Una maravilla, no me voy a andar con rodeos. Eso me ha parecido Until Dawn, la obra de Supermassive Games, que con tanto ímpetu esperaba. Sé que hay lerdos que no consideran este tipo de títulos como un videojuego y creen que denominándolo película rebajan su valía, pero bueno, son los mismos listos que se olvidan que estos videojuegos explotan como cualquier otro la característica idiosincrásica que define este arte: la interactividad.
Dicho esto, Until Dawn me maravilla en primer lugar porque, como podréis comprobar si echáis un ojo al blog, soy un acérrimo fan del terror, y es precisamente ese el principal atractivo de Until Dawn, una aventura gráfica muy marcada por la influencia de David Cage, Quantic Dream y sus videojuegos, como Heavy Rain y Beyond: dos almas, o incluso el L.A. Noire de Rockstar. Si te gusta el terror, Until Dawn te atrapará como a mí, si lo esquivas, olvídate, no es tu juego. La ristra de influencias se toman de todos los campos, de la literatura, del cine y de los videojuegos: Algernon Blackwood, La matanza de Texas, Viernes 13, Sé lo que hicistéis el último verano y todas las slasher, The Descent, Beneath, Ravenous, Silent Hill o las cabin in the woods, todo ello junto pero no revuelto para que lo disfrutes: lo sobrenatural y lo psycho, el fantasma y el asesino, el monstruo y la locura. Un guion de 1000 páginas da fe del buen hacer narrativo, con giros tan inesperados como enrevsados que harán vuestras delicias.
En mi caso, este aspecto de Until Dawn ha superado a cualquier otro, aunque claro, se agradecen también las cuestiones técnicas y, sobre todo, las de jugabilidad. En lo gráfico, Until Dawn brilla, sin explotar, ni de lejos, todas las posibilidades de las que podría haber echado mano. Pero tanto los escenarios como los personajes poseen unas texturas muy trabajas, muy pulidas, y las expresiones de los rostros, si bien a veces son un tanto robóticas, profundizan aún más en lo que se quiere conseguir. Excepcional es, sin embargo, el trabajo del sonido, tanto de las melodías que nos envuelven mientras caminamos por la montaña desierta o la casa abandonada como los efectos que estallan para intentar sobresaltarnos o aquellos que buscan intimidarnos psicológicamente.
Es, no obstante, en la jugabilidad, en el sistema de juego, donde Until Dawn recoge todos los éxitos de sus frutos. Un sistema que, si bien no es original (recoge el testigo de Beyond: dos almas, por ejemplo), sí introduce jugosas novedades que lo hacen muy especial. Tanto su perspectiva cinematográfica (a pesar del sistema fijo de cámaras, que funciona muy bien y es extremadamente efectivo) como su anhelo de asustar, revierten en el jugador o jugadora una experiencia de juego impagable con Until Dawn. A los ya habituales QTE y la toma de decisiones, se suma la aportación particular, en este caso el sistema creado por el efecto mariposa, que hará que cualquier decisión que tomemos o cualquier acción en la que fallamos, por nimia o lejana en el tiempo que nos parezca, se traduzca en consecuencias definitivas. Eso y los tótems, los cuáles iremos encontrando a lo largo del juego y nos revelaran en visiones aspectos futuros que deberemos tener en cuenta.
Esta parcial indefinición del desenvolvimiento narrativo da mucho de sí, de ahí que, aunque en realidad los finales per se se reduzcan a tres posibilidades, hay 256 situaciones de finalización, según cuantos y quienes de los 8 protagonistas sobrevivan. Entre eso y el gusto que da que con la Playstation Camera puedas grabar los sustos que te han preparado los tipos de Supermassive Games y después ver la cara de gili o de impasibilidad que se te ha quedado, a mí me ha ganado el corazón y las entrañas. No lo dudes, de verdad, si tienes una Playstation 4 y te gusta el terror, corre a por él, sea donde sea.
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