El año pasado hice un viaje de unos días a Barcelona y desde entonces tenía pendiente escribir un post sobre ello. Fue a mediados de mayo, al poco tiempo de volver de Costa Rica, y tuve la suerte de ir bien acompañada con algunas de mis mejores amigas de Madrid. Además allí me reencontré con un amigo italiano que conocí en Costa Rica, con un amigo nuestro de Madrid que ahora vivía allí y con uno de mis mejores amigos del máster de Edimburgo que además tuvo la generosidad de ofrecernos su casa para quedarnos. No podía tener mejor manera de celebrar mi regreso a España y mi reciente cumpleaños. Barcelona era uno de mis destinos pendientes para revisitar. Había estado allí hacía catorce años pero fui en invierno y con una gripe que me hizo estar en cama gran parte del tiempo. No disfruté mucho de Barcelona en aquellos días y siempre pensé que tenía que volver para vivir esta ciudad de otra manera. Por fin llegó el momento de volver, las condiciones se dieron para ello y tuve que aprovechar la oportunidad.
A menudo, en mis viajes y estancias en el extranjero, he conocido personas de todo el mundo que al saber que era española, me han hablado de su viaje a Barcelona. Parece que esta ciudad es mucho más popular que Madrid para los extranjeros, de hecho es una de las ciudades más visitadas de toda Europa. Yo siempre me preguntaba a qué se debía tanto entusiasmo con Barcelona cuando a mí no me pareció nada del otro mundo. Cuando volví pude entenderlo, mi percepción de la ciudad se había visto empañada por mi mala experiencia anterior. Esta vez descubrí sitios nuevos que me parecieron fascinantes, además de ver algunos de los sitios anteriores con otros ojos. La compañía de mis amigos hizo que disfrutara la visita mucho más aún. Ahora Barcelona para mí siempre será especial y llena de gratos recuerdos.
Barcelona es una ciudad con mucho encanto, repleta de lugares históricos, una arquitectura exquisita, arte moderno, teatros y una vida nocturna como pocas. Es además muy cosmopolita, con gente de todo el mundo viviendo en ella, atraídos por todo lo que esta ciudad tiene para ofrecer. Su entorno es además inmejorable, entre mar y montaña, por lo que hay muchos lugares que visitar en los alrededores si uno va con suficiente tiempo. Su oferta cultural es enorme, no sólo por los museos y el gran patrimonio histórico, sino también por los eventos y festivales que se ofertan todo el año. Nosotros tuvimos la suerte de estar allí en la Noche de los museos, en la que los museos de toda la ciudad abrían sus puertas para que cualquiera pudiera visitarlos gratuitamente. Además también pudimos entrar en el Teatro Liceo y ver actuaciones de opera sin pagar nada, todo un lujo.
Viajamos a Barcelona desde Madrid en un autobús nocturno. Llegamos a eso de las 8 de la mañana a la estación de autobuses de Sants, una de las dos que hay en Barcelona. Allí nos esperaba mi amigo Plácido al que conocí en el máster de Ecoturismo de Edimburgo. Él era de Barcelona y volvió allí al terminar el máster. Nos llevó al antiguo piso de sus padres en el que ahora no vivía nadie y que sólo tenían para visitas. Él vivía con sus padres en otro piso más nuevo que compraron hace unos años. Allí íbamos a tener la suerte de quedarnos los próximos días, lo que nos permitió un ahorro considerable. La localización del piso era estupenda para visitar el centro de Barcelona, a tan sólo dos paradas de metro de Plaça de Catalunya y de Paseo de Gracia. Fue genial ver a Plácido de nuevo después de un año que no le veía, y además verle en su ciudad. Nos dio un mapa y muchos consejos de sitios para visitar y cómo aprovechar el tiempo al máximo en nuestra visita.
Ese día nos lo tomamos con tranquilidad porque habíamos viajado por la noche. Sólo estábamos mi amiga Susana y yo, las demás llegaban después. Por la tarde quedamos con Massimo, mi amigo italiano al que conocí en Costa Rica. Él llevaba ya ocho años viviendo en Barcelona y le encantaba. Fuimos a Plaça d’ Espanya para ver la famosa Fuente Mágica de Montjuïc. Se trata de un espectáculo de color, luz, movimiento y música, en el que el agua de la fuente es la protagonista. Esta fuente se inauguró el 19 de mayo de 1929 durante la Exposición Internacional de Barcelona.
Al día siguiente Susana y yo volvimos a Plaça d’ Espanya para verla de día. Es uno de los sitios más elegantes de Barcelona, con sus majestuosos edificios y fuentes.
Después fuimos a recorrer el Parque del Montjuïc, una de las dos elevaciones de Barcelona lo que le convirtió en puesto de vigilancia militar en la antigüedad. En el siglo pasado se hizo famoso por dos acontecimientos importantes: la Exposición Universal de 1929 y los Juegos Olímpicos de 1992. En la cima de la Montaña de Montjuïc está el Castillo de Montjüic, una antigua fortaleza militar desde donde se pueden apreciar unas vistas estupendas de la ciudad. Nosotras llegamos caminando pero también hay un teleférico. También visitamos el Jardín Botánico y el Anillo Olímpico de Montjuïc, aunque nos faltó por visitar el famoso Museo Nacional de Arte de Cataluña.
A la hora de comer nos encontramos con nuestra amiga Amagoia en Plaça de Catalunya, que acaba de llegar de Madrid. Luego fuimos a casa de Plácido para dejar su equipaje. Después de descansar un poquito, cogimos el metro para visitar el famoso Barrio Gótico de Barcelona, el más antiguo de la ciudad y en pleno centro. Este fue el lugar de Barcelona que más me enamoró y en el que no había estado en mi primera visita. Caminar por sus antiguas calles llenas de encanto es una maravilla, y lo mejor es dejarse llevar para acabar en sitios inesperados. Tengo que decir que me encantan las ciudades medievales, soy fan total de ellas, y no me esperaba esto en Barcelona, tan famosa por su modernidad. Vistamos lugares famosos como la Catedral de Santa Eulalia, el Carrer del Bisbe, la Plaza Sant Jaume, la Plaza Real y el Barrio Judío. Por la noche fuimos a la Plaza del Rey donde había danzas folclóricas (tipo “ceilidh”) con música en directo. Lo pasamos muy bien bailando con un montón de desconocidos en círculo, en aquella placita medieval con tanto encanto, muy buen ambiente.
Al día siguiente llegó la última amiga que faltaba, Yenny, y nos fuimos directas a Sitges, famoso lugar de playa cerca de Barcelona al que se puede llegar fácilmente en tren (media hora desde la estación de Sants). Si no os queréis ir tan lejos tenéis otras playas más cerca de Barcelona como la Barceloneta. Tuvimos un día estupendo de sol y hasta nos pudimos bañar. Si hubiéramos ido al día siguiente no habría podido ser ya que el tiempo se estropeó entonces. El pueblo es encantador y la playa muy bonita. Quién me iba a decir que iba a disfrutar de la playa en mayo a mi regreso a España! No era como las playas de Costa Rica donde había estado recientemente pero no estaba nada mal.
Por la noche fuimos a ver el concierto de mi amigo Moisés, de Madrid como yo pero ya asentado en Barcelona desde hace diez años. Él tiene una coral de canto de armónicos y actuaba esa noche en una antigua iglesia de Barcelona. Al concierto también se vino Roberto, otro amigo de Madrid que ahora vivía en Barcelona, aunque éste llevaba menos tiempo. El concierto fue espectacular y después nos fuimos a disfrutar de la Noche de los Museos. En uno de ellos nos encontramos un concierto de música jazz/swing y mucha gente bailando al aire libre.
Al día siguiente, nuestro último día en Barcelona, fuimos a la Sagrada Familia, aunque no entramos dentro. Yo ya la vi en mi anterior visita y la verdad que por dentro me decepcionó, estaba toda en obras. Lo siento pero por mucho que dicen que la Sagrada Familia es espectacular, hay otras catedrales en el mundo que me han gustado más.
Después de hacernos las fotos de rigor en la entrada, nos fuimos a pasear por la Diagonal y las Ramblas, y otros sitios del centro. Por la tarde nos encontramos de nuevo con Roberto y nos fuimos al Teatro Liceo que también abría sus puertas al público gratuitamente ese día. Hicimos la visita guiada del teatro y acabamos viendo unas actuaciones de ópera de unas estudiantes del conservatorio, de lujo.
Más tarde volvimos al Barrio Gótico, nos encontramos allí con Plácido y fuimos a una heladería muy especial a la que le había echado el ojo el otro día porque vendían helados sin lácteos ni azúcar! Ideal para mí que llevaba años sin comer helados porque no los encontraba de esta manera, y es que en Barcelona hay de todo! Acabamos en el Arco del Triunfo donde nos hicimos esta foto de grupo para finalizar nuestro viaje que había sido de lo más completo, divertido y lleno de reencuentros con buenos amigos.
Creo que mayo es una fecha ideal para visitar Barcelona, antes del verano que es cuando más se masifica con el turismo. En mi post te doy ideas para visitar algunos de los lugares más turísticos e interesantes de la ciudad, pero aún me faltan muchos, pues Barcelona es una ciudad enorme llena de posibilidades! Si aún no la conoces o si tu primera visita no fue muy satisfactoria (como a mí me pasó), no te lo pienses dos veces y prepara tu viaje a Barcelona cuanto antes. Y déjate sorprender por una de las ciudades más fascinantes del mundo.