Sí, llevo varias semanas perdida. En concreto casi un mes. Y este post es simplemente de puesta al día sobre mi situación. La verdad que este mes de febrero se ha presentado de lo más interesante.
Comenzamos con la semana de Carnaval donde aproveché, por un lado, para ir a visitar a Claudia a Barcelona. Me gusta el Carnaval de Cádiz, sí. Pero si tengo la semana libre, como en este caso, y tengo la ocasión de hacer alguna escapada lo hago. Sobretodo el primer fin de semana porque, básicamente, se ha transformado en un macrobotellón y, a mí, personalmente, no me apasiona. Así que el primer fin de semana de febrero aproveché para visitar a Claudia (sí, podéis decir que no paro de viajar a Barcelona pero tenerla allí es la excusa perfecta. Aunque ya no iré en una larga temporada). Los que me sigáis por instagram y snapchat seguro que habréis visto fotos y demás. Fue un fin de semana corto pero intenso. ¡No nos hace falta demasiado cuando estamos juntas! Solo danos comida en cantidad y somos felices :)
A la vuelta a Cádiz quedaba lo mejor del carnaval: la semana. Durante la semana, aunque el tiempo no acompañó demasiado estuve disfrutando del carnaval en el centro de la ciudad. Además, vinieron unos amigos de Málaga que era la primera vez que visitaban la ciudad. Buena ocasión para conocerla. Y en uno de esos días de turismo hice las fotos que hoy os enseño aquí. Pedacitos de Cádiz y de su carnaval inmortalizados. 
Y después del carnaval, vuelta a la realidad. Pero una realidad que cojo con ganas. Supongo que aquellos que me seguís desde el comienzo, hace ya creo que 4 años, sabéis que quiero hacer pediatría y, en concreto, si pudiese elegir en qué ámbito de esta amplia especialidad trabajar, ese sería neonatología. Es algo que tengo claro desde hace tiempo y, cada día que pasa, más y más claro. Pues bien, esta semana he empezado mis prácticas en el servicio de neonatología y no podéis imaginar lo contenta que estoy. Ir allí cada mañana es una dosis de motivación para seguir, para animarme a mí misma en este duro año que me espera y para sentirme más segura de mi misma y decirme a mí misma que sí, que conseguiré mi objetivo cueste lo que cueste. En este camino hay momentos duros y momentos bonitos pero si algo te enseña la medicina es que la esperanza no se debe perder nunca. No creo que la pediatría sea todo un camino de rosas (nada en la vida lo es y menos en medicina) pero si puedo ayudar a alguno de esos pequeños guerreros a salir adelante, seré feliz el resto de mis días trabajando.
Sin más, tras esta puesta al día, espero sacar algún hueco más para poder actualizar con mejor contenido el blog y, si no es así, os prometo otro #UPDATE pronto.
¡Mil besos!
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