Hace un tiempo hablamos de la Puerta de Ishtar, una de las entradas monumentales a la antigua ciudad de Babilonia. Decorada con figuras doradas y recubrimiento de lapislázuli, era una obra de arte hasta su destrucción, tras la cual quedó reducida a un montón de fragmentos; que, sin embargo, aún son un tesoro de incalculable valor.
Por desgracia, según informa The Art Newspaper, el Ministerio de Turismo y Antigüedades iraquí ha reconocido la desaparición de unas 400 piezas de la puerta original. No es la primera vez que esto sucede, debido a la escasez de guardias que protejan los sitios arqueológicos, lo que facilita el contrabando de restos valiosos.
Los fragmentos de la Puerta de Ishtar, en su mayoría ladrillos esmaltados en lapislázuli, son objetos muy valiosos y cotizados en el mercado negro de antigüedades; algunas piezas originales pueden verse en museos de todo el mundo, destacando el Museo de Pérgamo en Berlín, donde se construyó una impresionante réplica de la puerta.
El pillaje y contrabando de piezas de museo es uno de los problemas no solucionados a los que se enfrenta el gobierno iraquí. Tras la guerra del año 2003, muchos han aprovechado la confusión para robar piezas de los museos. El Ministerio ha informado que hay una investigación policial en marcha, pero advierte de que hace falta más personal (unos 1000 guardias) en los museos y sitios arqueológicos para garantizar la seguridad de los mismos.