Un día por accidente volqué mi carrito eléctrico de golf. Elizabeth, muy atractiva y excelente golfista, que vivía en un chalet del campo de golf, oyó el ruido y me gritó “¿Estas bien?, ¿Cómo te llamas?”, ”Me llamo Phil y estoy bien, gracias” contesté.
“Phil, olvídate del problema, ven a mi casa, descansa un rato y te ayudaré más tarde a poner el carrito en pié”, ”Es sumamente amable de tu parte “, contesté, “pero no creo que le guste a mi mujer”, ”Oh, anda vente” insistió Elisabeth.
Era una belleza muy sexi y persuasiva…y yo muy débil. “Bueno, vale” finalmente acepté y añadí, “pero no creo que le guste a mi mujer”.
Después de recuperarme con varios brandys, y de varias lecciones creativas de golf sobre la hierba del campo, le di las gracias “Me encuentro mucho mejor, pero mi mujer realmente se va a enfadar”, “No digas tonterías” Elizabeth dijo con una sonrisa “Ni se va a enterar. Por cierto, ¿donde está?”.
“Bajo el carrito”.