Sabes que estás en una reunión de gente del Patio del Pájaro Azul cuando viene el camarero para tomar nota del segundo, uno pide lomo de buey, y los demás que lo quieren no dicen “y yo” o “yo también”, sino “RT”. Pero ser tuiteros, es decir, utilizar la herramienta llamada Twitter, no hace que seamos mejor, o ni siquiera diferentes al resto de las personas. Como siempre, lo que hace diferente a alguien es el uso que se le de a las cosas.
Y cuando encuentras en ese Patio sonrisas y manos abiertas, oídos y mentes despiertas y dispuestas, cuando entiendes lo que significa la frase “lo importante es participar” delante de una cerveza, un vino o un plato de ensalada, chopitos o patatas bravas… entonces no te juntas para cenar. Te unes para cenar. Unes ganas de divertirte a las de conocer a personas que te han hecho pasar ratos agradables o te ha hecho pensar al otro lado de una pantalla de ordenador, unes las manos que se te han dado como ayuda en un patio virtual al apretón de manos, el beso o el abrazo que le das a esa misma persona. Y sonríes. Porque estás a gusto. Porque el mundo es un gran caos ahí fuera, pero lo tenemos que empezar a solucionar desde dentro de cada uno de nosotros. Y la llave la tienen las sonrisas. Las sonrisas de gente dispuesta, de gente amable, de gente que escucha. De gente de poquito a poco.
Lo de menos es el porqué. Lo de más es para que. Para momentos que se guardan dentro y saldrán en tardes de abril aburridas junto con seis sonrisas y un par de “¿te acuerdas?”. Para sentir que hay cosas que merecen la pena y que no están en los titulares o en los anuncios por palabras. Las personas merecen la pena. Un patio no lo hacen las paredes. Lo hacen los vecinos.
Gracias a @Avisnigra67, @Portislamb, @Inma_eiroa, @Tavicalvete, @Reina55, @Always_Candy, @LaTrinchera, @Lujan_ilario, @Musicliveislife, @Charlygp, @javier_hdez, @etcach, @Angelfmarin, @Mara_BC y @Gasolinero por estar ahí y dar sentido a muchas cosas. Gracias a @Palabrasalbapor por hacerlo siempre. Gracias a los que no vinieron, pero estaban. Y sobre todo, gracias a todas y cada una de las personas que hay detrás de esos avatares. Mis vecinos. Mi gente.
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