El Templo de Jerusalén (hebreo: בית המקדש, Beit Hamikdash) o el Templo de Salomón fué el santuario principal del pueblo de Israel y contenía en su interior el Arca de la Alianza, el candelabro de los siete brazos y demás utensilios empleados para llevar a cabo el culto hebraico en tiempos de la Edad Antigua.
Se localizaba en la explanada del monte Moriá, en la ciudad de Jerusalén, donde se ubican en la actualidad la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa.
El Primer Templo fue construido por el rey Salomón, aproximadamente por el 960 a.C. para sustituir al Tabernáculo como único centro de culto para el pueblo judío. Fue saqueado por Sheshonq I en 925 a. C. y destruido por los babilonios durante el segundo asedio de Nabucodonosor II a Jerusalén en 587 a. C.
El Segundo Templo, mucho más modesto, fue completado por Zorobabel en 515 a. C. (durante el reinado del persa Darío I) y seguidamente consagrado. Tras las incursiones paganas de los seleúcidas, fue vuelto a consagrar por Judas Macabeo en 165 a. C.2 Reconstruido y ampliado por Herodes, el Templo fue a su vez destruido por las tropas romanas al mando de Tito en el año 70, cuando el Sitio de Jerusalén, durante la revuelta de los zelotes. Su principal vestigio es el Muro de las Lamentaciones, también conocido como Kotel o Muro Occidental.( Wikipedia)
De la sintética descripción que he tomado de la Wikipedia, puede desprenderse sin lugar a dudas que, en Jerusalén alrededor del año 960 ANTES DE LA ERA CRISTIANA Y CASI 1500 AÑOS ANTES DE LA APARICIÓN DE MAHOMA, el rey Salomón ordenó el comienzo de la construcción del Templo. Así de simple. Lo anteriormenre señalado, a diferencia de los dislates perpetrados por una interminable recua de sostenedores de la inexistencia de judíos por esos andurriales y época, se encuentra sustentado por hallazgos arqueológicos que asientan el hecho de que los judíos vivían en Judea mucho antes que siquiera se pensara el término "palestino" como una identidad nacional o étnica, mucho menos territorial. Así es la cosa. Consideremos que las monedas cuya foto aparece más abajo, mandadas acuñar por el emperador Vespasiano luego de destruída Jerusalén y sofocada la rebelión hebrea en la provincia Judea, -la misma provincia en que nació Jesús ( ¡ sí, el mismo!)-, no llevan la leyenda " Palaestina Capta" como debiera haber sido si aceptamos como buenos los gorgoritos de Unesco.
La resolución adoptada la semana pasada por Unesco, se refiere al Monte del Templo y al Muro Occidental sólo por sus mombres musulmanes, borrando de un zarpazo toda la Historia fehaciente que hay detrás y que porfiadamente se resiste a ser abrogada por los alucines de, entre otros selectos personajes, Mahmoud Abbás quien sin sonrojarse siquiera aseguró que Jesucristo era palestino.
Luego de esta perorata introductoria, les dejo con el fondo de esta intervención que es el artículo escrito por Israel Winicki que con un dejo de amarga ironía, no por eso menos inteligente, nos dá la oportunidad de mirar desde otro ángulo las aristas de este conflicto.
Por: Israel Winicki
Señores, estoy deprimido. Mi vida carece de sentido. Años de estudios e investigaciones se han ido por el desagüe.
Mi mirada vaga perdida, repasando por encima los títulos de los libros que se alinean en las bibliotecas de mi casa. ¿De qué me sirven? ¿Para que sirven Heródoto, Josefo, Suetonio, Filón, Toynbee, Russel, Dubnow? Todos ellos mintieron, todos ellos siguen mintiendo a través de sus páginas. También la Biblia me ha mentido. Y ni que hablar de los archivos, las piezas arqueológicas, las excavaciones. ¡Todo es mentira!
Lo más triste es que deberé abandonar mi carrera de historiador y dedicarme a otra cosa más productiva.
Ellos y sólo ellos tienen la verdad.
Sólo los dignos investigadores palestinos se atreven a enfrentar a esas mentiras sostenidas durante siglos por tantos pseudos-investigadores y falsos testigos de los hechos.
¡Miente la Biblia cuando narra la construcción del templo salomónico!
¡Mienten los arqueólogos que muestran falsas tabletas babilónicas que relatan la destrucción del templo!
¡Mienten los historiadores griegos que acompañaron a Alejandro cuando afirman que vieron ese templo en Jerusalén!
¡Mienten los historiadores romanos en sus crónicas sobre la destrucción de ese mismo templo!
¡Mienten todos aquellos que afirman que hubo un reino judío en Palestina!
¡El templo era en realidad una mezquita!
¡En Jerusalén nunca hubo judíos!
¡Es más, en toda Palestina nunca hubo judíos!
¡Los habitantes originales eran los palestinos!
¡Si, los palestinos!
Esa tierra le fue prometida a los jeques Abraham, Isaac y Jacob.
El Iman Moisés subió al Monte Sinaí y recibió de manos del Profeta Mahoma el Corán (el hecho que Moisés viviera 1900 años antes que Mahoma no significa nada, estamos hablando de profetas).
Bajo el mando del jeque Josué llegaron, tras liberarse de la esclavitud de los sionistas en Egipto y conquistaron el territorio.
Establecieron un reino bajo el mando del jeque David, un palestino de la familia de los Ibn Judá.
El Jeque Salomón, hijo de David, construyó una mezquita.
De esa misma mezquita el Iman Jesús expulsó a los mercaderes y comenzó a difundir las enseñanzas de Mahoma (y no vengan a tratar de rebatir con eso de que Jesús vivió 500 años antes, con los profetas todo es posible)
Pero los malvados sionistas expulsaron a los pobres palestinos de su tierra, y durante dos mil años erraron por el mundo.
Mas ya llegó el momento de reparar esa injusticia.
Hay que quemar todos los libros escritos por esos pseudos historiadores sionistas.
A la hoguera con el sionista Heródoto, el sionista Suetonio, el sionista Toynbee.
¡SONO LA HORA DE QUE LA HISTORIA DE LOS PALESTINOS DEJE DE SER OCULTADA!
¿O debería decir que sonó la hora de que la historia de los palestinos deje de ser inventada?
Fuente: www.porisrael.org