Revista Opinión

Unas reflexiones tras el 15M

Publicado el 23 mayo 2011 por Ruta42 @ruta42
Unas reflexiones tras el 15MImagen de archivo de Ruta 42.
Hubo quienes no dieron un duro por ello al principio y quienes, idealistas de la vida, apostaron todas sus ganas y esfuerzo en ello, pero lo que nadie puede negar es que el pasado 15 de mayo algo cambió en España, puede que incluso en el mundo entero.
Después de una semana intentando ser lo más objetiva posible, hoy me vais a permitir que me explaye un poquito. Y es que la situación no ha sido para menos.
Ha sido una semana agotadora. Mis apuntes me reclamaban el domingo, por lo que mi presencia en la manifestación el 15 de mayo era puramente en espíritu. Sin embargo, en cuanto los acontecimientos giraron hacia los derroteros por los que lo hicieron, no pude, cuanto menos, intentar permanecer informada de todo cuanto ocurría.
Pero cuál fue mi sorpresa negativa cuando me encontré con que los medios de comunicación tradicionales habían echo oídos sordos a lo transcurrido en Madrid y al desalojo de Sol. Por supuesto, importaban los detenidos, aunque los daños habían sido mínimos si se tiene en consideración las dimensiones humanas. ¿Y qué pasó cuando se montó aquí, en Valladolid, una protesta particular, como otras tantas que pronto proliferarían más allá de las fronteras? Tardaron días en despertar y darse cuenta de que era algo gordo.
Para entonces, nosotros, Ruta 42, habíamos decidido que si ellos no informaban del asunto, nosotros intentaríamos darle la cobertura que se merecían. Cientos de personas se echaban a la calle, tarde tras tarde consecutiva, para expresar su indignación acerca de la situación política y económica a la que nos habían llevado unas gestiones más que dudables.
Pero ni a políticos ni periodistas parecía importarles demasiado. Era la chusma, el pueblo, haciendo ruido, molestando como una mosca de esas que empiezan a colarse en las primeras noches calurosas. El enjambre seguía creciendo, alcanzaba dimensiones no esperadas. Y no solo eran moscas, sino avispas, mosquitos, mariposas y todo tipo de criatura imaginables que habían desplegado sus alas y alzado sus voces con el único fin de pretender un cambio.
Lejos de ideologías políticas, diferencias de edades o creencias, estos días se han dado cita en Fuente Dorada millares de ciudadanos, indignados, sí, pero simples ciudadanos. Y conseguían dejar de lado sus diferencias, si es que las hubiera, por buscar un bien común para todos. Se hablaba de un movimiento de jóvenes, pero en los micrófonos abiertos yo veía más gente mayor alzar la voz. Eran los más pequeños los que pernoctaban en la plaza, cierto, pero también quienes podían dejar de lado sus estudios por la búsqueda de un futuro mejor. Quienes tenían sus trabajos aportaban como podían: donaciones, comida, firmas y siempre una frase amable.
Y “gracias”. No creo haber oído esa palabra tantas veces en un periodo de tiempo tan corto. Citando a una de las proyectos de periodistas e indignadas que andaban por allí: “es como vivir en un mundo ideal de utopía con el que todos hemos soñado siempre. Buen rollo, gente con ganas de trabajar y buenos propósitos e ideas....quiero quedarme aquí a vivir”. Se respiraba en el ambiente. Si se necesitaban hielos, aparecían. Comida, llegaba a sobrar por todas partes. ¿Un equipo de sonido? Y lo pusieron.
No puedo saber en qué quedará todo esto, ni a corto ni medio ni largo plazo. Pero si espero que, si llegado el caso se desvaneciese todo el movimiento del 15M, que quedase su espíritu de colaboración mutua, por una lucha de un mundo mejor que, como he podido comprobar estos días, es posible si todos ponemos de nuestra parte.
Quiero terminar con dos cosas.
Una son los agradecimientos, imposibles de dejar de lado después de una vivencia de estas características. Al director de todo esto, por dejar constancia gráfica de todo ello; a Álex, porque sus vídeos han dejado huella en muchos estos días; a Héctor por su empeño y dedicación desde Salamanca, junto con Berta, Sebi y Judith; a Laura, que andaba por la acampada a todas horas; a Laila, Mari Jose, Jordi, Borja, Cristina, Esther y Pats, por informar desde sus respectivas ciudades; a Ricardo y a Hördur Torfason por su apoyo desde Islandia; pero sobre todo a cada uno de los que habéis hecho posible que algo histórico comience, sea cual sea el porvenir a partir de ahora.
Y la otra, una frase de las miles de millones que se han dicho por toda España y parte del extranjero, que rezaba “Puestos a soñar, ¿por qué soñar cosas pequeñas?”. Si nos tienen que regatear, empecemos poniendo un precio muy muy alto. Ya negociaremos. O no.

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