¿El fin de la era dorada del pirata?
Tras la sonada detención de la cúpula de Megaupload en Nueva Zelanda la semana pasada y a la espera de la confirmación de su extradición a Estados Unidos donde podrían enfrentarse a 50 años de cárcel por robo y tráfico de propiedad intelectual, blanqueo de dinero, posesión ilegal de armas, horterismo extremo y otros delitos por confirmar, el resto de principales servicios de descarga directa a excepción de Rapidshare (con sede en Suiza) han restringido su política de uso para evitar que sus responsables corran la misma suerte.
Uploaded.to, Fileserve y Filesonic han optado por ofrecer la posibilidad de descargar únicamente contenido subido por el propio usuario, aunque la primera aplica la restricción -de momento- solamente a Estados Unidos con el fin de evitar una acusación oficial en dicho país al no operar dentro de sus fronteras (recordad que todas estas empresas tienen su sede en Asia). Especialmente sangrante es el caso de Fileserve, que horas después del cierre de Megaupload ofrecía importantes rebajas y descuentos en sus suscripciones premium, ahora seriamente capadas en una estrategia que se acerca peligrosamente a la supuesta estafa.
Aún es pronto para augurar un futuro claro ya que nos encontramos en un momento de incertidumbre que se irá esclareciendo según avance el juicio a los responsables de Megaupload, que sentará el primer gran precedente jurisprudencial en la materia respondiendo a la pregunta que inquieta a los consumidores de este tipo de contenido: ¿Se ha terminado la cultura gratuita o por el contrario ha vuelto la era del torrent?