Diego nació en Zaragoza,
pero con dos años cambió el cierzo por la lluvia, la Romareda por The Valley y
el club de una región por uno de los tantos en Londres. Sus primeros recuerdos
futbolísticos le sitúan en torno a White Hart Lane. “Me acuerdo de ir a ver a
mi padre jugar, especialmente en el Tottenham. Iba con toda mi familia los
sábados”. Y como muchos chavales, la pelota rodó como contribución del paso de
los años. “En mi casa es todo fútbol. Todos los días hay algún partido. En ese
ambiente crecí, queriendo ser como mi padre o mi hermano mayor. Era mi sueño
poder jugar al fútbol y que fuese mi trabajo”
No es el único de su
familia, la saga Poyet, se remonta a lo largo de tres generaciones. El abuelo,
Washington Poyet, fue internacional por Uruguay en baloncesto, Gustavo tomó el
relevo cambiando de disciplina (mantuvo la planta) y Diego quiere sentir la
camiseta charrúa en su pecho.
Español de nacimiento, con
pasaporte inglés por residencia y uruguayo por herencia, el actual jugador del
West Ham United tomó una decisión al respecto en 2015. En septiembre del pasado
año fue convocado por Inglaterra Sub-20 de cara a un encuentro amistoso, pero
Diego puso freno. Necesitaba elegir. “Jugué unos partidos para Inglaterra (sub-16
y sub-17), pero llega un momento en el que tienes que decidir porque me estaban
llamando de Uruguay e Inglaterra y en un momento le dije a mi padre que no
quería viajar más con la inglesa porque podían decir ‘decidió jugar con la
inglesa, ya no le llamo de Uruguay’ o ir a la uruguaya sin decir nada en
Inglaterra…así que les dije a las dos que por unos meses no quería decidir nada
porque tenía ofertas de los dos muy buenas. Los dos me decían que sólo eran
amistosos y que no pasaba nada porque después podía cambiar, pero no quería
hacer eso más. Ahora he decidido ir con Uruguay”
Ese maño podría estar jugando en España, con España, otro más que perdemos por no ver más allá de los Pirineos. Nos creemos tener la mejor liga del mundo, así nos va, tenemos lo que queremos.