En España y en general en los sistemas políticos occidentales la administración pública se basa en el principio de la representatividad: los ciudadanos elegimos a nuestros representantes para que asuman cargos políticos y administrativos.
Los elegidos administran. Nosotros juzgamos como lo hacen y en los siguientes comicios puede que votemos a otros.
¿es esto realmente interesante?
Probablemente ya es un sistema que debería pertenecer al pasado. Estamos viviendo cambios que nos deberían llevar a modelos totalmente diferentes, mucho más avanzados.
Los cambios que están afectando al mundo editorial y de la comunicación nos pueden conducir hacia un escenario mucho más interesante.
Veamos.
En el sistema democrático representativo, la prensa y los medios de comunicación deberían “controlar” el trabajo de los elegidos, informar a la ciudadanía sobre sus decisiones y su política de gestión. Su independencia es imprescindible para que puedan operar en total libertad, sin presiones ni obligaciones.
¿Existe hoy esta independencia?
Yo me atrevería a decir que ya no la hay.
Las razones son muchas. La más significativa es la concentración en unas pocas manos del control de las empresas más importantes de un país. Esta situación es posible en el actual sistema económico, que permite y favorece los monopolios.
Hoy la mayoría de los medios dependen de la publicidad; en algunos casos como en Italia dependen de las ayudas económicas del estado. La gestión de la publicidad ha cambiado muchísimo en los últimos años, en el pasado los medios contaban con una cartera de clientes muy extensa que hoy se está viendo reducida drásticamente. Cada medio está controlado por unos pocos grupos económicos, que sin ningún rémora influencian y censuran sus contenidos.
Los medios son hoy grandes agencias de comunicación, su papel social, fundamental para la democracia representativa, ha desaparecido completamente. En Italia (no conozco exactamente la situación española), existen periódicos y televisiones muy poco rentables que siguen funcionando gracias al dinero de lobbies que los financian con el único objetivo de presionar (¿manipular?) la opinión pública sobre ciertos temas o ideologías.
¿Dónde está el ciudadano?
¿Qué es lo que podemos hacer frente a esta situación?
Probablemente lo primero es volver a tener el control sobre el sistema de comunicación, algo que a nivel local está totalmente a nuestro alcance.
La oportunidad nos viene de lo que Francesco Cingolani llama “urban ambient awareness” que podríamos traducir como “conciencia/conocimiento de lo que nos rodea”; algo que se genera gracias a las micro-informaciones compartida sin intermediarios (twitter, facebook, blogs, etc..) por la gente de nuestro entorno más próximo, sea social o físico.
¿Quién conoce mejor lo que acaba de pasar a la vuelta de la esquina?
Todos nos estamos volviendo productores de información local, sea directamente sea indirectamente; empezamos a acostumbrarnos a tener en cuenta más fuentes de información muchas de las cuales no son profesionales sino que proceden de otros ciudadanos.
La blogosfera local y en general toda la información que cotidianamente volcamos en la red genera un nuevo paradigma de información basado en un modelo distribuido.
Existe en Madrid un interesante proyecto que investiga estas dinámicas. Se trata de madridwiki.com, un agregador de noticias sobre Madrid. Esta plataforma funciona como un catalizador de atención que pretende dar mayor visibilidad a todo lo que los mismos madrileños cuentan sobre su ciudad. Su objetivo es resaltar el valor de la información local producida por los propios ciudadanos y redistribuir la atención conseguida hacia los blogs fuente: no se trata de un contenedor sino más bien de un flujo que ofrece accesos directos a información ciudadana actualizada.
Este tipo de plataformas impulsan un nuevo modelo de información que con el tiempo puede reducir la influencia de los medios de comunicación de masa. Los administradores locales se verán obligados a relacionarse con este nuevo tipo de comunicación, mucho más horizontal y distribuida: una oportunidad para generar un intento de “control social” que mejore la transparencia.
Transparencia. Un concepto que justo ahora es de tremenda actualidad, gracias al caso Wikileaks.
Durante años hemos asumido que la transparencia no solo es algo difícil de conseguir, sino que es algo innecesario.
Como comenta Manuel Castells en una reciente entrevista: la capacidad que tenemos para crear una democracia informada interactiva no la estamos aprovechando porque la clase política todavía no se ha convencido de que se ha acabado el sistema en el que estaban y de que si ellos mismos no lo reforman y lo reorganizan, se lo reformaran o se lo destruirán sin reforma.
Independientemente del apoyo y de la visibilidad que puedan conseguir por los medios tradicionales, los ciudadanos ya disponemos de las herramientas para organizarnos y formar grupos de presión social.
Un ejemplo es el proyecto Open Parlamento, una herramienta Web que permite monitorizar de forma distribuida el trabajo de los diputados del parlamento italiano.
La pagina Web ofrece mucha información sobre los proyectos de ley y en general sobre toda la actividad del Parlamento Italiano. Lo más interesante es su sistema de seguimiento distribuido que nos permite controlar la actividad política de cada diputado. Cada ciudadano puede “adoptar” un diputado, publicar todas sus declaraciones públicas y compararlas con su actividad parlamentaria.
Imaginemos algo parecido aplicado a un nivel mucho más local. Este mismo sistema de seguimiento parlamentario aplicado a un gobierno local, de ciudad, generaría una comunidad en torno a él. Seguramente se le asociarían también otros proyectos cercanos geográfica y socialmente. El resultado seria un entorno caracterizado por una mayor capacidad por los ciudadanos de organizarse y ejercer presión. Estaríamos hablando de un innovador proceso de transformación de la estructura administrativa hacia una democracia más participativa.
Este mismo modelo de comunicación horizontal no solamente nos es útil para “controlar” y pedir cuentas a los administradores elegidos, sino que nos permite a nosotros ciudadanos auto-organizarnos para ser elegidos.
Un ejemplo es el movimiento “5 stelle” promovido por el humorista italiano Beppe Grillo. No se trata de un partido si no de una estructura descentralizada: cualquiera puede crear un nuevo nudo del movimiento con solo comprometerse a respetar un documento de programa basado en cinco puntos. Este sistema permite a cualquier ciudadano comprometido con la propia ciudad presentarse a las elecciones y en muchos casos ser elegido.
Su compromiso con la ciudadanía y el movimiento que le apoya le obliga a rendir cuentas constantemente sobre su trabajo en la administración pública. Los métodos que utilizan son muy sencillos, cuentas en redes sociales como twitter y facebook, blog personal y una Web-cam en la sala de junta para retransmitir en directo todos los plenos.
Este modelo empieza a poner en crisis el modelo de democracia representativa y propone las bases para llegar a una democracia participativa. La clave está en que el diálogo con sus votantes no es cíclico, es decir que no se concentra sólo en el momento en el que se aproximan las votaciones, sino que se construye durante todo el mandato.
Me pregunto si el actual sistema político basado en partidos tendría sentido una vez asentado y generalizado este nuevo modelo.
Referencias
Brave New World of Digital Intimacy – Clive Thompson
Urban Ambient Awareness – Francesco Cingolani
Ambient intimacy – Enrique Dans
Texto escrito por Domenico Di Siena (@urbanohumano) y publicado en el Blog de La Ciudad Viva para Ecosistema Urbano (@ecosistema)
Foto de Alé con licencia Creative Commons.