
Y estallaba la música,
se rompían la fronteras de la gravedad y la tristeza.
Esa canción…
quemando goma
siendo sueño y temblor.
Te acercas…
y al oído susurras:
¿Te hacen unas cervezas?
( Grados, sexo salvaje y algún retoque coqueto al poema que te tenía guardado entre las piernas.)
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