El pasado domingo fue
clausurada en Madrid la X Asamblea Federal de Izquierda Unida, una
asamblea histórica y decisiva para el presente y el futuro de la
izquierda en nuestro país. Por primera vez en muchos años el
conjunto de la militancia de IU concluyó su asamblea federal con una
idea compartida por todas y todos, sin fisuras: la crisis sistémica
del capitalismo impone momentos de excepcionalidad política y
emergencia social y ante este régimen que se descompone
aceleradamente urge construir alternativa a partir de la confluencia
amplia de indignaciones, desobediencias y rebeldías. Este es el
mensaje claro en torno al cual se ha hecho posible la tan ansiada
unidad de IU.
Es cierto que la asamblea
federal de este fin de semana ha conseguido cristalizar, no sin
esfuerzos, la unidad interna de nuestra organización, pero ahora
surge un reto todavía más complejo: saber construir la unidad hacia
fuera, abajo y a la izquierda, tejiendo alianzas, sumando
complicidades, articulando frentes amplios que den la batalla contra
la estafa capitalista, en las calles y en las instituciones.
El Área de Libertad de
Expresión Afectivo-Sexual (ALEAS), como área de elaboración
colectiva de IU que trabaja en defensa de los derechos de lesbianas,
gais, transexuales, bisexuales e intersexuales, ha participado
activamente en todo el proceso asambleario planteando este enfoque
unitario y de clase y plasmándolo en la realidad del movimiento
social por la diversidad afectivo-sexual. En ALEAS-IU, como recogen
nuestras resoluciones aprobadas en la X Asamblea Federal, no tenemos
dudas: hoy es más necesaria que nunca una izquierda fuerte y
movilizada que contribuya a un movimiento LGTBI potente, combativo y
transformador. El movimiento LGTBI encontró a la izquierda en las
calles y en las instituciones, en la protesta y en la propuesta. Y
hoy puede decirse con orgullo que la izquierda es parte integrante
del movimiento LGTBI.
Actualmente, en la era
postmatrimonio igualitario, tenemos numerosas razones para celebrar
los derechos consolidados, pero tenemos aún más motivos para seguir
luchando, defendiendo los avances alcanzados y conquistando nuevos
espacios de igualdad y diversidad. Sabemos bien que nadie nos ha
regalado nada. La movilización social ha sido la clave de los logros
de nuestro movimiento, y esa misma movilización será, con total
seguridad, el eje central de las victorias futuras. La
despatologización de las identidades trans, la lucha contra el acoso
escolar y laboral LGTBIfóbico, la necesaria prevención del
VIH/Sida, la visibilidad de nuestros mayores, el justo reconocimiento
de nuestras represaliadas por el franquismo, la consecución de un
Estado laico..., retos no nos faltan.
Ante los esfuerzos
patologizadores, las discriminaciones cotidianas, las invisibilidades
constantes, las diversas formas de violencia LGTBIfóbica..., pero
también ante el paro, la precariedad, los desahucios, la pobreza y
los recortes, no puede caber el conformismo, la pasividad o la
apatía. La igualdad no es posible en el contexto de ortodoxia
neoliberal de la deuda, como se empeñan en demostrar día tras día
las políticas antisociales del gobierno del PP y la troika. Frente a
los atentados contra los servicios públicos, los ataques contra la
igualdad, el secuestro de la democracia, la mutilación de derechos y
el robo de nuestro futuro, el movimiento LGTBI debe tener la
capacidad de organizar una respuesta nítida y contundente, junto al
resto de movimientos sociales y populares.
En esta importante tarea
la izquierda y la lucha LGTBI deben, una vez más, entenderse,
apoyarse, retroalimentarse, contaminarse, respetando siempre la
autonomía y la pluralidad, pero también comprendiendo el momento de
excepcionalidad y emergencia que nos ha tocado vivir. Ya no hay
tiempo para sectarismos ni divisiones, nos jugamos demasiado.
En otras etapas la
izquierda política ha sabido desempeñar un papel protagonista en la
defensa de las libertades afectivo-sexuales, las décadas finales del
siglo XX lo ejemplifican bien, pero actualmente la responsabilidad de
la izquierda con la lucha LGTBI es mayor si cabe. Hay depositadas
demasiadas ilusiones y esperanzas en nosotras, bajo ningún concepto
podemos defraudar.
La militancia de
izquierdas debe fortalecer de forma prioritaria su vínculo con los
movimientos sociales, con las luchas sindicales, antirracistas,
ecologistas, memorialistas, feministas, antipatriarcales, LGTBI. La
izquierda nunca se fue del movimiento LGTBI, pero debe volver. Por
cada pulso normalizador, debe haber una activista LGTBI militando en
una fuerza de izquierdas. Por cada muestra de LGTBIfobia liberal, un
militante de izquierdas haciendo activismo en una asociación LGTBI.
Por cada pragmatismo conformista, una manifestación de rebeldía e
insumisión en las calles. Solo así podremos construir la
alternativa necesaria a un régimen que niega sistemáticamente
nuestra dignidad.
La derecha jamás ha
creído en la igualdad, es más, lleva la desigualdad y la
discriminación en su ADN mismo. Además, sabe perfectamente donde
encontrar sus aliados: en la patronal, en la banca, en la iglesia, en
las instituciones financieras internacionales. Para enfrentar la
discriminación que todavía hoy abanderan los de arriba, la lucha
por la igualdad y la diversidad no puede separarse de otras luchas de
las mayorías sociales.
Necesitamos nuevos
discursos y estrategias para hacer frente a la LGTBIfobia, al
machismo, al austericidio neoliberal inherentes al capitalismo. Son
necesarios discursos transversales, interseccionales, que
reivindiquen la igualdad en todos los ámbitos desde el respeto a la
diversidad. O inventamos o erramos. Debemos ser marea roja, verde,
violeta, blanca, naranja..., una verdadera marea arco iris contra la
dictadura de los mercados. Nos necesitamos juntas para vencer.
En este sentido, la X
Asamblea Federal de IU ha representado el surgimiento de una
izquierda más amplia, diversa, mestiza, combativa y revolucionaria,
que aporte decidida y generosamente a la construcción de un bloque
social alternativo con la vista puesta en un nuevo proceso
constituyente. Ante la crisis de un sistema cruel e injusto que
hipoteca la vida de las mayorías sociales, la respuesta no puede
hacerse esperar. Como acertadamente recogía el lema de la X Asamblea
de IU, es la hora de transformar la movilización en organización,
la rebeldía en alternativa y la alternativa en poder. En definitiva,
unidad y calle, mucha calle contra el capitalismo y el
heteropatriarcado.
Alberto Hidalgo
Hermoso
Coordinador Federal de
ALEAS-IU
Revista Homo
'Unidad y lucha para transformar' por Alberto Hidalgo Hermoso, Coordinador Federal de ALEAS-IU
Por Sarah_abilleira @PonteEnMiPielSus últimos artículos
-
Jerelesgay y FELGTB piden a la Junta de Andalucía que actúe ante el despido homófobo de un profesor
-
Mesa de experiencias de lesbianas en COGAM
-
Niña de 4 años pide al Primer Ministro australiano que apruebe el Matrimonio Igualitario
-
Pareja de pingüinas lesbianas en un zoo de Israel