Revista Infancia
En el día de hoy tuve la oportunidad de asistir a la Marcha de las Mujeres en la ciudad de St. Petersburg, Florida. Hasta el momento se han contabilizado 20,000 asistentes a la marcha. La experiencia fue maravillosa y el ambiente era exquisito. Allí lo que se respiraba era Unión. Mujeres de distintas nacionalidades se unieron en una sola voz para marchar a favor de sus derechos. Mientras caminaba junto a una señora de mayor edad que no me miró con cara de rechazo por ser latina, se me llenaba el pecho de orgullo por estar allí. Mientras coreábamos a toda voz “Así es que luce la democracia”, me vino a la mente mi país. Una nueva reforma laboral amenaza a la clase trabajadora y a los jóvenes que se levantan cada día a buscarse el pan de cada día. Entonces me preguntaba dentro de mí, ¿Por qué no se tiran a la calle? ¿Por qué no dicen basta ya? Ya descansada en mi hogar, me pongo a mirar mis redes sociales y veo que bien la están pasando en la fiesta de la calle San Sebastián. Celebrando la liberación del Señor Oscar López. Como si Oscar fuera a sacarlos del hoyo económico donde está sumergida la isla. Muchas veces tendemos a prestarle importancia a lo menos importante. Tanta lucha, tanta energía para que liberen a un hombre que cometió delito. Porqué no luchar por nuestro país. Por el futuro de nuestros hijos. ¿Por qué no tirarnos a las calles a exigir que el Departamento de Educación les brinde un mejor servicio a nuestros estudiantes? ¿Por qué no nos tiramos a la calle a exigir una reforma laboral que nos permita desarrollarnos en nuestras carreras profesionales sin tener que abandonar el barco?Recuerdo cuando vivía en Puerto Rico. En dos ocasiones convoqué a limpiar la playa que quedaba cercana a mi casa. NADIE fue, ¡NADIE! Ah pero invítalos a beber, al chinchorreo… para eso hasta “party bus” alquilamos, pero para tener un mejor país no echamos para atrás a coger fresco.