Revista Cine
Como primer viernes de mes deberíamos comentar un libro. Pero este año he decidido innovar y en los próximos primeros viernes de mes encontraremos recomendaciones de libros que no tienen por qué ser "técnicos", y de películas que no tienen porque ser obras maestras pero que en ambos casos nos transmiten un mensaje interesante. Comenzamos hoy comentando esta película que quizá al final de este fin de semana gane los 6 Oscars para los que está nominada (mejor película, mejor director, mejor actor, mejores actrices secundarias y mejor guión adaptado): Up in the Air.
Ryan Bingham (George Clooney) es el ejecutivo estrella de una consultora especializada en despedir empleados (la parte más salvaje del outplacement). Con una frialdad pasmosa es capaz de dar respuesta a todas las reacciones posibles del individuo despedido, hacerle intuir un camino a seguir, e incluso hacerle ver aspectos positivos. Como consecuencia de su trabajo, Bingham pasa 322 días al año viajando y vuela 350.000 millas de costa a costa de los Estados Unidos.
Todo ello le ha impedido tener una vida profunda, rica. Ni está casado, ni tiene hijos, y sus únicas familiares, sus dos hermanas, apenas le conocen. Su único objetivo vital es alcanzar los 10 millones de millas como viajero habitual de American Airlines. Sin duda un claro reflejo del vacío vital e infantilismo que rodea a muchos "supuestos" ejecutivos de éxito. Tan real como la vida misma.
La película además es un claro alegato -con sorprendente final- contra la deshumanización, soledad y falta de ilusiones que genera el individualismo materialista que nos rodea. Nos invita a reflexionar, con un punto de acidez, sobre el mundo moderno que estamos creando entre todos:
- Cobardía de las organizaciones a las que en épocas de bonanza se les llena la boca hablando de talento y de capital humano pero que son incapaces de dar la cara para comunicar un despido cuando las cosas vienen mal dadas.
- Construcción de barreras, en vez de puentes, en las relaciones humanas. Se da la paradoja de que te pueden despedir a través de una webcam o mantener y cortar una relación a través de los mensajes del teléfono móvil.
- Falta de compromisos a todos los niveles, incluido el afectivo, que convierte a Bingham en un desarraigado, frío, aséptico y distante brazo ejecutor de despidos.
- La mil veces repetida falta de corazón de las empresas reflejada en magníficas interpretaciones de los sujetos despedidos, que como elemento común destacan la imprevisibilidad del despido después de los muchos esfuerzos aportados en el pasado. No se les despide por haber hecho algo, sino por ser alguien.
Se trata de una película bien hilada, con diálogos brillantes, y que a poco que uno esté acostumbrado a viajar se sentirá tremendamente identificado (espectacular la conversación sobre las tarjetas de fidelización de hoteles, aviones y empresas de alquiler de coches). Aunque la realidad viajera no suele ser tan excitante como la de Ryan, y lo normal es que de pasar, pase esto.
Aún así, os dejo con la mejor frase de la película: "Si os paráis a pensar en vuestros mejores recuerdos, en los momentos clave de vuestra vida ¿estabais solos?. La vida es mejor en compañía..."