
el albatros gira en redondo y cae sobre las semejanzas de las aguas cómo podría yo pronunciar lo que significa el sol si las balsas y las horas vacilantes aún resuenan en círculos infinitos
llamar a la noche llamar a esas raíces hirvientes de los regazos un poco de barro en el alma una palabra que yo le debía al mar
caen suaves reminiscencias de la memoria sobre las orillas y el cardo
brota el agua de los significados un jarro de caliza contenía al mar entero
medianoche solar quiebran los húmedos astros y las oscuras citaras del invierno oí los cantos en el barrio de los niños brillaba el crucifijo indescifrable la noche sólo duró sus omnipotentes sentidos se elevaba una posible justicia cuando la lluvia vuelva a sus vasijas de arcilla acaricia esa piel amaneciendo por ese último color
caía la lumbre del véspero contra los cristales, un olor a leche se desprendía de las obsidianas el mendigo dejo caer suavemente los velos sobre los campos de centeno discurría el agua malva entre las alcantarillas y los tibios callejones la campana dobló en círculos puros prolongando su luz incomprensible la ciudad apenas salía de su sueño bajo colores que no sabían ya como morir desvanecieron los altares sometidos y las semejanzas del dios
bajo la clara existencia de una plegaria