Leo una pregunta retórica en el blog de mi admirado Gorka Maneiro: “¿no hay, no habrá, millones de españoles dispuestos a sustituir, con su voto, la mala política por la buena política?” Aunque él no espere respuesta, yo contesto: Claro que sí; por supuesto que sí.
Además, estoy convencido de que son también millones los que están esperando a UPyD. En concreto, lo que sospecho que están esperando es a que corrijamos las causas que motivan que un 70% del electorado (Fuente: CIS) manifieste que nunca va a votar a nuestro proyecto, cifra absolutamente inexplicable si nos atenemos al contenido de los documentos programáticos de este partido. No encuentro ni un solo párrafo, ni una sola frase que justifique tamaño nivel de rechazo por parte de una sociedad que, en mi opinión, debería abrazar con agrado la idea de España que se recoge desde el Manifiesto Fundacional hasta el último programa electoral del 20-D, ya que son los españoles los beneficiarios de todas y cada una de las ideas que en ellos se defienden. ¿Cómo es posible que el electorado rechace de esa forma a un partido que identifica como de centro? Esta es la pregunta que me martillea desde hace semanas y a la que sólo encuentro una respuesta: la ausencia de referencia, de un rasgo diferenciador con el que vuelva a identificarse nuestro electorado.
En el año 2011, todo aquel español que quería quebrar el bipartidismo sabía que UPyD era su opción. ¿Hoy somos la opción de quién? ¿De quienes quieren acabar con la corrupción? ¡¡¡¡Todos los españoles quieren acabar con la corrupción!!!!! Pero no se fían de los políticos. Los españoles desconfían de todos los partidos, incluso de aquellos que, como UPyD, no tienen ningún caso de corrupción que mancille su nombre. “Claro, porque no habéis gobernado. El día que gobernéis ya veremos”. La Historia ha llevado a los españoles a ser desconfiados con todos los partidos políticos y nada se les puede reprochar por esa actitud. El votante sabe muy bien lo que quiere: vota para que los políticos solucionen sus problemas, los colectivos y también los individuales; vota para que los políticos le hagan la vida más fácil, para que se encarguen ellos de asuntos en los que, por diversas razones, no se quiere implicar. UPyD tiene respuesta para todos ellos.
Nuestra tarea urgente, porque probablemente no habrá otra oportunidad, es la de ofrecer esa referencia al electorado. Todos los que pertenecemos a este proyecto estamos plenamente convencidos de que la solución a la terrible encrucijada en la que se encuentra España está en UPyD. Tenemos energía, ganas, ilusión, ideas, y motivación que ponemos a disposición de nuestra dirección para afrontar todos juntos, más unidos que nunca, ese ineludible empeño de ejecutar nuestro proyecto de otra manera.
Lamentablemente para España, la inestabilidad política y social no tiene visos de ser pasajera e irremediablemente derivará en la convocatoria de nuevas elecciones a corto-medio plazo. Concurrir a esos comicios con un discurso renovado capaz de minorar el terrible 70% de rechazo es la causa común en la que debemos empeñarnos todos los que somos UPyD.