Acabaron los JJ.OO. de Rio de Janeiro. Unos Juegos donde la delegación española ha conseguido los segundos mejores resultados de la historia si se sigue la clasificación que surge del medallero oficial. Unos juegos que nos han dejado imágenes para el recuerdo de entrega, esfuerzo, trabajo y compañerismo de muchos de los deportistas participantes.
Y unos Juegos Olímpicos en los que el factor psicológico ha estado más que presente en boca de periodistas, comentaristas y deportistas. Buena señal. Cada vez se le da más importancia a la preparación psicológica de cara a preparar una competición, más allá de la imagen de apagafuegos que pueden tener los psicólogos deportivos, ya que para que la preparación mental, al igual que la física, de sus frutos, se debe realizar un trabajo de largo recorrido, y no recurrir a ella cuando vienen mal dadas.
Carolina Marín, medalla de oro en badminton, no ha tenido problemas es explicar que utiliza los servicios del psicólogo del centro de Alto Rendimiento de Madrid para mejorar sus resultados. Su concentración, rutinas y verbalizaciones no son fruto de la espontaneidad sino de un trabajo de mejora en busca del máximo rendimiento.
Otras deportistas que también usaron los servicios del psicólogo del CAR de Madrid, Pablo del Río, fueron las chicas de gimnasia rítmica, plata por detrás de las todopoderosas rusas. El trabajo de concentración con las gimnastas es fundamental por la dificultad de los ejercicios y el nivel de activación física y mental que supone el estar luchando por las medallas.
Además está la muestra de valores tan importante como el trabajo y el no rendirse de Rafa Nadal en la pelea por el bronce con el japonés Nishikori luchando cada punto hasta el límite de sus fuerzas físicas y mentales.O la emotiva imagen de solidaridad y compañerismo en los 5.000 metros femeninos donde las atletas Nikki Hamblin y Abbey D´Agostino demostraron el llamado espíritu olímpico tras caer y ayudarse mutuamente a terminar la prueba, decidiendo los jueces clasificarlas para la final.