El poeta José Luis Gracia Mosteo (Calatorao,
Zaragoza, 1957) ha publicado en febrero de 2017 el poemario Romancero
negro. Con él quedó finalista del Premio
Fray Luis de León de 2014. El poemario cuenta con un prólogo de Montero Glez y en él podemos leer poemas
treinta poemas, de los que quiero mostrar aquí los tres primeros:
1.
…No pretendas saber, pues no está permitido, / el fin
que a mí y a ti, Leucónoe, / nos tienen los dioses asignados…
Horacio
JÁCARA DE CRISTIAN JUÁREZ, SICARIO
Dos
mil es lo que cobraba,
justo
dos mil aunque diga
que
un narco le apuraba.
Viajaba
hacia San Diego
procedente
de Tijuana,
tenía
catorce años,
una
madre y dos hermanas.
Era
para mantenerlas
y
que así se callaran;
me
dijo el capo Morelos
que
si no lo hago las mata.
¿Qué
podía hacer, señor,
sino
cumplir lo que mandan?
Matar
no es nada difícil,
y
la vida hay que ganarla.
Me
regalaron un colt,
cartuchos
y una navaja;
ahora
veremos, dijeron,
si
quieres utilizarlas,
si
sabes hacer muertitos
como
quien arrea vacas.
El
primero fue el peor,
no
dormí en una semana,
los
que llegaron después,
ya
eran ganado sin alma.
Viajaba
hacia San Diego
procedente
de Tijuana,
pasaba
ciego de mota
con
cinco escenas grabadas:
cuatro
decapitaciones
y
una mujer torturada.
Nada
más las degollé,
me
jalaron en Tijuana;
tú
solo haz lo que debes
si
quieres ver a tu mama.
Ocho
soldados y un cura
le
seccionaron el alma:
unos
con la balacera,
otros
con palabras blandas,
que
el cielo está muy arriba
pero
el infierno, en Tijuana,
y
para viajar tan cerca
con
el celular te basta.
Un
federal de Jalisco
le
metió el tiro de gracia:
ahora
veremos, le dijo,
si
mueres igual que matas;
si
eres hombre o eres chavo,
al
encarar a la Parca.
Pero
él ya no le oía,
lejos
como se encontraba,
muy
arriba, en el Norte,
llegando
a su nueva casa,
que
hasta sonreía, dicen,
al
sentir entrar la bala.
En
un hoyo lo enterraron
al
fondo de una cañada,
entre
Tijuana y San Diego
para
que no destapara
los
que pagan la pachocha,
ni
su pericia probada,
que
cuando se mata tanto,
es
mejor no contar nada,
y metro y medio de tierra,
dos
piedras y una meada
cierran
la boca a cualquiera
y
no hay tarifa que valga.
Dos
mil es lo que cobraba,
justo
dos mil aunque diga
que
un narco le apuraba.
2.
…Soy un héroe pequeño, y pequeño es también el atrio /
de Eetión de Anfípolis en que me alojo /
sin más compañía que una serpiente sinuosa y una espada…
Calímaco
CUATE SUGAR ES ORDENADO CHULO
No
me interrogue, no más,
no
voy a hablar, se lo juro,
cuando
cumplí veinte años
me
ordenaron como chulo.
Fue
el día de Todos Santos
el
que mataron el chivo,
me
tendieron en su sangre
y
rodearon el ombligo,
pa
luego hacerme una cruz
en
donde nace el resuello.
Luego,
bebimos tequila
y
cantamos todos juntos,
comimos
tacos con chile
y
fumamos tres carrujos.
Después,
trajeron una hembra
y
la cabalgué ante muchos;
ahora
soy hombre macho,
todo
un padrote cumplido,
tengo
claro que, si no hablo,
mañana
seguiré vivo.
No
me interrogue, no más,
no
cantaré, se lo juro,
a
la hora de la verdad
no
se achicopala uno,
bájese
a mamar, agente,
que
abajo tengo un buen puro,
cuando
cumplí veinte años
me
ordenaron como chulo.
3.
…Uno de sus ojos estalla de ira, mas…
Antípatro de Tesalónica
LA BANDA DE LA LÍNEA
UNO (I)
No
viajes en la Línea Uno,
por
Dios, no viajes ni subas,
desde
las diez de la noche,
no
te acerques a esa línea
si
no te las quieres ver
con la banda del Rafita.
Ya
sabes, son tres chavales
que
se dicen salvatruchas;
no
cojas el suburbano,
da
en el búho una vueltita,
que
llevan navaja y Täser
y
un puño con el que atizan
para limpiar los pelucos,
iPhones y prendas bonitas.
No
viajes en la Línea Uno,
no
subas, ni se te ocurra,
desde
las diez de la noche,
no
te acerques a esa línea.