Revista Espiritualidad

Urantia 6

Por Ktikaa @XKRedes

"Toda verdadera relación del hombre mortal con otras personas —humanas o divinas— es un fin en sí mismo."


LOS HIJOS DE DIOS PARADISIACOS
4. LAS MISIONES MAGISTERIALES
Urantia 6


Urantia 65. LOS AUTOOTORGAMIENTOS DE LOS HIJOS DE DIOS PARADISIACOS
(228.2) 20:5.5 Al comprender más acerca de los Hijos encarnados, vosotros discernís por qué tanto interés despierta Urantia en la historia de Nebadon. Vuestro pequeño e insignificante planeta es de importancia para el universo local, simplemente porque es el hogar mortal de Jesús de Nazaret. Fue el escenario del autootorgamiento final y triunfador de vuestro Hijo Creador, la arena en la que Micael alcanzó la soberanía personal suprema del universo de Nebadon.
(228.3) 20:5.6 En la sede de su universo local, un Hijo Creador, especialmente después de completar su propio autootorgamiento mortal, pasa mucho de su tiempo aconsejando e instruyendo al grupo de Hijos asociados, los Hijos Magisteriales y a otros. En amor y devoción, con tierna misericordia y afectuosa consideración, estos Hijos Magisteriales se otorgan en los mundos del espacio. Y de ninguna manera son estos servicios planetarios inferiores a los autootorgamientos mortales de los Micaeles. Es verdad que vuestro Hijo Creador seleccionó para escenario de su aventura final en la experiencia de la criatura un mundo que había sido extraordinariamente desafortunado. Pero ningún planeta puede jamás hallarse en condición tal como para requerir el autootorgamiento de un Hijo Creador con el objeto de efectuar su rehabilitación espiritual. Cualquier Hijo del grupo de autootorgamientos hubiese sido igualmente suficiente, porque en todo su trabajo en los mundos de un universo local, los Hijos Magisteriales son tan divinamente eficaces y todosapientes como podría serlo su hermano Paradisiaco, el Hijo Creador.
(228.4) 20:5.7 Aunque la posibilidad de desastres durante sus encarnaciones de autootorgamiento está siempre presente para estos Hijos Paradisiacos, no he visto registro alguno de un fracaso o falta en misión de autootorgamiento de un Hijo Magisterial o un Hijo Creador. Ambos son de origen demasiado cercano a la perfección absoluta como para faltar. En efecto asumen el riesgo, realmente se vuelven como las criaturas mortales de carne y hueso y por lo tanto obtienen la experiencia única de la criatura, pero dentro de la gama de mi observación siempre triunfan. Nunca dejan de alcanzar el objetivo de la misión de autootorgamiento. La historia de su servicio de autootorgamiento y planetario en todo Nebadon constituye el capítulo más noble y fascinador en la historia de vuestro universo local.
6. LAS CARRERAS DE AUTOOTORGAMIENTO EN SEMEJANZA DE LOS MORTALES

228.5) 20:6.1 El método por el cual un Hijo Paradisiaco se prepara para la encarnación mortal como Hijo autootorgador, llegando a nacer de una madre en el planeta de encarnación, es un misterio universal; y todo esfuerzo para detectar el mecanismo de esta técnica de Sonarington está destinado a fracasar certeramente. Dejad que el conocimiento sublime de la vida mortal de Jesús de Nazaret penetre vuestras almas, pero no gastéis el pensamiento en especulaciones inútiles sobre cómo se realizó esta misteriosa encarnación de Micael de Nebadon. Regocijémonos todos con el conocimiento y la certeza de que tales logros son posibles para la naturaleza divina y no perdamos tiempo en conjeturas inútiles sobre la técnica empleada por la sabiduría divina para realizar estos fenómenos.
Urantia 6(229.1) 20:6.2 En una misión de autootorgamiento como mortal, un Hijo Paradisiaco siempre nace de una mujer y crece como niño varón del reino, así como lo hizo Jesús en Urantia. Estos Hijos de servicio supremo pasan todos desde la infancia a través de la juventud hasta la edad adulta, así como lo hace un ser humano. En todos los aspectos, se tornan como los mortales de la raza en la que nacen. Hacen solicitudes al Padre así como lo hacen los hijos de los reinos en los que sirven. Desde un punto de vista material, estos hijos humano-divinos viven vidas comunes con una sola excepción: no originan vástagos en los mundos de su estadía; ésa es una restricción universal impuesta a todas las órdenes de los Hijos Paradisiacos autootorgadores.
(229.2) 20:6.3 Así como Jesús trabajó en vuestro mundo como el hijo del carpintero, del mismo modo otros Hijos Paradisiacos laboran en distintas capacidades en sus planetas de autootorgamiento. Difícilmente podríais pensar en una vocación que no haya sido adoptada por un Hijo Paradisiaco en el curso de su autootorgamiento en algún planeta evolucionario del tiempo.
(229.3) 20:6.4 Cuando un Hijo encarnado ha aprendido la experiencia del vivir de la vida mortal, cuando ha alcanzado la perfección de armonización con su Ajustador residente, allí comienza esa parte de su misión planetaria que está diseñada para iluminar la mente e inspirar el alma de sus hermanos en la carne. Como maestros, estos hijos están dedicados exclusivamente al esclarecimiento espiritual de las razas mortales en los mundos de su estadía.
(229.4) 20:6.5 Las carreras de autootorgamientos mortales de los Micaeles y de los Avonales, aunque comparables en la mayoría de los aspectos, no son idénticas en todos ellos: un Hijo Magisterial jamás proclama, «el que haya visto al Hijo, ha visto al Padre», así como lo hizo vuestro Hijo Creador cuando estaba en Urantia y en la carne. Pero un Avonal autootorgador sí declara: «El que me haya visto a mí, ha visto al Hijo Eterno de Dios». Los Hijos Magisteriales no son desciendentes inmediatos del Padre universal, ni tampoco se encarnan sujetos a la voluntad del Padre; se otorgan a sí mismos siempre como Hijos Paradisiacos sujetos a la voluntad del Hijo Eterno del Paraíso.
(229.5) 20:6.6 Cuando los Hijos autootorgadores, Creadores o Magisteriales, penetran el portal de la muerte, reaparecen al tercer día. Pero no deberíais albergar la idea de que ellos siempre se encuentran con el trágico fin del Hijo Creador que moró en vuestro mundo hace mil novecientos años. La experiencia extraordinaria y extrañamente cruel por la que pasó Jesús de Nazaret ha hecho que Urantia sea conocida localmente como «el mundo de la cruz». No es necesario que un Hijo de Dios sea tratado de una manera tan inhumana, la gran mayoría de los planetas les ha ofrecido un recibimiento más considerado, permitiéndoles terminar sus carreras mortales, terminar la edad, adjudicar a los sobrevivientes adormecidos, e inaugurar una nueva dispensación, sin sufrir una muerte violenta. Un hijo autootorgador debe enfrentarse a la muerte, debe pasar a través de la experiencia total y real de los mortales del reino, pero no es requisito del plan divino que su muerte sea ni violenta ni extraña.
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(229.6) 20:6.7 Cuando los Hijos encarnados no son puestos a muerte en una forma violenta, éstos abandonan voluntariamente su vida y pasan por los portales de la muerte, no para satisfacer las demandas de «la justicia severa» o «la ira divina», sino más bien para completar el autootorgamiento, «para beber la copa» de la carrera de la encarnación y experiencia personal en todo lo que constituye la vida de una criatura tal como se vive en los planetas de la existencia mortal. El autootorgamiento es una necesidad planetaria y universal, y la muerte física no es más que una parte necesaria de la misión del autootorgamiento.
(230.1) 20:6.8 Cuando la encarnación mortal se termina, el Avonal de servicio se encamina al Paraíso, es aceptado por el Padre Universal, regresa al universo local de asignación, y es recibido por el Hijo Creador. De allí en adelante, el Avonal de autootorgamiento y el Hijo Creador envían su Espíritu de la Verdad conjunto para funcionar en el corazón de las razas mortales que moran en el mundo del autootorgamiento. En las edades de presoberanía de un universo local, éste es el espíritu conjunto de ambos Hijos, implementado por el Espíritu Creativo. Difiere un tanto del Espíritu de la Verdad que caracteriza las edades del universo local después del séptimo autootorgamiento de un Micael.
(230.2) 20:6.9 Cuando se completa el autootorgamiento final de un Hijo Creador, el Espíritu de la Verdad previamente enviado en todos los mundos de autootorgamiento Avonal de ese universo local cambia de naturaleza, volviéndose más literalmente el espíritu de Micael soberano. Este fenómeno toma lugar concurrentemente con la liberación del Espíritu de la Verdad para servicio en el planeta de autootorgamiento mortal de Micael. De allí en adelante, cada mundo honrado por un autootorgamiento Magisterial recibirá el mismo espíritu Confortador del Hijo Creador séptuple, en asociación con el Hijo Magisterial, que el mundo habría recibido si el mismo Soberano del universo local se hubiese encarnado personalmente como su Hijo aautootorgador.
7. Los Hijos Instructores Trinitarios
(230.5) 20:7.3 La orden Dainal de filiación no es parte orgánica de las administraciones de los universos locales o de los superuniversos. Sus miembros no son ni creadores ni liberadores, tampoco son jueces ni gobernantes. No se preocupan tanto por la administración del universo sino por el esclarecimiento moral y el desarrollo espiritual. Son los educadores universales, dedicados al despertar espiritual y a la guía moral de todos los reinos. Su ministerio está íntimamente interrelacionado con el de las personalidades del Espíritu Infinito y estrechamente asociado con la ascensión de las criaturas al Paraíso.
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(230.6) 20:7.4 Estos Hijos Trinitarios participan de las naturalezas combinadas de las tres Deidades del Paraíso, pero en Havona parecen reflejar más la naturaleza del Padre Universal. En los superuniversos parecen semejar la naturaleza del Hijo Eterno, mientras que en las creaciones locales aparecen con las características del Espíritu Infinito. En todos los universos, ellos son la manifestación del servicio y la discreción de la sabiduría.
(230.7) 20:7.5 A diferencia de sus hermanos Paradisiacos, los Micaeles y los Avonales, los Hijos Instructores Trinitarios no reciben capacitación preliminar en el universo central. Se les envía directamente a las sedes de los superuniversos y desde allí son comisionados para el servicio en un universo local. En su ministerio en estos reinos evolucionarios, utilizan la influencia espiritual combinada de un Hijo Creador y de los Hijos Magisteriales asociados, porque los Dainales no poseen un poder de atracción espiritual en sí mismos y por sí mismos.
8. El Ministerio de los Dainales en los Universos Locales
(231.1) 20:8.1 Los Hijos Espirituales Paradisiacos son seres singulares de origen en la Trinidad y las únicas criaturas trinitarias tan completamente asociadas con la conducta de los universos de origen dual. Están dedicados afectuosamente al ministerio de instrucción a las criaturas mortales y de las órdenes inferiores de los seres espirituales. Comienzan sus labores en los sistemas locales y, de acuerdo con la experiencia y el logro, avanzan hacia adentro a través del servicio en las constelaciones a las tareas más elevadas de la creación local. Después de haber sido certificados, pueden tornarse embajadores espirituales en representación de los universos locales de su servicio.
9. El Servicio Planetario de los Dainales
(231.5) 20:9.1 Cuando el progreso de los acontecimientos en un mundo evolucionario indica que el momento es oportuno para iniciar una edad espiritual, los Hijos Instructores Trinitarios siempre se ofrecen como voluntarios para este servicio. No estáis familiarizados con esta orden de filiación porque Urantia no ha tenido la experiencia de una edad espiritual, un milenio de esclarecimiento cósmico. Pero los Hijos Instructores aún actualmente visitan vuestro mundo con el fin de formular planes relativos a su estadía futura en vuestra esfera. Aparecerán en Urantia una vez que sus habitantes hayan ganado una liberación comparativa de las cadenas del animalismo y de las ataduras del materialismo.
(231.6) 20:9.2 Los Hijos Instructores Trinitarios nada tienen que hacer con la terminación de las dispensaciones planetarias. Ni juzgan a los muertos ni trasladan a los vivos, pero en cada misión planetaria van acompañados de un Hijo Magisterial que realiza estos servicios. Los Hijos Instructores se ocupan enteramente de la iniciación de una edad espiritual, de los albores de la era de realidades espirituales en un planeta evolucionario. Hacen realidad las contrapartes espirituales del conocimiento material y de la sabiduría del tiempo.
(232.1) 20:9.3 Los Hijos Instructores generalmente permanecen en sus planetas de visitación por mil años de tiempo planetario. Un Hijo Instructor preside el reino milenario planetario y es asistido por setenta asociados de su orden. Los Dainales no se encarnan ni se materializan de otras maneras que sean visibles a los seres mortales; por lo tanto el contacto con el mundo de visitación se mantiene mediante las actividades de las Brillantes Estrellas Vespertinas, personalidades del universo local que están asociadas con los Hijos Instructores Trinitarios.
(232.2) 20:9.4 Los Dainales pueden regresar muchas veces a un mundo habitado, y después de su misión final, el planeta entrará en un estado establecido de esfera de luz y vida, la meta evolucionaria de todos los mundos habitados por mortales de la presente edad universal. El Cuerpo de los Mortales de la Finalidad tiene mucho que ver con las esferas establecidas en luz y vida, y sus actividades planetarias se tocan con las de los Hijos Instructores. En efecto, la entera orden de filiación Dainal está íntimamente vinculada con todas las fases de la actividad de los finalistas en las creaciones evolucionarias del tiempo y del espacio.
(232.3) 20:9.5 Los Hijos Instructores Trinitarios parecen estar tan completamente identificados con el régimen de la progresión mortal a través de las etapas primitivas de la ascensión evolucionaria, que frecuentemente somos llevados a especular sobre su posible asociación con los finalistas en la carrera no revelada de los universos futuros. Observamos que los administradores de los superuniversos son parte personalidades de origen en la Trinidad y parte criaturas evolucionarias ascendentes abarcadas por la Trinidad. Creemos firmemente que los Hijos Instructores y los finalistas están ahora dedicados a adquirir la experiencia de la asociación temporal que puede ser capacitación preliminar para prepararles para una asociación estrecha en algún destino futuro no revelado. En Uversa es nuestra creencia que, cuando los superuniversos finalmente estén establecidos en luz y vida, estos Hijos Instructores Paradisiacos, que se han familiarizado tan profundamente con los problemas de los mundos evolucionarios y se han asociado por tanto tiempo con la carrera de los mortales evolucionarios, probablemente serán transferidos a la asociación eterna con el Cuerpo de Finalistas en el Paraíso.
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10. El Ministerio Unido de los Hijos Paradisiacos
(232.4) 20:10.1 Todos los Hijos de Dios Paradisiacos son de origen y naturaleza divina. En el trabajo de cada Hijo Paradisiaco para el bien de cada mundo, es como si ese Hijo de servicio fuera el primero y único Hijo de Dios.
(232.5) 20:10.2 Los Hijos Paradisiacos son la presentación divina de las naturalezas actuantes de las tres personas de la Deidad a los dominios del tiempo y del espacio. Los Hijos Creadores, Magisteriales e Instructores son los dones de las Deidades eternas a los hijos de los mortales y a todas las demás criaturas universales de potencial de ascensión. Estos Hijos de Dios son los ministros divinos que se dedican incesantemente a la tarea de ayudar a las criaturas del tiempo para que alcancen el elevado objetivo espiritual de la eternidad.
(232.6) 20:10.3 En los Hijos Creadores, el amor del Padre Universal se combina con la misericordia del Hijo Eterno y se revela a los universos locales en el poder creativo, el ministerio amante, y la soberanía comprensiva de los Micaeles. En los Hijos Magisteriales, la misericordia del Hijo Eterno, unida con el ministerio del Espíritu Infinito, se revela a los dominios evolucionarios en las carreras de estos Avonales de juicio, servicio y autootorgamiento. En los Hijos Instructores Trinitarios el amor, misericordia y ministerio de las tres Deidades del Paraíso están coordinados en los más elevados niveles de valor espacio-temporal y son presentados a los universos como verdad viviente, bondad divina, y verdadera belleza espiritual.
(233.1) 20:10.4 En los universos locales, estas órdenes de filiación colaboran para revelar las Deidades del Paraíso a las criaturas del espacio; como Padre de un universo local, un Hijo Creador retrata el carácter infinito del Padre Universal. Como Hijos autootorgadores de misericordia, los Avonales revelan la naturaleza incomparable del Hijo Eterno de infinita compasión. Como verdaderos maestros de las personalidades ascendentes, los Hijos Dainales Trinitarios revelan la personalidad de maestro del Espíritu Infinito. Los Micaeles, los Avonales y los Dainales en su cooperación divinamente perfecta contribuyen a la actualización y revelación de la personalidad y soberanía de Dios el Supremo en los universos del tiempo y del espacio y para los mismos. En la armonía de sus actividades triunas estos Hijos de Dios Paradisiacos funcionan siempre a la vanguardia de las personalidades de la Deidad al seguir la expansión inacabable de la divinidad de la Primera Gran Fuente y Centro desde la sempiterna Isla del Paraíso hacia las profundidades desconocidas del espacio.
(233.2) 20:10.5 [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría de Uversa.]
Documento 21
Los Hijos Creadores Paradisiacos
(234.1) 21:0.1 LOS Hijos Creadores son los hacedores y gobernantes de los universos locales del tiempo y del espacio. Estos creadores y soberanos universales son de origen dual, incorporando las características de Dios el Padre y Dios el Hijo. Pero cada Hijo Creador es distinto a todos los demás; cada uno es único en su naturaleza así como también en su personalidad; cada uno es el «Hijo unigénito» del perfecto ideal divino de su origen.
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(234.2) 21:0.2 En la vasta tarea de organizar, evolucionar, y perfeccionar un universo local, estos elevados Hijos siempre disfrutan de la sustentadora aprobación del Padre Universal. La relación de los Hijos Creadores con su Padre en el Paraíso es conmovedora y superlativa. Indudablemente el afecto profundo de la Deidad progenitora por su progenie divina, es la fuente de ese amor hermoso y casi divino que aun los padres mortales tienen por sus hijos.
(234.4) 21:0.4 El Micael original o primogénito no ha experimentado nunca la encarnación como ser material, pero siete veces ha pasado por la experiencia del ascenso de las criaturas espirituales en los siete circuitos de Havona, avanzando desde las esferas exteriores hasta el circuito más interior de la creación central. La orden de Micael conoce el gran universo de una punta a la otra; no existe experiencia esencial de ninguno de los hijos del tiempo y del espacio en la que los Micaeles no hayan participado personalmente; son de hecho participantes no solo de la naturaleza divina sino también de vuestra naturaleza, o sea de todas las naturalezas, desde la más alta hasta la más humilde.
(234.5) 21:0.5 El Micael original es el jefe que preside a los Hijos Paradisiacos primarios cuando éstos se reúnen para conferenciar en el centro de todas las cosas. No hace mucho, en Uversa, registramos una transmisión universal de un extraordinario cónclave de ciento cincuenta mil Hijos Creadores reunidos en la Isla eterna en presencia de los progenitores y ocupados en deliberaciones que tenían que ver con el progreso de la unificación y estabilización del universo de los universos. Este fue un grupo selecto de Micaeles Mayores, Hijos de siete autootorgamientos.
1. El Origen y la Naturaleza de los Hijos Creadores


(234.6) 21:1.1 Cuando la plenitud de la ideación espiritual absoluta en el Hijo Eterno se encuentra con la plenitud del concepto absoluto de personalidad en el Padre Universal, cuando dicha unión creadora se alcanza final y plenamente, cuando ocurren tan absoluta identidad de espíritu y tan infinita unidad de concepto de la personalidad, entonces, sin pérdida de nada de personalidad o de la prerrogativa de ninguna de las dos Deidades infinitas, en ese mismo momento, destella a la existencia completa un nuevo y original Hijo Creador, el único Hijo del ideal perfecto y de la poderosa idea cuya unión produce esta nueva personalidad creadora de poder y perfección.
(235.1) 21:1.2 Cada Hijo Creador es el unigénito y el único vástago nacible de la unión perfecta de los conceptos originales de las dos mentes infinitas y eternas y perfectas de los Creadores sempiternos del universo de los universos. No puede haber jamás otro Hijo tal, porque cada Hijo Creador es la expresión e incorporación no cualificada, completa y final de todas y cada una de las fases de cada característica de cada posibilidad de cada realidad divina que por toda la eternidad podría encontrarse en, expresarse por, o evolucionarse a partir de aquellos potenciales creadores divinos que se unieron para traer a la existencia a este Hijo Micael. Cada Hijo Creador es el absoluto de los unidos conceptos de Deidad que constituyen su origen divino.
3. La Soberanía en un Universo Local +
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(237.3) 21:3.1 Un Hijo Creador recibe los límites de un universo por consentimiento de la Trinidad del Paraíso y con la confirmación del Espíritu Rector supervisor del correspondiente superuniverso. Dicha acción constituye el título de posesión física, una tenencia cósmica. Pero la elevación de un Hijo Micael desde esta etapa inicial y autolimitada de gobierno a la supremacía experiencial de la soberanía autoganada viene como resultado de sus propias experiencias personales en la tarea de crear un universo y otorgarse en una encarnación. Pero hasta lograr ganar la soberanía por medio de los autootorgamientos, gobierna como vicerregente del Padre Universal.
(237.4) 21:3.2 Un Hijo Creador podría reclamar soberanía plena sobre su creación personal en todo momento, pero sabiamente elige no hacerlo. Si antes de pasar por los autootorgamientos en semejanza de las criaturas, asumiera una soberanía suprema no ganada, las personalidades paradisiacas residentes en su universo local se retirarían. Pero esto no ha ocurrido jamás a través de todas las creaciones del tiempo y del espacio.
(238.8) 21:3.14 Si la autoridad o la administración del Hijo Creador son desafiadas, atacadas, o puestas en peligro, él ha prometido eternamente sostener, proteger, defender y si es necesario recobrar su creación personal. Tan sólo las criaturas creadas por ellos o por seres más elevados de su propia selección pueden perturbar o molestar a estos Hijos. Se podría deducir que «los seres más elevados», aquellos de origen en niveles por encima del universo local, con toda probabilidad no causarían problemas a un Hijo Creador, y esto es así. Pero podrían hacerlo si así lo eligiesen. La virtud es volitiva en la personalidad. La rectitud no es automática en las criaturas de libre albedrío.
(238.9) 21:3.15 Antes de completar la carrera de autootorgamientos, un Hijo Creador gobierna con ciertas limitaciones autoimpuestas de la soberanía, pero después de completar su servicio de autootorgamientos, gobierna por virtud de su experiencia real, ganada en la forma y semejanza de sus múltiples criaturas. Cuando un Creador ha habitado siete veces entre sus criaturas, cuando completa su carrera de autootorgamientos, entonces se establece en forma suprema en la autoridad del universo; él se ha vuelto un Hijo Mayor, un soberano y gobernante supremo.
(238.10) 21:3.16 La técnica de obtener soberanía suprema sobre un universo local comprende los siguientes siete pasos experienciales:
(238.11) 21:3.17 1. Penetrar experiencialmente en siete niveles de existencia de criaturas a través de la técnica del autootorgamiento en la semejanza misma de las criaturas de cada nivel correspondiente.
(238.12) 21:3.18 2. Hacer una consagración experiencial a cada fase de la voluntad séptuple de la Deidad Paradisiaca tal como está personificada en los Siete Espíritus Rectores.
(239.1) 21:3.19 3. Atravesar cada una de las siete experiencias en los niveles de criaturas, simultáneamente con la ejecución de una de las siete consagraciones a la voluntad de la Deidad Paradisiaca.
(239.2) 21:3.20 4. En cada nivel de criaturas, mostrar experiencialmente la cúspide de vida de las criaturas a la Deidad Paradisiaca y a todas las inteligencias universales.
(239.3) 21:3.21 5. En cada nivel de criaturas, revelar experiencialmente una fase de la voluntad séptuple de la Deidad al nivel del respectivo autootorgamiento y a todo el universo.
(239.4) 21:3.22 6. Unificar experiencialmente la séptuple experiencia de criaturas con la séptuple experiencia de consagración a la revelación de la naturaleza y voluntad de la Deidad.
(239.5) 21:3.23 7. Alcanzar una nueva relación más elevada con el Ser Supremo. La repercusión de la totalidad de esta experiencia de Creador-criatura aumenta la realidad superuniversal de Dios el Supremo y la soberanía espacio-temporal del Supremo Todopoderoso y actualiza la soberanía suprema en el universo local de un Micael Paradisiaco.
Urantia 6(239.6) 21:3.24 Al establecer el asunto de la soberanía en un universo local, el Hijo Creador no sólo demuestra su propia idoneidad de gobierno sino que también revela la naturaleza y retrata la actitud séptuple de la Deidad del Paraíso. La comprensión finita y la apreciación por parte de las criaturas de la primacía del Padre atañe a la aventura del Hijo Creador cuando condesciende tomar la forma y las experiencias de sus criaturas. Estos Hijos primarios del Paraíso son los verdaderos reveladores de la naturaleza amante y beneficiosa autoridad del Padre, el mismo Padre que, en asociación con el Hijo y el Espíritu, es el jefe universal de todo poder, personalidad y gobierno a lo largo y a lo ancho de todos los reinos universales.
4. Los Autootorgamientos de los Micaeles
(239.9) 21:4.3 Aunque estos siete autootorgamientos varían en los diferentes sectores y universos, siempre comprenden la aventura de otorgarse en forma de un mortal. En el autootorgamiento terminal, un Hijo Creador aparece como miembro de una de las razas mortales más elevadas en algún mundo habitado, generalmente como miembro de ese grupo racial que contiene el mayor legado hereditario de la cepa adánica que fuera importada previamente para elevar el estado físico de los pueblos de origen animal. Sólo una vez en su carrera séptuple como Hijo autootorgador nace de mujer el Micael Paradisiaco, tal como vosotros tenéis el registro del infante de Belén. Una sola vez vive y muere como miembro de la orden más baja de criaturas volitivas evolucionarias.
(239.10) 21:4.4 Después de cada uno de sus autootorgamientos, un Hijo Creador prosigue a «la derecha del Padre» para ganar allí la aceptación del Padre respecto a su autootorgamiento y para recibir instrucciones preparatorias para el próximo episodio de servicio universal. Después del séptimo y final autootorgamiento, el Hijo Creador recibe del Padre Universal la autoridad y jurisdicción suprema sobre todo su universo.
(240.1) 21:4.5 Está en los registros que el último Hijo divino que apareció en vuestro planeta era un Hijo Creador Paradisiaco quien había completado seis fases de su carrera de autootorgamientos; por consiguiente, cuando liberó su posesión consciente de la vida encarnada en Urantia, podía decir, y efectivamente dijo, «Consumado es» —literalmente, se había terminado. Su muerte en Urantia completó su carrera de autootorgamientos; era el último paso en satisfacer el juramento sagrado de un Hijo Creador Paradisiaco. Cuando han adquirido esta experiencia, estos Hijos son soberanos supremos del universo; ya no gobiernan como vicerregentes del Padre sino por su propio derecho y en su propio nombre como «Rey de Reyes y Señor de Señores». Con algunas excepciones declaradas, estos Hijos de autootorgamientos séptuples son no cualificadamente supremos en los universos de su morada. En cuanto a su universo local, «todo el poder en el cielo y en la tierra» fue delegado a este Hijo Mayor triunfador y coronado.
(240.2) 21:4.6 Los Hijos Creadores, después de completar sus carreras de autootorgamientos, son considerados como una orden separada, Hijos Mayores séptuples. En persona los Hijos Mayores son idénticos a los Hijos Creadores, pero han pasado por tan singular experiencia en los autootorgamientos que se los considera comúnmente de una orden distinta. Cuando un Creador se digna efectuar un autootorgamiento, un cambio real y permanente está destinado a ocurrir. Es verdad que el Hijo autootorgador sigue siendo y no es menos que un Creador, pero ha agregado a su naturaleza la experiencia de una criatura, lo cual por siempre lo eleva del nivel divino de Hijo Creador al plano experiencial de Hijo Mayor, el que ha ganado plenamente el derecho de gobernar un universo y administrar sus mundos. Estos seres incorporan todo lo que se puede obtener de la paternidad divina y abarcan todo lo que se puede derivar de la experiencia de la criatura perfeccionada. ¡Por qué se lamenta el hombre de su origen bajo y su forzada carrera evolucionaria cuando los Dioses mismos han de pasar por una experiencia equivalente antes de ser considerados experiencialmente merecedores y competentes para gobernar final y plenamente sus dominios universales!
5. La Relación de los Hijos Mayores con el Universo
(240.3) 21:5.1 El poder de un Micael Mayor es ilimitado porque deriva de la asociación experiencial con la Trinidad del Paraíso, es indisputable porque deriva de la experiencia real como criaturas sujetas a dicha autoridad. La naturaleza de soberanía de un Hijo Creador séptuple es suprema porque:
(240.4) 21:5.2 1. Comprende el punto de vista séptuple de la Deidad Paradisiaca.
(240.5) 21:5.3 2. Incorpora la actitud séptuple de las criaturas del tiempo y del espacio.
(240.6) 21:5.4 3. Sintetiza perfectamente la actitud paradisiaca y el punto de vista de la criatura.
(240.7) 21:5.5 Esta soberanía experiencial por lo tanto incluye totalmente la divinidad de Dios el Séptuple que culmina en el Ser Supremo. Y la soberanía personal de un Hijo séptuple es como la soberanía futura del Ser Supremo que algún día se va a completar, porque comprende como lo hace el contenido más pleno posible de poder y autoridad de la Trinidad del Paraíso manifestable dentro de los límites correspondientes de tiempo y espacio.
(240.8) 21:5.6 Con el logro de la soberanía suprema en el universo local, y durante la presente edad universal, se desvanece del Hijo Micael el poder y la oportunidad de crear tipos enteramente nuevos de seres creados durante la presente era universal. Pero la pérdida de poder de un Hijo Mayor para originar órdenes enteramente nuevas de seres no interfiere de ninguna manera con la tarea de elaboración de vida ya establecida y en proceso de desarrollo; este vasto programa de evolución universal prosigue sin interrupción ni acortamientos. La adquisición de la soberanía suprema por un Hijo Mayor implica la responsabilidad de la devoción personal a fomentar y administrar aquello que ya ha sido diseñado y creado, y aquello que será posteriormente producido por los que han sido así diseñados y creados. Con el tiempo es posible que se desarrolle una evolución casi infinita de seres distintos, pero ningún modelo original ni tipo enteramente nuevo de criatura inteligente se originará directamente desde este momento en adelante de un Hijo Mayor. Éste es el primer paso, el comienzo, de una administración establecida en cualquier universo local.
(241.1) 21:5.7 La elevación de un Hijo autootorgador séptuple a la soberanía incuestionable de su universo significa el comienzo del fin de la inseguridad y confusión relativa de una edad. Después de este acontecimiento, lo que alguna vez no pueda ser espiritualizado finalmente se desorganizará; aquello que no puede ser coordinado con la realidad cósmica será finalmente destruido. Cuando las disposiciones de la misericordia sin fin y de la paciencia sin nombre se han agotado en el esfuerzo de ganar la lealtad y devoción de todas las criaturas volitivas de los reinos, prevalecerán la justicia y la rectitud. Aquello que la misericordia no puede rehabilitar, la justicia finalmente aniquilará.
(241.2) 21:5.8 Los Micaeles Mayores son supremos en sus propios universos locales una vez que han sido instalados como gobernantes soberanos. Las pocas limitaciones a su gobierno son aquellas inherentes en la preexistencia cósmica de ciertas fuerzas y personalidades. Por otra parte estos Hijos Soberanos son supremos en autoridad, responsabilidad, y poder administrativo en sus respectivos universos; son como Creadores y Dioses, supremos virtualmente en todas las cosas. No hay discernimiento ni comprensión más allá de su sabiduría en cuanto al funcionamiento de un universo dado.
(241.3) 21:5.9 Después de su elevación a la soberanía establecida en un universo local un Micael Paradisiaco está en pleno control de todos los demás Hijos de Dios que funcionan en su dominio, y puede gobernar libremente de acuerdo con su concepto de las necesidades de su reino. Un Hijo Mayor puede a su voluntad cambiar el orden de la adjudicación espiritual y del ajuste evolucionario de los planetas habitados. Y estos Hijos elaboran y llevan a cabo los planes de su propia elección en todos los asuntos de las necesidades planetarias especiales, en particular en relación con los mundos de su estadía en forma de criatura y aún más en relación con el reino del último autootorgamiento, el planeta de la encarnación en semejanza de la carne mortal.
(241.4) 21:5.10 Los Hijos Soberanos parecen estar en comunicación perfecta con sus mundos de encarnación, no sólo los mundos de su estadía personal sino todos los mundos en los que se haya otorgado un Hijo Magisterial. Este contacto es mantenido por su propia presencia espiritual, el Espíritu de la Verdad, que ellos pueden «derramar sobre toda la carne». Estos Hijos Mayores también mantienen una conexión ininterrumpida con el Hijo Materno Eterno en el centro de todas las cosas. Poseen un alcance compasivo que se extiende del Padre Universal en las alturas hasta las razas humildes de la vida planetaria en los reinos del tiempo.
6. El Destino de los Micaeles Mayores
Urantia 6
(242.2) 21:6.3 Es altamente probable que estos poderes creadores no revelados permanecerán autocontenidos a lo largo de la presente era universal. Pero en algún momento en el futuro distante, en los universos del espacio exterior que se están movilizando actualmente, creemos que el enlace entre un Hijo Mayor séptuple y un Espíritu Creativo de séptima etapa pueda alcanzar los niveles absonitos de servicio, y esto es acompañado por la aparición de nuevas cosas, significados y valores en los niveles trascendentales del significado universal último.
(242.3) 21:6.4 Así como la Deidad del Supremo se está actualizando por virtud del servicio experiencial, del mismo modo los Hijos Creadores están alcanzando la realización personal de los potenciales de divinidad paradisiaca contenidos en sus naturalezas inescrutables. Cuando Cristo Micael estaba en Urantia, dijo cierta vez: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Y creemos que en la eternidad los Micaeles están literalmente destinados a ser «el camino, la verdad y la vida», iluminando siempre la senda para todas las personalidades del universo conduciendo desde la divinidad suprema a través de la absonidad última a la finalidad eterna de deidad.
(242.4) 21:6.5 [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría.]
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