Yo soy más bien de natural ateo, pero reconozco que lo de la confesión tiene su punto. Sobre todo en días como este. Eso de sacar al aire los pecados cometidos, además del innegable morbo para el personal, tiene en un uno mismo un efecto relajante, que no es bueno guardarse demasiado. La reflexión viene dada porque me ha parecido que hoy, Sant Jordi, Día del libro, es un estupendo motivo para repetir una confesión de hace tiempo, ya publicada en el blog y, lo cual es más importante, incluida en “Primera Cosecha”, mi libro. Feliz Sant Jordi.
Confieso que he cabalgado por tierras de la Mancha a lomos de un viejo caballo, y me han tratado de loco, quizás por el hecho de pasar cien años en una aldea llamada Macondo, a lo mejor por intentar llevar un simple anillo a los fuegos del destino, sin casi ninguna esperanza, y luchar en los campos de Pelennor contra ejércitos sin final liderados por el Señor Oscuro. Puede ser que esa fuera la razón que me llevara a descansar en una Montaña Mágica.
Confieso que he buscado tesoros en islas y barcos hundidos, que he sido pirata, bucanero, filibustero y oficial de la marina que los perseguía. He cruzado asi los cabos de Hornos y Buena Esperanza al lomo de tormentas imposibles, obsesionado por ballenas blancas, y he llegado a ser un viejo en el mar.
Confieso que he sido jugador, hermano de un tal Karamazov, en la Guerra y en la Paz, aunque fue en la guerra donde segué la vida de infieles en Flandes como falso capitán de los Tercios, para luego pasar a ser un coronel a quien nadie le escribía.
Confieso que he sido poeta en Nueva York, escrito canciones desesperadas, alguna rima y más de una leyenda, y que he gritado más de una vez “todos a una”. Que he cojeado metiéndome con un hombre a una nariz pegado y que siendo buscón en viejas calles de Madrid metido, me tope con unas tales Jacinta y Fortunata.
He investigado crímenes sin cuento, como duro detective en Los Ángeles, como bigotudo belga en trenes, como franciscano en monasterios. He sido emperador tartamudo, de pícaros lazarillo, azteca antes de Cortes, amante en indonesia. He visto construir pirámides como faraón y derribar imperios como legionario.
En fin, confieso que he vivido. Confieso que he leído.
Imagen: bypolar bear
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