Isabel Pérez de Sierra SEMlac.- Pese a que varios representantes de la Iglesia católica manifestaron en las últimas semanas su contrariedad por la aprobación del proyecto de ley de “matrimonio igualitario”, Uruguay está a un paso de reconocer esa institución para dos contrayentes, sean o no de distinto sexo. Obispos y el Arzobispo de la ciudad de Montevideo se pronunciaron durante las misas de la “Semana Santa” contra el matrimonio igualitario en Uruguay. Sin embargo, el Senado uruguayo ratificó su tradición laica al aprobar por 23 votos de 31 el proyecto de ley conocido como de “matrimonio igualitario”, el pasado 2 de abril. El texto, que ya había recibido su aprobación por los diputados y diputadas, recogió algunas modificaciones en su pasaje por la cámara alta, por lo que deberá volverse a tratar, el próximo 10 de abril, para su sanción definitiva en la cámara de representantes. La agrupación denominada Diversidad Frenteamplista (Frente Amplio es el nombre que lleva el partido de gobierno actual) difundió un comunicado donde llama la atención sobre las afirmaciones que incitan a “la discriminación y la segregación”, y “siembran intolerancia hacia las personas que manifiestan su adhesión al proyecto, llegando incluso hasta la utilización de amenazas de infierno y sufrimiento a quienes lo voten”. El documento hace referencia, a su vez, a que no es adecuado convocar a los legisladores a “tomar conciencia”, cuando no son sus “creencias particulares” las que se ponen en consideración ante la votación de la ciudadanía al ser electos.
La agrupación recordó también que, frente a otros acontecimientos históricos de avance en derechos, tales como la obtención del voto femenino o el divorcio (en Uruguay vigente desde principios del siglo XX), también hubo antes posturas de intolerancia y resistencia.
Nuevos sentidos, viejas instituciones
Además de los votos del oficialismo, acompañaron la propuesta representantes de la oposición política, dando cuenta del consenso interpartidario que logró propiciar este proyecto, que tuvo como redactora a Michelle Suárez, abogada trans y activista del colectivo por la diversidad Ovejas Negras.
Para la legisladora oficialista Constanza Moreira, la iniciativa votada es igualitaria “en un sentido que va más allá de la diversidad u orientación sexual de las personas”, en tanto no sólo redefine la institución del matrimonio, sino que permite además el divorcio por la sola voluntad de los cónyuges.
Según el nuevo texto, las parejas unidas en matrimonio podrán decidir además poner el apellido de la mujer como el primero de sus hijos o hijas, hecho que desestructura la actual concepción patriarcal del Código Civil uruguayo, que establece como primer apellido obligatorio el del varón.
“El apellido de la mujer va a dejar de estar invisibilizado o secundarizado en relación con el del hombre”, opinó Moreira.
Por otro lado, el texto establece una modificación importantísima al Código Civil respecto de la edad mínima admitida para contraer matrimonio, que se establece actualmente para las niñas a los 12 y los varones a los 14 años.
De votarse tal cual esta norma, la edad mínima pasará a ser en ambos casos los 16 años, garantizando la protección de un derecho humano básico que estaba siendo vulnerado en Uruguay: el que las niñas no sean sometidas al matrimonio por la fuerza.
El modelo en cuestión
Moreira señaló durante la sesión que, “desde que hay sociedad humana, no hay naturaleza, no hay nada más falto de naturaleza que las leyes y las normas”, contraponiéndose a los discursos que afirman que este proyecto va contra una supuesta “naturaleza” de la atracción hombre-mujer.
En cuanto a la fundamentación de que la propuesta desestructura un tipo ideal de familia, Carmen Beramendi, senadora suplente y ex directora del Instituto Nacional de las Mujeres, sostuvo: “si eso está en crisis, bienvenida la crisis de la familia autoritaria y patriarcal”.
“Veamos en esa crisis la oportunidad de construir familias que no se definan por la composición, sino por los lazos permanentes de afecto y de amor de quienes participan en ella”, sentenció.
Uno de los opositores al proyecto, El senador Luis Alberto Lacalle, expuso su discrepancia respecto a que equiparar derechos en el acceso a los bienes y la herencia para las mujeres frente a los hombres sea lo mismo que hacer que “el matrimonio sea algo que no es, y que no podrá ser de acuerdo al concepto y el sentido natural y obvio de la palabra”.
Publicado por Género con Clase