El yerno del rey, por fin, ha sido imputado. La monarquía ha puesto en marcha toda su artillería para lanzar a los leones a Iñaki Urdangarín y salvar de la quema a Juan Carlos I y su hijo Felipe. El marido de la infanta Cristina es, a tenor de todas las pruebas acumuladas, responsable de la comisión de graves delitos, pero que nadie se engañe. Sus actuaciones no han sido ajenas, de ningún modo, a la Zarzuela, ni a Gobiernos autónomicos, que han pasado por la caja negra de Noos. El rey sabía lo que hacía su yerno y le dejo jugar a hombre de negocios. El PP pagó facturas millonarias y el PSOE era consciente de todo lo que estaba ocurrriendo. Urdangarín se creía impune y tenía razones para ello. Ahora, se le presenta como el único culpable, pero esta trama, por acción u omisión, va mucho más lejos. Ojalá algún día sepamos hasta dónde.