En este caso, podría decirse que la expresión es literal… ¡La historia de la que vamos a hablaros jamás llegó a contarse!
Recordaréis que en nuestra sección anterior comenzamos a repasar los contenidos del primer Marvel Age, enfocando nuestra lupa sobre algunos proyectos que no llegaron a concretarse. Además de los que citamos entonces, quedaron en el olvido dos novelas gráficas de Spiderman y una de Hulk, esta última dibujada por Bret Blevins sobre textos de Jim Shooter. Un tema aparte es el de la graphic novel de Thor que iba a ilustrar Bill Sienkiewicz, también escrita por Shooter, ya que todo hace indicar que se trata del mismo relato que terminó dibujando Paul Ryan con el título “A quien los dioses querrían destruir”.
Pero volvamos a las novelas gráficas del trepamuros, que son las que nos interesa destacar hoy. Poco podemos aclarar de la primera de ellas, tan sólo nos consta que se anunció a Michael Golden como autor de la misma. En aquella época no era infrecuente que el artista dejara algún que otro proyecto colgado: así sucedería igualmente con el annual de Superman que tenía previsto realizar junto a Chris Claremont. Golden es uno de esos creadores que suelen eludir el radar informativo. Hasta la fecha, ha cuidado con celo sus datos personales y no cuenta con página web ni nada por el estilo: ¡cosas de genios! Pasado algún tiempo, Golden sí completaría un cómic de Spiderman y Hulk con guión de Bill Mantlo –su pareja de baile en Los Micronautas– para Marvel Fanfare Nº 47 USA.
Por suerte, de la segunda novela gráfica arácnida sí disponemos de abundante y jugosa información. Sabemos que era un proyecto soñado para Bob Layton, su principal impulsor. Tanto era su entusiasmo que consiguió reclutar a dos artistas verdaderamente excepcionales para la parcela gráfica: Paul Smith en los lápices, y Barry Windsor-Smith como entintador. Claro que, viendo el trabajo que realizó Windsor-Smith para la serie limitada del Hombre Máquina… bueno, ¡estaba claro que allí hizo más, mucho más, que limitarse a perfilar los bocetos de Herb Trimpe!
Aquello prometía, vaya que sí. Layton desarrolló un argumento con un contenido muy adulto, marcando distancias con respecto a lo que podía encontrarse en las colecciones habituales del lanzarredes. Por su parte, Windsor-Smith aportó varias ideas al guión inicial, y el texto revisado se entregó al otro Smith para que empezara a obrar su magia. Este consiguió finalizar los lápices de algo más de veinte páginas antes de ser requerido para otros encargos. No olvidemos que su cotización estaba por las nubes tras deslumbrar con una decena de inolvidables episodios de la Patrulla-X. Smith estuvo a punto de fichar por DC para encargarse del relanzamiento de Green Lantern junto a Steven Grant, pero el acuerdo con la editorial no fructificó y el artista prefirió quedarse en Marvel para dibujar la serie del Doctor Extraño, su personaje favorito, en una soberbia etapa donde formó tándem con Roger Stern. Después regresaría a los mutantes como ilustrador de la serie limitada X-Men/Alpha Flight, dos números especiales que verían la luz en otoño de 1985.
A pesar del interés de Bob Layton por sacarlo adelante, el proyecto parecía haber entrado en vía muerta. Al ser ascendido a director editorial en sustitución de Jim Shooter, Tom DeFalco se puso en contacto con el autor para comunicarle que iba a cancelar la novela gráfica porque consideraba que la historia tenía un impacto demasiado profundo en la vida de Peter Parker. DeFalco compaginaba su cargo con el de editor de las cabeceras del trepamuros y tenía su propio criterio sobre el rumbo que debía seguir el personaje. Como es norma habitual en estos casos, se pagó a todos los colaboradores implicados y se dio carpetazo al asunto.
En fin, después de todo el rollo introductorio que os he soltado, supongo que os estaréis preguntando de qué diantres iba la dichosa historia, así que vamos a tratar de resumirla a partir del borrador original de Layton.
Pese a que la calidad no sea demasiado buena, pensamos que valía la pena reproducir una muestra de los lápices de Paul Smith para “Jaula de Oro”, la novela gráfica de Spiderman guionizada por Bob Layton.
Todo comienza cuando Spidey interviene para proteger de un atentado a Carla DelVeccio, la mujer de un poderoso hampón neoyorkino. En el tiroteo subsiguiente, recibe el impacto de una bala y resulta gravemente herido. Como muestra de gratitud, la señora DelVeccio lo traslada a su mansión y, tras despojar al héroe de su disfraz, requiere los servicios del médico de la familia para que le opere y salve su vida.
Transcurridos unos días, el sobrino de la venerable May Parker recobra finalmente el conocimiento, sólo para descubrir que ha sufrido serios daños neuronales. Carla le informa de que tendrán que pasar meses antes de que pueda volver a andar y le ofrece su ayuda en el proceso de convalecencia. En una impagable escena, ella le pregunta cómo debe llamarle. Él replica: “Peter.” La joven insiste: “¿Sólo Peter...?” Forzando una sonrisa, él añade: “O Pete.”
Se me ocurre que estos destellos de ingenio son muy característicos del personaje, ¿a que sí?
Aunque en un principio presenta alguna resistencia, el aventurero arácnido no puede evitar sucumbir a los muchos encantos de la hermosa damisela y se enamora de ella. A todo esto hay que precisar que el marido de Carla había tenido que huir del país siete años antes para evitar ser detenido por evasión de impuestos, así que no está presente para ver cómo se la juega su señora. Pero algo debe intuirse el hombre porque, repentinamente, decide regresar para visitar a su cónyuge, a pesar del riesgo personal que entraña el viaje. Al enterarse de la “feliz” noticia, Carla se apresura a despachar a su atribulado amante y lo envía de vuelta a su apartamento. Sin terminar de comprender lo sucedido, Peter se halla sumido en un mar de dudas: ¿Debe volver a ser Spiderman o ha llegado el momento de colgar las mallas de una vez y para siempre? Para despejarse un poco, el lanzarredes se enfunda su uniforme de repuesto y sale a balancearse en busca de acción. El momento decisivo llega cuando se enfrenta a un criminal que está atracando una tienda y este le apunta con su pistola. Nuestro Pete se queda paralizado por el terror, pero el delincuente lo interpreta como una muestra de supremo valor y acaba dándose a la fuga.
Tras el incidente, Spidey regresa a la lujosa residencia de Mrs. DelVeccio con la intención de poner las cosas en su sitio. La tensión entre ambos se corta con un cuchillo, justo en el instante en que una llamada telefónica alerta a la dama de que una banda rival planea asesinar a su marido. Desesperada, la mujer le implora a Peter que intervenga para impedirlo. Él se revuelve con rabia y le espeta: “¿Y qué si muere? ¡No le quieres a él! ¡¡Me quieres a mí!! Si lo matan, lo heredarás todo, ¿no?” Ella niega con la cabeza: “Firmé un acuerdo prematrimonial. No conseguiré nada.” El trepamuros rehúsa darse por vencido: “Nos tenemos el uno al otro. ¿No es eso suficiente…?” Y ella, bajando la mirada, se encoge de hombros y murmura: “No…”
Carla se ha acostumbrado a vivir en una jaula de oro y no está dispuesta a renunciar a ella.
Más furioso y violento que nunca, el Hombre Araña se marcha a toda pastilla y salva al mafioso, arriesgando nuevamente su integridad física… aunque esta vez esquiva la fatídica bala.
Y así llegamos a la memorable escena final: Peter se presenta ante Carla, sin llegar a atravesar la puerta de la mansión. Temblorosa, ella le pregunta si va a entrar, y entonces él pronuncia la frase que todos estáis esperando: “A este lado es donde debo permanecer. Olvidé que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Puedo morir aquí fuera, sí … pero también puedo vivir aquí fuera. Eso es algo que tú, querida, jamás conocerás.”
Fundido en negro… The End!
Estaréis de acuerdo conmigo: un gran final para una gran historia. Si no lo estáis, ¡no hace falta que sigáis leyendo el resto del artículo!
En su fase inicial, se comentó que el propio Layton se encargaría también de dibujar y entintar la obra. Esta es su versión de la seductora Carla DelVeccio, tal como aparecía en la revista Marvel Age. ¿Verdad que tiene un aire a lo Mary Jane, con algún añito más?
A lo que iba: visto lo conflictivo del planteamiento, ahora entenderéis mejor la decisión que tomó Tom DeFalco, aunque no deja de resultar triste que un proyecto así se malograse por una cuestión de puritanismo. Porque, básicamente, se trata de eso: los americanos son muy suyos en lo tocante a temas de moral y no ven con buenos ojos que un superhéroe “icónico” mantenga relaciones carnales con una mujer casada. No es este un caso aislado. En DC sucedería algo similar en 1987 cuando a Mike Baron se le ocurrió la idea de liar a Flash con la esposa de un científico a quien unas drogas experimentales habían transformado en un superpoderoso y vengativo Demonio de la Velocidad. La saga era magnífica, con unos dibujos espectaculares a cargo de Jackson Guice, pero la polémica resultante –azuzada por alguna crítica tan ácida como la que firmó Don Thompson, el influyente editor del semanal The Comic´s Buyer Guide– devino un factor determinante para precipitar la marcha de Baron… Una lástima, igual que lo fue que nunca pudiéramos disfrutar de esta increíble novela gráfica del Asombroso Spiderman.
Y aquí vemos la reinterpretación que hizo Paul Smith de la misma secuencia, dándole un toque de erotismo del que carecía el original. Nos quedamos con las ganas de ver cómo hubiera sido el resultado final con el entintado y el trabajo de coloreado que pensaba realizar Barry Windsor- Smith.
Y al que piense que la trama era un poco “excesiva”, quizá habría que recordarle otras vicisitudes por las que ha pasado y seguirá pasando el personaje… A título personal, os confesaré que siempre he sentido cierta debilidad por esta clase de relatos intensos y pasionales que entroncan con la mejor tradición del género negro. Si tienes la suerte de descubrirlos a la edad adecuada, se te quedan grabados a fuego en la memoria para siempre. Por eso creo sinceramente que el Spiderman de Bob Layton y los dos Smith tenía el potencial para haberse convertido en uno de los grandes clásicos marvelianos de la década de los ochenta.
Pero no pudo ser.
Y ahora tan sólo le queda ocupar su lugar en ese desván olvidado donde languidecen todos aquellos cómics que, por uno u otro motivo, acabaron siendo sacrificados ante los caprichosos dioses editoriales. Los que conocen el lugar aseguran que se trata de un antro bastante lúgubre. Por no tener, parece que ni tan siquiera tiene ventana.
Si estuviéramos en otro multiverso, quizá lo encontraríamos en un rincón alejado de la Biblioteca de Lucien.
Y digo yo, si es que digo algo… ¿A quién habría que sobornar en Marvel para que retomaran el proyecto?
Miguel G. Saavedra
De propina, ahí van tres páginas más de “Jaula de Oro” abocetadas por Paul Smith. Un detalle más a valorar: Peter Parker y Mary Jane Watson contrajeron nupcias en un Annual publicado en 1987. Es obvio que para Tom DeFalco la idea de tirar adelante la historia cuando Spidey ya estaba felizmente casado en las series regulares del trepamuros era “much too much”.
La serie limitada X-Men/Alpha Flight sí brindaría a Paul Smith y Barry Windsor-Smith la oportunidad de colaborar juntos, aunque fuera fugazmente. El entintador titular de la misma, Bob Wiacek, tenía problemas para entregar a tiempo el segundo especial de la colección, de modo que recurrió a la ayuda de varios “amigos” sin acreditar: uno de ellos era Mike Mignola… y el otro era el mismísimo Windsor-Smith, que se ofreció gustosamente para pasar a tinta algunas páginas dibujadas por su colega Paul.