El próximo 28 de abril nos enfrentamos a unas difíciles elecciones generales que no esperábamos. El voto contrario a los presupuestos generales del Estado de los partidos nacionalistas catalanes, del PP y Ciudadanos y la decisión del Presidente del Gobierno, de adelantar las elecciones, nos ha pillado por sorpresa.
Nuestra cabeza en Palencia rara vez está pensando en las elecciones generales porque nunca la izquierda alternativa ha tenido representación en la Cortes Generales por nuestra circunscripción, aunque siempre nos hemos sentido representados y representadas más que por otros partidos donde sí salían representantes conociendo la provincia de la campaña electoral y poco más.
Nuestro objetivo en anteriores elecciones era llegar al 5% de representación para colaborar en que Izquierda Unida tuviera Grupo parlamentario propio en el Congreso para conseguir más recursos para hacer política y para tener una mayor visibilidad en los debates de ámbito estatal. Este objetivo cambió con la unión entre Podemos, Izquierda Unida y Equo y la conformación de un nuevo espacio electoral que garantizaba trabajar con medios más adecuados a las necesidades.
En tiempos de resistencia siempre hemos tenido héroes y heroínas que han sacado adelante nuestras iniciativas políticas para transformar la sociedad en un modelo distinto que ponga en el centro a las personas, en lugar de los modelos neoliberales, que defienden al mercado y prefieren los intereses económicos.
Ahora es preciso la lucha para que nuestras fuerzas no se reduzcan, es preciso una movilización extraordinaria de la izquierda para que el tripartito de derechas no establezca cuáles van a ser las políticas de España y siga desmontando nuestro Estado del medioestar. Y es posible que perdiendo, salgamos ganando. Resistir es vencer, en ocasiones.
Seguimos trabajando por un nuevo proyecto de país, pero ahora con el viento en contra y en momentos turbios, es por ello que tenemos que batirnos el cobre para intentar sacar el mejor resultado posible para que nuestro espacio político mantenga su fuerza electoral y la posibilidad de transformación de las injusticias. Nunca fuimos tan preocupantes para quienes verdaderamente gobiernan nuestro país y las cloacas del Estado han demostrado hasta qué punto estaban dispuestos a que la izquierda no gobierne España.
El Partido socialista nunca había mirado a la izquierda para gobernar, siempre ha gobernado con nacionalistas vascos y catalanes y prefirió la opción Ciudadanos para hacerlo. La que le “recomendaron”. Ahora ha mirado, aunque sea de reojo, incumpliendo los acuerdos presupuestarios con Unidas Podemos, rebajando el tono de las medidas acordadas, pero es posible un gobierno de izquierdas por primera vez después de Franco.
Nos ha pasado otras veces, el PSOE no es de fiar para hacer políticas de izquierdas, le tiemblan las piernas. Y estamos convencidos y convencidas que, si pueden, intentarán gobernar con Ciudadanos y los poderes económicos están más cómodos con esa alianza que con una en la que Unidas Podemos tenga capacidad de decisión y de transformación.
Cuando se avecinan tiempos oscuros y políticas contrarias a la Declaración Universal de Derechos Humanos es cuando tenemos que hacer esta llamada a una masiva participación, ojalá pudieran votar incluso aquellos que lo tienen prohibido, las personas inmigrantes que viven y luchan en y por nuestra provincia, las personas que han tenido que irse de Palencia y del país, las personas desencantadas con la política. Porque cuando no deciden ellas, son otros quienes deciden.
Ojalá el voto no sea el único proceso político que despierte en la izquierda, porque para tomar medidas valientes, las que necesita nuestro país, va a ser necesario una fuerza social en las calles diciéndole al Gobierno que hay decisiones que tienen que tomarse por una cuestión de emergencia. Necesitamos políticas de transición anticapitalista que partan de las limitaciones planetarias y aporten respuestas a la destrucción ecológica. Para que exista el día de mañana no podemos postergar medidas que tendríamos que estar aplicando hace tiempo. La inteligencia y la sensibilidad humanas tienen que ser suficientes para re-aprender lo olvidado, la agricultura tradicional por ejemplo, cuidarnos del entorno, reconstruir lo posible e inventar una nueva relación con la vida. Y estas políticas no partirán del consenso. Y son urgentes.
Tenemos una propuesta anticapitalista, humanista, internacionalista, feminista y autogestionaria, que es a la vez estrategia de lucha y un proyecto nuevo de sociedad. Queremos ser una izquierda digna de tal nombre, como gustaba decir a Paco Fernández Buey, en una revolución cultural que rompa las visiones dominantes para inventar otras nuevas que pongan al ser humano en el centro.
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