El título de esta nota es una expresión en inglés que me gusta porque, como muchas de aquel idioma, es muy descriptiva. Su traducción literal vendría a ser: el lado de arriba abajo, y define situaciones en las que se da algún tipo de vuelco, lo que ha casi ocurrido en las elecciones municipales y autonómicas.
Digo casi porque, al menos en lo que se refiere al PP creo que el batacazo ha sido suave, muy suave, en proporción a los grandes méritos que habían contraído, y ha sido una buena demostración de que un discurso mentiroso repetido hasta la saciedad puede llegar a convencer a una parte importante de la audiencia.
A mí no me asusta estar gobernado por las izquierdas, lo que me da pánico es estarlo por corruptos y gestores desastrosos que pasan olímpicamente del interés de la ciudadanía. Dicho esto, y a pesar de ello, me preocupa el que en Barcelona tengamos a Ada Colau de Alcaldesa. Mi preocupación no es por su ideología sino porque ha hecho muchas promesas importantes pero ha dado poquísimas indicaciones de cómo las va a cumplir, y según como lo haga, en especial si sigue el camino más fácil, puede causar un grave perjuicio a la ciudad. Más todavía cuando en las múltiples ocasiones en que se le han hecho preguntas concretas ha divagado con toda la intención de no concretar lo que en realidad va a hacer. Quizás la ocasión en que Colau dejó más claro que iba a evitar dar la más mínima indicación de lo que en realidad va a hacer fue cuando los miembros de la Junta de la Cooperativa del taxi se reunieron con ella para conocer sus intenciones no solo en relación con todo lo que directamente les afecta sino también en lo relacionado con temas como el turismo, que indirectamente les puede afectar mucho, y a la salida los portavoces de la Cooperativa dijeron que el resumen de lo que les había dicho Colau es que no se preocupen porque ya hablarán después de las elecciones. En mi caso esta actitud me causa mucha desconfianza.
En concreto Colau ha hecho promesas en relación a ocho temas: vivienda, modelo turístico, corrupción, empleo, lucha contra la pobreza, educación, transporte y seguridad ciudadana. En lo que se refiere a corrupción no puedo estar más de acuerdo con ella, aunque esperaré a ver los resultados de su gestión, porque no sería la primera que en este país promete acabar con la corrupción para acabar en realidad engrosando la lista de corruptos. Del resto de promesas me preocupan en especial las referidas a vivienda, modelo turístico, y seguridad ciudadana.
Está claro que en lo que a vivienda se refiere tanto el gobierno central como el de la Generalitat, o cualquier CCAA, y el de Barcelona han llevado a cabo una gestión desastrosa. Hechos como que tanto la SAREB (sociedad que ha agrupado el exceso de activos inmobiliarios en la banca) como varios bancos privados e incluso CCAA como la de Madrid hayan vendido bloques de pisos a precio ínfimo de absoluto saldo a fondos de inversión buitres, mientras en España hay un inmenso déficit de vivienda social es para meterlos a todos, comprador y vendedor, en la cárcel. Es evidente que en el tema vivienda hay mucho camino por recorrer y las posibilidades de hacer algo que tenga sentido y solucione en gran parte el problema son muchas, pero también es cierto que un político populista que solo vea el resultado final y vaya a por él por la vía directa sin importarle el gasto que ocasione puede arruinar a varios ayuntamientos del tamaño del de Barcelona.
El modelo turístico es lo que más me preocupa. El turismo en Barcelona es un éxito comercial, pero un desastre en su gestión local, y si como en el caso de la vivienda solo importan los resultados políticos y no como se llega a ellos, tanto el Mobile World Congress como el turismo en general en la ciudad peligran, sobre todo cuando Colau ha hablado mucho de lo que iba a hacer, con frecuencia ha tenido que rectificar, pero no ha dado la más mínima indicación de cómo va a hacerlo.
El tema de la seguridad ciudadana me preocupa porque la Guardia Urbana de Barcelona no es ninguna maravilla, y encima Colau basándose en que quiere acabar con los casos de abusos policiales probablemente va a conseguir que todavía sea menos eficaz. En este tema, sin embargo sí ha concretado dos temas, primero que va a cargarse la Ordenanza de Civismo, que claramente no es la solución para una ordenanza mal diseñada y peor aplicada pero necesaria, y segundo que va a hacer instalar cámaras de TV en las comisarías, medida con la que estoy de acuerdo y a la que añadiría, como ya hacen en algún país, cámaras portátiles de video para las patrullas para registrar lo ocurrido en los conflictos.
Lo que sí ha quedado claro en estas elecciones es que los independistas que se tomaron estas elecciones como unas primarias del 27-S, se equivocaron. Aunque a nivel de toda Catalunya la mayoría ha votado soberanista, el resultado de Barcelona ensombrece mucho el panorama, lo que no me gusta nada, no porque quiera la independencia sino porque mientras crean que van ganando los que desde Madrid y desde Barcelona hacen lo posible porque el problema se complique cada vez más y no apliquen ni una fracción de la inteligencia con que los británicos manejan el caso escocés, por más mal que lo hagan Mas y Junqueras, nunca llegaremos a algo que se parezca a una solución.
En el resto de España ya he dicho que a pesar del batacazo el PP ha salido bien parado porque aunque han perdido mayorías absolutas, en la gran parte de CCAA y ciudades siguen siendo la lista más votada, lo que para mí es totalmente incomprensible, porque en cualquier país civilizado del mundo un partido con la catarata de casos de corrupción del PP, su cinismo para exculpar al partido de casi todos ellos, y su grosera manipulación de las leyes y el Poder Judicial, habrían sacado al partido de la lucha por el poder político. En España no solo continúan sino que son el partido más votado.
Además, en relación con el PP hay casos que son el colmo del cachondeo político. ¿Cómo es posible que, aunque es probable que no llegue a ser la Alcaldesa, Esperanza Aguirre haya sido la candidata más votada, con algo más de 550.000 madrileños votando por ella?. Una señora que huyó de la policía del municipio en que quiere mandar porque pretendían multarla, que fue perseguida por los agentes, no obedeció cuando le dieron el alto, no recibió a los agentes cuando se personaron en su casa, y cuando los agentes cumplieron con su obligación y denunciaron los hechos ante el juzgado, su partido consiguió que un juez corrupto de un sistema judicial podrido por el propio partido dijese que no había pasado nada. Se puede decir sin temor a equivocarse que en Madrid hay al menos 550.000 ciudadanos que están de acuerdo en que si mandan los suyos hagan lo que les venga en gana, como les venga en gana. Al menos alguien se alegrará si a pesar del voto mayoritario Esperanza Aguirre no es la próxima Alcaldesa de Madrid: los agentes que la denunciaron porque de esta forma quizás no tendrán que buscar otro empleo.