El embarazo y el nacimiento de un hijo eran épocas de especial compañerismo femenino. Las mujeres del pueblo realizaban juntas varias tareas a lo largo del año [...] pero en su mundo el momento de un nacimiento era el origen de un lazo especial que sólo ellas, como mujeres, compartían. “En la espera” como en el siglo XIII lo llamaban los coetáneos, le aconsejarían sus amigas, las mujeres de la familia y la curandera del pueblo, y más tarde le ayudarían en el parto.1
Llevo unas semanas leyendo un tocho de casi 1000 páginas acerca de la historia de las mujeres. Un libro apasionante en el que me he encontrado con frases tan preciosas como esta que os acabo de citar. Este texto me evoca un mundo de solidaridad y compañerismo femeninos. Un mundo en el que ellas se refugiaban en sus amigas, madres, tías, hermanas, para superar uno de los momentos más felices y trascendentales de su existencia. Daban la vida, pero podía llegar también la muerte. La suya o la de su bebé.
No envidio ni mucho menos el peligro que entrañaba en épocas pasadas el hecho de tener un hijo. Las reinas hacían testamento cada vez que se quedaban embarazadas. Las mujeres normales perdían una media de un hijo a lo largo de su vida si no morían en el intento.
Actualmente los avances médicos han dado a la mujer la oportunidad de vivir esos momentos como un tiempo de felicidad. Pero hemos perdido aquella hermandad femenina.
Las sociedades deshumanizadas en las que vivimos somos muchos millones de seres humanos compartiendo nada más que un espacio vital. La soledad es uno de los más graves problemas. Vivimos momentos importantes de nuestra vida, tristes o felices, a veces completamente solos, a pesar de estar rodeados de una gran cantidad de personas.
La comunicación humana ha cambiado muchísimo en los últimos años. Bueno, me atrevería a decir en los últimos meses, o días. Las nuevas tecnologías han modificado por completo nuestro modo de hablar, conocer gente, expresarnos. A algunos los ha aislado, pero a otros les ha dado la oportunidad de encontrar a seres extraordinarios, a personas que estando a miles de kilómetros de distancia, han compartido, ayudado y acompañado a otras personas.
Es el caso de las madres. No hace ni seis meses que me he sumergido en este mundo, pero no deja de sorprenderme cuando me conecto, me pongo delante de la pantalla y leo historias maravillosas, comentarios alentadores.
Algunas de esas madres han creado una especie de tribu como lo llaman ellas. Hoy quiero destacar tres de estas tribus:
Madres blogueras en FacebookVirginia creó hace tiempo un grupo en Facebook en el que acoge a todas aquellas mujeres madres o que simplemente sueñan con serlo algún día. Ya somos más de 80. Hace unas semanas tuve el honor de que Virginia me nombrara administradora del grupo para poderle hechar una mano cuando sus cuatro maravillosos hijos no le permiten estar con nosotras. Todas aquellas que queráis uniros seréis bienvenidas.
http://www.facebook.com/home.php#!/home.php?sk=group_154657071250360&ap=1
Comunidad de Madres BloguerasDos de las líderes en este mundo de los blogs, Mamá sin complejos y Mamá (contra) corriente han iniciado una comunidad en internet en la que quieren acercar a las mujeres entre sí. Foros, grupos de amigas, mapas de localización de madres y muchas otras cosas más que seguro irán incorporando. También animo a todas las que aun no hayáis entrado (pocas, seguro) a que lo hagáis porque os sentiréis muy bien acogidas.
http://www.madresblogueras.com/
El club de las madres felicesEsta especie de blog de blogs en el que cuatro blogueras, las dos anteriormente citadas, Tenemos Tetas y Mamá pediatra, escriben periódicamente sobre temas relacionados con la maternidad. De nuevo os digo que os déis un paseo porque encontraréis contenidos muy útiles.
http://elclubdelasmadresfelices.com/
Y, en fin, todos los blogs que conozco y aquellos que no tengo tiempo material pero que algún día visitaré porque seguro que seguiré encontrando mujeres profesionales, listas, cultas, espabiladas, madres, por encima de todo, que sufren, ríen, lloran, cantan, escriben, leen, piensan, como yo.
______1. Historia de la mujeres, una historia propia. Bonnie S. Anderson y Judith P. Zinsser