Revista Opinión

UPyD: 7 razones para desconfiar

Publicado el 06 febrero 2013 por Fthin @fthin

Leo con interés los resultados de los últimos sondeos electorales publicados. Más allá de la lógica caída del PP, estancamiento de PSOE y subida de IU, lo que más destacado es la subida y avance de UPyD. Y es que, o yo no entiendo lo que pasa o es que me estoy perdiendo algo muy gordo, porque me resulta del todo ininteligible el rápido crecimiento de esta formación política. Y ¿por qué no lo comprendo? Porque UPyD es un partido que me levanta todas las suspicacias habidas y por haber.

Estas son las 7 razones por las que desconfío de este partido :

1. Se definen como ni izquierda ni derecha. UPyD  se manifiesta abiertamente como un partido que no es de izquierdas ni de derechas, marcando distancias con los polos ideológicos para buscarse un hueco político. Más allá de que mi experiencia personal tiene más que contrastado que quien se define de esta manera es de derechas (es más normalmente de derechas rebotado con la derecha es decir ultraderecha) mi forma de concebir la política se articula alrededor de un discurso ideológico que este partido dice no tener. La esencia de la gestión pública es la toma de decisiones y decidir una cosa y no otra se fundamenta en en unas ideas y valores que configuran una forma de entender la realidad. Es decir una ideología. En política 0 grados no es ni frío ni calor, es frío y para según qué cosas mucho.

2. Utilización del populismo. Al carecer, en principio, de un corpus ideológico en el que basar sus decisiones, van tomándolas a golpe de interés mediático. La demagogia y el oportunismo político son sus mayores bazas.Se supone que las medidas y propuestas de los partidos, más allá de la propia obtención de poder para llevarlas a cabo, están realizadas con ánimo de transformación social en función de una idea de sociedad de la que UPyD carece. Articulan un discurso tan heterogéneo como contradictorio con el único objetivo de ganarse el favor del electorado. Sin más.

3. Incoherencia en sus acciones. Ese populismo que busca el apoyo y aplauso fácil, les lleva a adoptar posturas y discursos contradictorios entre sí, que hacen de la incoherencia la praxis de su acción política. Hemos visto situaciones que rozan el surrealismo como cuando, con un argucia legal, a pesar de negarse a ir con nadie pactó con FORO para tener grupo propio, como se abstienen de la votación de presupuestos en Madrid que afectan los recortes sanitarios y luego votar contra ellos, su indefinida postura ante el aborto o el copago sanitario…etc.

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Lo importante son los votos estúpido!

4. Son centralistas y españolistas. A pesar de que defienden un “Estado federal simétrico y cooperativo” su desprecio al Estado Autonómico y su bandera españolista es palpable en todas sus declaraciones. Hablan de las CCAA como “chiriguitos” y son incapaces de sentir la mínima empatía por los hechos diferenciales existentes en el Estado (y que lo dotan de un pluralismo cultural enriquecedor como con la lengua catalana, vasca o gallega). Hablan de Administraciones elefanstiasicas incapaces de poderse financiar, cuando no se trata de una cuestión económica sino política. Desde esta premisa todo lo que produzca déficit sería irrealizable y , por tanto, cualquier día podría aplicar esto a cualquier política social que es, por definición, deficitaria económicamente. En su federalismo entienden simetría como una igualdad mal entendida donde no tienen cabida los hechos diferenciales. Y por cooperativo entienden imposición central, subordinación al Gobierno Central.

5. Presumen de una presunta superioridad moral (más que cuestionable). Cuando hablas con cualquiera de UPyD tienes la impresión de que lo hacen desde un púlpito, impartiendo lecciones de moralidad y ética. Alguna vez he escuchado como upydistas me decían ¿Qué pasa no podemos acaso presumir de que en nuestro partido no hay corrupción? Pregunta que me llama la atención, porque presumir de una virtud que se debe presuponer de cualquier partido o cargo público es para temer. Son los valedores de la fe verdadera, lo que les llevan a una identificación con el partido propia del hooliganismo más terrible que le llevan a justificar lo injustificable. Pero no porque no quieran ser críticos con su partido, sino porque son incapaces de serlo. El partido les ha absorbido cualquier ápice de individualidad y crítica, se reconoce al individuo sólo en la medida en que sus intereses coinciden con los del Partido (uf como suena). Parece que no ha existido democracia ni lucha ciudadana antes de su aparición en escena. Menos mal que están para mostrarnos el camino correcto, que sería de nosotros y la sociedad futura sin ellos, han descubierto la pólvora y van impartiendo lecciones de democracia por doquier. Cualquier día llaman a tu puerta y te los encuentras con su programa bajo el brazo invitándote a conocer LA VERDAD.

La cara de la nueva política en España

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6. Consejos doy que para mí no tengo. Regeneración democrática. Para articular todo este corpus esquizoide proponen y hacen bandera del regeneracionismo político. En esto estoy de acuerdo, son necesarios cambios en la política y ahora más que nunca. Ahora bien, se fija en los superfluo dejando lo esencial a un lado. En vez de hablar de mecanismos de participación, transformaciones profundas en el papel de los partidos políticos (como cuestiones relativas a la corrupción, financiación o la transparencia) y reformas constitucionales que garanticen la efectividad de los derechos sociales de la ciudadanía se quedan en lo más nimio y populista. Hablan de limitaciones de mandatos o eliminaciones de coches oficiales y otras cuestiones baladíes. Y, para colmo, la voz que hace suya estas propuestas, Rosa Díez, lleva 30 años sin bajarse del coche oficial. Con todo el respeto para Rosa10, que esta mujer sea la portavoz de un partido que hace bandera de la regeneración democrática es de chiste. Una persona que, no sólo lleva 30 años en política, sino que además pretendió ser Secretaria General del PSE y PSOE. Sus fracasos no pudieron con su fuerte personalismo y ansias de poder, lo que le llevo a crear un partido propio en el que tener todo ese protagonismo anhelado. Partido a su imagen y semejanza en el que hasta el color corporativo, Rosa, coincide con su nombre por más que se empeñen en hablar de magenta.  Para entender como es Rosa10 basta con las respuestas a estas preguntas que le hicieron en El País en 2011 sobre las limitaciones de mandatos:

“P. UPyD propone la limitación de mandatos a dos legislaturas para los cargos públicos, pero usted lleva media vida ejerciendo cargos públicos.

R. Sí, pero no en este partido. En otro que no creía en la limitación de mandatos.

P. ¿Esta será entonces su última legislatura?

R. Me parece que me quedaría esta y otra, ¿no? Porque lo hemos aprobado ahora.

P. ¿Empezaría a contar ahora?

R. Creo que se interpreta así.”

Podrá decir que eso pone en sus estatutos  pero antes que las normas están los principios, lo vemos con la amnistía fiscal del PP podrá ser legal pero atenta contra cualquier apreciación moral que pueda hacerse. Si creyera de verdad en esa regeneración como un principio moral y ético ya se habría ido, como no es así se esconde en sus estatutos.

7. Sus compañeros de viaje. Siempre se dijo  aquello de “dime con quién andas y te diré quién eres”. Pues basta echar un vistazo a las personas y grupos mediáticos que apoyan a UPyD para definirlo. Federico Jiménez Losantos, Pedro J. Ramírez, El Mundo, Libertad Digital, ESRadio, COPE…se sitúan en el margen exterior de la derecha española. Más allá de cualquier apreciación si estuviera en UPyD y estas personas me dieran soporte me cuestionaría lo que estoy haciendo. Si hasta Ynestrillas apoya a Rosa Díez porque según él es “lo más parecido al auténtico falangismo”. Y puede estar en lo cierto.

UPyD: 7 razones para desconfiar

Compañeros de viaje…¿hacia donde?

Todo eso es lo que me hace desconfiar: esa falta de ideología, el populismo, la supuesta regeneración democrática, la adoración absoluta a su líder, el centralismo y nacionalismo españolista y la creencia en la superioridad moral de su discurso entronca perfectamente con partidos y movimientos que suelen surgir en periodos históricos de crisis económica y de falta de legitimidad democrática. Momento de los salva patrias y alternativas políticas de dudoso soporte democrático. Lobos con piel de cordero que se sitúan al margen del espectro ideológico de los partidos tradicionales y que aparecen como la solución a una situación de déficit democrático y desafección política ciudadana. Tuvieron su auge, todos sabemos sus consecuencias y tienen nombre: FASCISMOS. ¿Quiere decir que UPyD sea fascista? No lo sé. Pero desde luego cumple con todos los requisitos para serlo, por eso mi desconfianza. Cada cual que saque sus conclusiones.


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