Revista Economía

Union estupida.

Publicado el 19 marzo 2013 por Torrens

Las barbaridades de la U.E. están ya llegando a un extremo tal que creo que si alguien abriese la puerta de salida se produciría una avalancha como la del Madrid Arena.

En el 2010 con la quiebra de Grecia cometieron un montón de tonterías e irresponsabilidades que provocaron un desastre que estaremos pagando durante décadas y este fin de semana en Chipre han vuelto a repetir la operación con un problema infinitamente más pequeño en volumen pero igual o mayor en cuanto a demostración de incapacidad y estupidez. Encima, cuando ante las reacciones tanto dentro como fuera de Chipre, se dan cuenta del tamaño de la metida de pata, empiezan a barajarse todo tipo de alternativas, y los señores importantes de la U.E. no tan solo no reconociendo, sino negando que se haya cometido un inmenso error, empiezan a darse la culpa, ¿de qué?, unos a otros. En fin, un coro de burros y mulas lo hace mucho mejor y con más estilo.

Tanto en el caso de Grecia como ahora con el de Chipre, y en España con Bankia y otros, han dejado de aplicar una máxima que es clarísima y con la que estoy de acuerdo desde que era un jovencito imberbe: en asuntos financieros alargar por métodos artificiales la agonía del moribundo, empeora el problema, aumenta mucho las perdidas y la mayor parte de las veces no evita el desastre final. Grecia y Chipre eran moribundos a los que se tenía que ayudar a bien morir y pagar el entierro, y el coste total del triste desenlace hubiese sido muy inferior al total que va a costar su vida artificial hasta el final. Buen ejemplo de este principio es que el rescate de Grecia, que todavía no ha llegado al desastre final, ya casi dobla la factura que habría costado su quiebra, la deuda externa al inicio del 2010, y eventual salida de la Eurozona, y encima los griegos de a pie están soportando inmensos sacrificios que probablemente no servirán para nada.

Según un artículo de ayer en The Economist, en Chipre no se ha cometido un error, sino tres. En primer lugar, un gravísimo error al aplicar el gravamen a los depósitos de un importe inferior a 100.000 €, porque esa era la cifra que estaba garantizada y asegurada contra perdidas en toda la U.E., incluso en caso de quiebra del banco. A partir del sábado ya nadie se lo cree. En segundo lugar, por más que en la U.E. se asegure que se trata de una medida excepcional que no volverá a repetirse, tampoco se lo cree nadie, y con toda probabilidad se producirá una sustancial caída de los depósitos extranjeros en los países de la U.E. con problemas, entre ellos España. Y en tercer lugar por enésima vez la U.E. carga el coste de solucionar los problemas sobre quien menos responsabilidad tiene, el pueblo llano, y de tanto hinchárseles las narices, igual a estos señores se les acaba un día la paciencia.

Por si alguien no estaba todavía convencido que en la cúpula de la U.E. no hay ni una sola persona capaz de hacer la O con un canuto, solo unos días antes de la asnada chipriota se anunció que Irlanda ha vuelto a financiarse directamente en el mercado de deuda, como demostración que de los países rescatados es el que está recuperándose mejor y más rápidamente, hecho que también demuestra lo estúpido de la U.E. porque Irlanda es precisamente el único que se negó a aplicar alguna de las imposiciones de la Troika, como la subida bestia de impuestos y determinados recortes sociales.

A veces leo artículos en el periódico que aumentan considerablemente mi nivel de cabreo. El artículo que adjunto, de Rafael Poch, corresponsal de La Vanguardia en Berlín explica que precisamente se cumplen 60 años de un acuerdo firmado en Londres el 27 de Febrero de 1953, por el que 20 países, los aliados y algunos más, entre ellos España, Italia y Grecia, establecieron un plan para ayudar a Alemania a salir de la ruina en que la había dejado la II Guerra Mundial. Se rebajó la deuda externa en un 60%, se permitió a Alemania suspender pagos y renegociar condiciones de toda la deuda restante, imponiendo un límite al servicio a la deuda externa de un 5% de los ingresos por exportaciones. Se considera que sin este acuerdo el famoso milagro alemán no se habría producido y a la hora de la reunificación el oeste probablemente hubiese estado solo un poco mejor que el este. Por otro lado no me extraña, en 1953 el canciller era Konrad Adenauer, uno de los grandes políticos europeos de nuestra historia moderna, mientras ahora tenemos la desgracia Merkel. Pero lo que me ha cabreado más es otro hecho que se menciona en el artículo: que el político izquierdista griego Tsipras le propuso al Sr. Schäuble, ministro alemán de economía, que en Grecia se redujesen los recortes sociales y en su lugar se trazase un plan para acabar con la crónica evasión fiscal de los griegos con más renta. Algo muy parecido a lo que he mencionado muchas veces referido a España: la U.E.-Merkel se ha centrado solo en recortes sociales sin ni tan solo mencionar la evasión fiscal a “la griega”, la reforma a fondo de la Administración Pública y la lucha contra la corrupción. Parece ser que el Sr. Schäuble no le hizo ni caso. Debía estar ya concentrado en pensar la gran solución alemana para Chipre.

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